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sábado, 15 de octubre de 2011

Lecciones de filosofía

Jueves, 20.00h en la Argentina. Mientras zapeo los canales de la televisión haciendo tiempo para salir de casa, me llama la atención un programa en el que un hombre mayor, con melena de filósofo y atildada indumentaria de profesor, se desplaza graciosamente por un escenario donde se mezclan ingeniosamente el diseño y la teconología, mientras da a los televidentes, en horario de alta audiencia, una clase de filosofía.
El tono profesoral, los ademanes desenvueltos y amables invitan a escuchar una lección que de otro modo parecería un insufrible pestiño. En efecto, el convincente profesor desgrana con buen vocabulario y con conceptos sencillos algunos de los conceptos elementales de la filosofía clásica para uso del público en general.
El profesor, según deduzco experto en la sofística, parte de algunas ideas básicas, irrefutables, para saltar inmediatamente al terreno de la especulación ideológica. Dejando de lado el "amor por la sabiduría", el aguerrido profesor se adentra inmediatamente en una versión maniquea de la historia, que según sus hábiles y engañosas deducciones nos lleva inevitablemente a un pensamiento propio latinoamericano, fundado en la lucha, en la confrontación con el "otro", que no es otro que el mundo occidental, o el mundo desarrollado, o como erróneamente asevera nuestro filósofo, "los países centrales".
De allí a remontarse a los tiempos de la conquista y "genocidio", cuando unos despiadados europeos, empujados por la codicia de sus reyes y por el mandato de una filosofía "eurocentrista" llegaron a las salvajes y pacíficas costas americanas para cumplir su criminal "destino", no hay más que un paso.
Y de esos vientos vienen estas tempestades, es decir, la situación de humillación y postración que sufren los pueblos de América, la necesidad de una confrontación con esos poderes siniestros ya sean europeos o norteamericanos, la inevitable lucha contra esos esquemas de pensamiento impuestos, que si en otros tiempos venían de la mano de la cruz, hoy se presentan junto con algo tan prosáico como el FMI ( Fondo Monetario Internacional, para los profanos). En fin, un curso en pocos minutos de filosofía, de filosofía de la historia y de lo que Popper llamó "la miseria del historicismo". Esa idea peregrina por la que la historia tiene unas reglas que nos llevan inevitablemente a un destino, que en manos de los marxistas se convirtió en una sociedad sin clases.
Todo ellos dicho con un tono amable, casi confidencial, y con una seguridad científica, que no deja lugar a la pregunta, a la duda. Tdodo viene así entrelazado, desde la filosofía griega a nuestros días, para que hoy, los pueblos preiféricos ocupen su lugar en el mundo para, según entendí tener derecho a ser "otro" y enfrentarse con quienes quieran imponerles una identidad, que por más de quinientos años es impostada.
Nada extraño en esta diatriba antieuropea y antioccidental, si no fuera porque el filósofo que habla en perfecto español, es una persona de unos sesenta años, de tez blanca, de apellido centroeuropeo, y muy alejado de aquellos buenos salvajes que encontraron los españoles al llegar a América y cuyos descendientes hoy todavía se manifiestan en repúblicas con más de 200 años d e vida independiente, por sus derechos más elementales.
Pero no debo seguir, pues averiguo al tratar de conocer mejor al pacífico filósofo, que en realidad se trata de un terrible polemista, capaz de refutar cualquier tesis opuesta en cualquier medio y que al parecer la tiene tomada con los blogs. Seguiré viendo sus programas de televisión, y trataré de aprender algo de filosofía de la vida entre tanto.

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