Translate

Seguidores

domingo, 31 de octubre de 2010

Sánchez Dragó, Polanski y Mitterrand

¿Por qué somos como somos?. Éste es el título de un libro de divulgación escrito por Eduardo Punset, que plantea la pregunta adecuada, pero que no está en capacidad de darnos la respuesta anhelada a este dilema que nos acompaña en cada decisión que tomamos.

¿Por qué reaccionamos de una manera determinada ante los estímulos externos, por qué solemos hacerlo en bloque, con una marcada señal de pertenencia a un grupo, lo que al final nos hace previsibles?.

La reciente polémica levantada por el sindicato de telemadrid (televisión autonómica ¡vaya oximoron¡), en torno a un capítulo de un libro en el que Sánchez Dragó confiesa haberse acostado con dos niñas japonesas de 13 años en los "60", ha producido el alboroto habitual entre los progresistas y feministas de guardia, ante un episodio reprobable y seguramente criminal si se ha producido. El afán de escandalizar, de llamar la atención y vender más, parece haber sido el origen de esta confesión tardía. Dice Fernando que en realidad esto no ocurrió y ante la avalancha de críticas a la que se ha sumado la ministra de cultura González Sinde y la siempre solemne e indignada Leire Pajín, sánchez Dragó ha pedido excusas y rebatido la acusación.

Nada tiene de raro el incidente, y mucho menos las protestas. En todo tiempo y lugar la pedofilia es un delito y además una inmoralidad. Sorprende sin embargo que los mismos que atacan a FSD, fueran ardientes defensores de Polanski por considerar que un delito de violación de una menor que sí cometió debería haber prescrito moralmente (que no legalmente), y además, el genio del cineasta y su militancia progresista le hacían merecedor de una completa absolución.
Caso parecido es el del ministro francés de cultura, Fréderic Mitterrand, quien en un libro habló de sus experiencias sexuales con menores en Tailandia, y que fue un defensor de Polanski en su reciente periplo judicial. Este sobrino del santo laico François Mitterrand fue atacado por la derecha francesa, en tanto que la izquierda intelectual callaba, apoyando en este caso la liberta de expresión.

Tal vez las celosas guardianas del código progresista no sepan quién es FSD. Cómo deslumbró y sorprendió a la pacata España de los años 70 con su "Gargoris y Habidis", como fue un hippy de su tiempo y cómo en ese camino de salvación se volvió un reaccionario de los que reaccionan ante la corrección y el adocenamiento. Cómo en definitiva FSD podría haber sido uno de los suyos si no hubiera salido del rebaño.


Son casos similares con reacciones distintas. Reaccionamos según un código de valores, pero también según unas señas de identidad que nos hemos dado, que hemos adquirido o a las que nos han empujado. Una vez inmersos en la manada reaccionamos igual, tenemos similares tentaciones, aunque nuestros principios nos digan lo contrario.

¿Por qué seremos como somos? ¿En qué pliegue de nuestro cerebro se encierra nuestra identidad, nuestras convicciones, nuestra conciencia de nosotros mismos?

miércoles, 27 de octubre de 2010

De la correción política y otras vergüenzas

El fracaso, la caída, la muerte, de una persona conocida causan una primera reacción de condolencia, de conmiseración, que de manera superficial blinda al caído durante unas horas, unos días, mientras dura el luto, sin dejar aflorar los sentimientos reales de aquellos que los sufrieron. Es la corrección pólítica que hoy señalan los diarios argentinos, víctimas dilectas del afán autoritario del difunto Néstor Kirchner, ex presidente de Argentina y hombre fuerte del peronismo y por ende del país.

Ha muerto Nestor Kirchner de repente, dejando un vacío en sus múltiples tareas, y en la principal, la de verdadero dirigente del país y candidato a suceder de nuevo a su esposa para continuar la saga. Hoy Argentina le llora con el aspaviento y la exageración de los pueblos latinos. Mañana, después del ritual mortuorio, de la fiesta de la muerte tan querida a los peronistas, los mismos que le alaban le destrozarán con la precisión germánica de las gotas de esa sangre que corre por los argentinos.

Desaparecido Kirchner queda un vacío en esa izquierda populista que ha asolado Sudamérica en los últimos años, se pierde el dirigente peronista contradictorio, autoritario, ávido de poder y de dinero arrebatado a los que tienen para dárselo a los que no lo tienen, entre los que se incluyó él y su familia. La muerte fulminante, siempre inoportuna e incómoda trunca esa refundación del peronismo que encabezaba Néstor Kirchner y abre un nuevo compás de esepera en Argentina para que como una hidra de mil cabezas, el movimiento fundado por Perón se reencarne en cualquier otro ropaje populista que encandile una vez más a los argentinos.

Entre tanto, corrección, vela y duelo por la muerte, aun entre los que no lo soportaban, corrección política para respetar a quien no respetó. Para dolerse con quien causó dolor y satisfacción por partes iguales. Y así ocurre con las caídas inesperadas, como la de aquel ministro que lloró en su despedida, en su defenestración tan inoportuna como la muerte. E igualmente se respetará el llanto, la sentimentalidad de quien no tuvo compasión con los que no pensaban como él, de quien arrastró a los demás en sus necias obsesiones. Corrección política sólo rota por algún iconoclasta, por el democrático y peligroso tweeter, por aquel que dice las verdades del barquero sin esperar a que pase el duelo, quien dice lo que piensa sin necesidad de dar ese tiempo de cortesía que lo correcto políticamente nos exige.

jueves, 21 de octubre de 2010

Vanidades

Sic transit gloria mundi. ¡Qué raudo pasa el tiempo, especialmente cuando se pasa bien¡. Pero no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se salde. Todo depende de la medición, siempre incierta, de esa esquiva dimensión temporal.

Las lágrimas, el sonrojo, la sorpresa, acompañan a los cambios, a los ceses en los puestos de responsabilidad. Como si los cargos fueran eternos, como si los políticos se creyeran de verdad ese axioma según el cual deben actuar todos los días como si fueran a seguir de por vida. Por ello, el cese del ministro de asuntos exteriores de España, con lágrimas, emoción y estupor llega a todos los informativos.

Así son las cosas y así las vemos nosotros. Uno de los componentes más sólidos del poder es el poder de "nombrar", esa capacidad demiúrgica de actuar sobre los hombres, de decidir su destino, de dar y de quitar. Y pocos políticos tienen más poder de nombrar que un ministro de Asuntos Exteriores. En el caso de España, casi doscientos nombramientos de altos cargos que son propuestos al Consejo de Ministros y que cambian la vida de esas doscientas personas por unos años. Y de los salientes, que también son nombrados en la forma pasiva.

La estupefacción, la sorpresa, el por qué a mí, con lo mal que me viene en este momento. Esa es la regla habitual de los nombramientos. Se atribuye a Napoleón la frase de que "cada vez que nombro a un general dejo a cuatro descontentos y a un desagradecido". Esa es la otra cara de la moneda del poder. Y ahora le toca al alguacil  ser alguacilado. El ministro de asuntos exteriores se va con la nostalgia de los viajes en primera, de la adulación, del confort del poder, en su frivolidad o petulancia llega a nombrar entre los elementos de su nostalgia la "gastronomía y la bebida" de este Palacio de Santa Cruz, la mejor del gobierno. Esto el mismo día en que se publica el dato de la pobreza en España. Esa España que nos deja el Ministro, asentada ya en la segunda división mundial.
¡Vanidad de vanidades y todo es vanidad¡

Galería de santos laicos 10. Javier Solana

Decían que era tal su efusividad que abrazaba a las farolas. Desde sus inicios en la política, su sonrisa, su flequillo ralo y su barba se aliaban con un tono de voz suave que pillaba desprevenidos a sus adversarios y que encandilaba a sus seguidores.

Javier Solana Madariaga es sin duda el español de mayor relevancia en el mundo de los organismos internacionales. Su paso por la Secretaría General de la OTAN, primero y por la Unión Europea, como Alto representante para la política internacional y la seguridad le han dado una proyección y una agenda de contactos, que lo convierten hoy en uno de esos diplomáticos que tanto abundan en el mundo anglosajón, capaces de enseñar liderazgo y estrategia en las empresas y en las universidades después de pasar por las responsabilidades políticas.

No parecía ser éste su destino cuando comenzó su vida profesional como profesor de física del estado sólido y su vida política asistiendo a las primeras algaradas universitarias en los Estados Unidos, donde estudiaba con una beca fulbright. Tampoco cuando comenzó a figurar en la vida política española como ese hijo de buena familia, liberal y burguesa, que junto con su hermano visitaban a los príncipes en el palacio de la zarzuela en moto para que el casco no delatara a los entonces airados jóvenes Solana.

El triunfo del socialismo en España en 1982 le dio la oportunidad de ejercer su ministerio en cultura y  en educación, hasta que llegó su hora diplomática, ejerciendo su ministerio de Asuntos Exteriores y recordando a su tío abuelo, Salvador de Madariaga, funcionario de la Sociedad de Naciones y embajador.

Aquí surgió el nuevo Javier Solana. El jovial político amante de la cultura, la educación y la ciencia pasó a ser el diplomático tenaz, sinuoso y de compromiso, que le permitió pasar del "no a la OTAN" a ser secretario general de la misma en 1995. Del "no a la guerra", a responsable como Secretario General de la guerra que la OTAN luchó en Yugoslavia sin el mandato de Naciones Unidas.

Esta transformación iniciada en su etapa de ministro de Asuntos Exteriores, una vez curados los furores tercermundistas del primer socialismo español, le sirvió para dar cobertura socialdemócrata a una organización de la que los socialdemócratas europeos siempre habían recelado.

Entre tanto, el político español, reacial fue perdiendo la color y convirtiendose en un distinguido ciudadano de Bruselas, acostumbrado a esa vida internacional de colores neutros y cielos grises. De aviones y viajes que alivian el sopor de la capital europea. Así, Solana, incombustible, inagotable, con el mismo tono de voz en inglés que en español, conla misma sonrisa y con cada vez más tics, se fue haciendo el interlocutor imprescindible de todos los foros internacionales, el amigo europeo del amigo americano Bill Clinton, y el promotor de un Psoe en horas bajas en los asuntos internacionales durante su etapa de oposición.

Choca verlo hoy fuera del cargo. Conferenciante de guardia de "thinking heads" junto con otros ilustres como Gorbachov o Felipe González. Las arrugas surcan su cara con la perserverancia de esa sonrisa congelada por el paso del tiempo. Nos mantiene en la duda con una barba rala que ya no se sabe si es digna de tal nombre o es simplemente el descuido de unos días sin afeitar, y vuelve a España dolido por la falta de encaje en este partido postmoderno en el que no se reconoce ni le reconocen, pero al que debe observancia y lealtad. Como dijera su anterior jefe de filas, en los momentos de crisis "militancia pura y dura". Y allí anda Solana, por los estudios y las televisiones contando sus batallas y ejerciendo de militante, aunque seguramente no le satisface el papel de España en el mundo, ni la forma en la que se conducen nuestros asuntos, que nos han llevado a una sgunda fila en el concierto mundial, por mucho que Solana lo quiera negar

domingo, 17 de octubre de 2010

¿Será verdad?

Dice Stephen Jay Gould que la evolución no es un río tranquilo que discurre pacíficamente hacia su desembocadura en especies más sofisticadas, complejas y en cierto modo perfectas. Frente al gradualismo de Darwin, Gould demostró que la evolución sí que da saltos, que tras momentos de inactividad, llegan tiempos de gran revuelo, que hacen avanzar a las especies a nuevas velocidades.


«La historia de cualquier parte aislada de la tierra, como la de cualquier soldado, consiste -ilustra un colega de Gould- en largos periodos de aburrimiento y breves periodos de terror». El registro fósil muestra la estabilidad de las especies durante «largos periodos de aburrimiento», tiempo que se va repitiendo tras «breves periodos de terror» en los cuales se da, súbitamente, una gran diversificación pero también una gran extinción.


Aunque el propio Gould era reacio a comparar los logros de las ciencias con las especulaciones de las ciencias sociales, no me resisto a preguntarme si no estaremos a punto de terminar uno de esos largos periodos de aburrimiento del acontecer humano y no estaremos a punto de vivir una revolución que cambia las reglas del juego y las jerarquías aceptadas.


Se ve en la correlación de fuerzas internacionales. Países que suscitaban no hace mucho conmiseración y resignación toman el primer plano de la escena mundial, compran deuda de los Estados Unidos y de Europa, manipulan su tipo de cambio, se aseguran el principal papel exportador del mundo y contribuyen decisivamente al crecimiento global.


Se ve en la repentina pérdida de la certeza del progreso en nuestros países occidentales. Cada vez es menos evidente el axioma por el que nuestros padres vivieron tiempos mejores que los suyos y nosotros disfrutamos del confort y seguridad que nuestros padres anhelaban. Hoy hay voces que preguntan cómo será el mundo de nuestros hijos y de nuestros nietos. ¿Será sostenible nuestro bienestar? ¿Podremos transmitirlo a nuevas generaciones o habrá un retroceso en nuestro nivel de vida?. Tal vez la globalización y la reducción de las desigualdades signifique algo de esto.


No podemos impedir que los recién llegados al progreso se autolimiten y restrinjan sus incipientes hábitos de consumo, y aunque la actividad económica pueda ampliar el producto mundial, quizás por primera vez nosotros, los nuestros, los europeos seamos los sacrificados en esta expansión de derechos.


Tal vez sean ciertas las agoreras predicciones sobre nuestra escasa productividad. El discreto puesto que España viene ocupando sistemáticamente en los informes sobre educación de la OCDE, (alrededor del puesto 40 del mundo) contradicen nuestra posición como la octava o undécima potencia del mundo que ese mismo organismo nos otroga.  Quizás el rezago sistemático en educación, en valores, en vitalidad vayan causando desperfectos en nuestro sistema productivo. Quizás nos hayamos acomodado demasiado bien a esa  fase de aburrimiento evolutivo y ahora nos encontremos ante el abismo de una revolución educativa, económica o social que no entendemos, que no esperábamos y que no deseamos.


Demasiadas preguntas para una tarde de domingo. Demasiada pereza para acometer los cambios apuntados. Demasiado esfuerzo para quienes llegamos tarde a los beneficios de la opulencia y nos demoramos en degustar sabores que se desvanecen, y que quién sabe si volverán.¿



jueves, 14 de octubre de 2010

Galería de santos laicos.9 Federico Mayor Zaragoza


¡Como pude tardar tanto en incorporar a este santo sonriente y pinturero a la galería.¡
Ya es sospechoso ser Director General de la Unesco, y más durante tanto tiempo (1987-1999).Tiempo suficiente para codearse con todos los sátrapas del mundo y para complacer a todos los ideólogos del tercermundismo militante con alguna beca y no pocas oportunidades para la foto. Recientemente la Unesco tomado relevancia de nuevo al instituir el prestigioso premio "Teodoro Obiang Nguema", dotado por el gobierno de Guinea Ecuatorial con 3 millones de €. (afortunadamente, ante el clamor internacional, la Unesco ha pospuesto la convocatoria de tan acertado premio, no sé si en materia de educación, de cultura, de derechos humanos o de paz. En fin esto es la Unesco)

Este científico y profesor universitario pasó de la academia a la política en vida de Franco, como subsecretario del minsiterio de educación (1974-1975). Ese interés por la política le llevó a perseverar en su afición con distintos gobiernos de UCD, hasta que llegó a la UNESCO, como el más distinguido funcionario español por muchos años. La distancia y el oropel de las palabras cultura, educación y paz, hicieron de él un distinguido embajador de España en su exilio de París. Sin embargo la reticencia de Estados Unidos hacia la organización, su retirada de la misma y la obscena cercanía de don Federico a todos los conculcadores de los derechos humanos encendieron mis alarmas sobre el personaje.

El velo cayó en 1999 o en el año 2000, una vez abandonado su cargo de DG, con suculenta pensión y no pocas prebendas, dio Federico una conferencia en la Casa de América que me retrotrajo a mis años universitarios allá por los 70. Antiimperialismo, anticapitalismo, exigencia a los gobiernos occidentales para que paguen todas las necesidades del sur, y todo ello sin despeinarse, (algo difícil por el exceso de gomina que retiene su magnífica cabellera sospechosamente negra a su edad).



Al dejar la Unesco(pelada y derengada) estableció una fundación para la cultura de paz, fue copresidente de la Alianza de Civilizaciones y después ha seguido despotricando entre canapés y alfombras contra el capitalismo, contra la voracidad de occidente y contra los Estados Unidos, así en su conjunto. Con gran violencia verbal, pero todo ello por la paz.

No tiene don Federico ningún empacho en escribir en su blog sobre los esfuerzos denodados por la paz, la educación, la cultura y la sanidad del gobierno de Cuba. Sí, eso ha escrito en su blog. Pueden verlo, sin vergüenza dice que allí se permite manifestarse a las damas de blanco y que en el fondo los logros en educación y salud compensan los pequeños déficits de democracia de esa querida isla. (vean el delicioso artículo de Federico).
http://federicomayor.blogspot.com/search/label/Cuba

No es de extrañar que el delegado de la Unesco en La Habana en 2003 no quisiera hacer entrega de un galardón otorgado por la organización a las damas de blanco, por temor a enojar al gobierno cubano. Esto dio lugar a cómicas persecuciones durante varias recepciones diplomáticas, del dichoso funcionario, un tal Lacayo nicaragÜense, por parte de Blanca Reyes, que quería preguntar por el premio, en tanto el taimado diplomático huía entre los invitados con cuidado de no derramar el mojito ni perder el sandwich que traía entre manos.


En fin, como su admirado Franco, Federico estima que "con Cuba no se rompe", caigan chuzos o carretas, y que la bondaz de sus ansias de paz le redimen de cualquier explicación. Él y tantos de los suyos son buenos por definición. Total, la cultura de paz tiene estas cosas.

lunes, 11 de octubre de 2010

Vargas Llosa y el Nobel


No me resisto a escribir sobre Mario Vargas Llosa y su reciente premio nobel de literatura. Intenté encajarlo en la galería de santos laicos junto a otros premios nobel, pero por mucho que tratara de adaptarlo al fenotipo de los santos laicos, Vargas Llosa se escapaba. Tal vez por su calidad literaria, tal vez por su gallardía intelectual o por su capacidad de presentar de un modo honesto y atractivo las ventajas de la libertad y de la democracia, frente a los atajos y estereotipos propios de los santurrones.

Vargas Llosa, el escritor peruano, hay que recordar, ha recibido elogios en todo el mundo, pero muy especialmente en España, su patria segunda, el país que lo acogió tras su valiente apuesta política a principios de los noventa, y país donde tiene una legión de lectores. Sorprende sin embargo que en este país fracturado, maniqueo, encerrado en sus trincheras, Vargas Llosa haya encontrado el aplauso unánime de la prensa y de los críticos.

Tal vez su vinculación con la editorial Alfaguara, del grupo Prisa, le haya redimido de las críticas tradicionales de la inteligentsia izquierdista española ante un liberal recalcitrante como Vargas Llosa. Tal vez no todo esté perdido y cuando se trata de una persona, de una obra de gran valor intrínseco seamos capaces en España de quitarnos las anteojeras ideológicas y reconocer el mérito, el valor, la trascendencia, aunque e trate de alguien que no es de los nuestros.

Da gusto leer en libelos y en recensiones serias, argumentos favorables al flamante nobel de literatura, elogiando su calidad literaria y humana, y aceptando con elegancia la discrepancia de pensamiento. Pensamiento que Vargas Llosa se encarga de recordar quincenalmente en su artículo en la biblia del pensamiento progresista español bajo el título "Piedra de toque".

Es pues, un acontecimiento doble, que tras el nobel de García Márquez y de Saramago, por fin la academia se fije en un escritor realmente "incorrecto políticamente",pues la incorrección hoy está más en defender las libertades y la democracia que en arremeter contra occidente y los Estados Unidos. Vargas Llosa defiende todo esto y además lo hace con ardor y elegancia. Con estilo y convicció, sin hipocresía y sin abandonar a los que sufren por el halago del poder.

Para culminar esta rara coincidencia en tiempos cainitas, dos de los tontos de guardia que siempre tiene el mundo de la cultura han arremetido contra la concesión de este premio a Vargas. Oliver Stone lo considera un enemigo del progreso en Latinoamérica, lo cual, viendo sus hagiografías de Cstro y Chávez nos da una muestra de lo peligroso que es el progreso.
Y por otro lado, el simpático Willy Toledo lo considera indigno del premio por tratarse de un " derechista peligroso". Creo, Mario que con estos críticos vas sin duda por muy buen camino.

Suele ser peligroso conocer a los autores a los que se admira, a quienes nos introducen en un mundo propio, que al leerlo lo moldeamos y deja de ser suyo. No he tenido interés en conocer a mis escritores favoritos por temor a la decepción. Sin embargo conocí a Mario Vargas Llosa e incluso tuve la fortuna de moderar una charla con Jorge Edwards hace unos años en Casa de América. He de decir que no fue decepcionante, que su conocimiento, su capacidad de expresar sus ideas, su generosidad personal con los que le rodeaban estaba a la altura de su obra. Por ello y porque de algún modo redime a Borges, me alegro de que finalmente el premio nobel haya ido a un gran autor con lectores.

viernes, 8 de octubre de 2010

Galería de santos laicos 8. Gorbachov


Resulta enigmático ver a un hombre mayor, elegante, con una extraña marca en la frente sentado en la trasera de un coche de lujo, mirando hacia adelante mientras pasa junto a los restos del muro de Berlín y tiene a su lado bien presente un bolso de la marca Louis Vuitton entreabierto que recibe una iluminación suficiente para hacerle compartir protagonismo con su modelo.

Virtuosismo fotográfico, cualidades del marketing. Pero el enigma se resuelve al ver al modelo, a Mijail Gorbachov, Secretario General del PCUS desde 1985 hasta 1991. Heredero de una saga de dirigentes soviéticos hieráticos y vetustos, que en una febril carrera hacia la muerte dejaron abiertas las puertas de la patria del socialismo a este hombre del anuncio, a un entonces joven burócrata de apariencia afable e inofensiva, que se cargó en menos de cinco años el imperio construido sobre los sueños de Lenin y Stalin y los sufrimientos de cinco generaciones de ciudadanos rusos y de otras nacionalidades.

La galopada de Gorbachov hacia la descomposición del bloque socialista primero, y de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas después sigue sorprendiendo al mundo. Al menos a aquellos que comenzábamos los noventa con la suficiente edad como para creer en la división del mundo en bloques, como para conocer la existencia de dos Alemanias y de un telón de acero, tras el cual vivían otros ciudadanos europeos que pugnaban por convencernos de las bondades de un sistema que erradicaba definitvamente las desigualdades y la lucha de clases.

Gorbachov comprendió pronto la ruina de la herencia que recibía y se lanzó de inmediato a tratar de regenerar el socialismo, de hacerlo viable frente a un Occidente que le abrumaba con una audaz guerra de las galaxias, y un oriente que no comprendía, pero que ya amenazaba con implosionar la URSS a través de las contradicciones de sus nacionalidades y de un islamismo reivindicativo en los límites del imperio. Kapucinsky es testigo en su libro "El imperio" de estas contradicciones y de esta miseria que no podrían durar mucho fuera del estricto corsé del ejército rojo.

Primero soltó lastre en Afganistán, abandonando aquella guerra imposible comenzada por Breznev en 1979. Posteriormente soltó las riendas a una Europa oriental en efervescencia, y cuando en 1989, ante el Consejo de Europa renunció a la doctrina Breznev y reconoció la libertad de cada país de elegir su propio futuro, selló el fin de los partidos comunistas de Europa.

Jaleado por todo occidente, considerado el dirigente más popular de su tiempo, fue portada de Time, se fotografió sonriente con Reagan y Bush padre, con quienes acordó un histórico acuerdo de desarme, y fue ganando la inquina de los dirigentes comunistas que como Castro o Kim Il Sung veían en peligro a la patria del socialismo.

todavía tuvo tiempo de ganar el premio nobel de la paz en 1990 por su contribución a la paz y estabilidad en el mundo. Paradójicamente el anterior premio nobel de la paz ruso había sido Andrei Sajarov, en 1975, cientíico y disidente que se enfrentó al poder del que ya formaba parte el joven Gorbachov. Como Sajarov, Gorbachov tampoco pudo asistir a recoger el premio, y se quedó en Moscú lidiando con una economía imposible y con unas fuerzas que una vez desatadas amenazabano con devorarle.

Efectivamente el lastre soltado no fue suficiente y tras la liberación de Europa oriental, los países Bálticos se rebelaron, seguidos del resto de las repúblicas, haciendo imposible el sueño de mantener el socialismo en un sólo país. El jovial lider de la perestroika y de la glasnot, el mimado de occidente, regresó de sus vacaciones en Crimea en 1991 derrotado, avejentado, desorientado. Quien pudo jugar en el tablero mundial sin titubeos. Quien acercó a Rusia al corazón del mundo era incapaz ahora de encajar a las muñecas rusas una dentro de otra. Perdió el poder, perdió la presidencia, perdió el partido, y solo, aturdido y derrotado salió de la escena mundial a fines de 1991.

Desde entonces, viendo la imposibilidad de reforma del comunismo, aterrorizado por el capitalismo más salvaje y corrupto que se apoderó de Rusia, gorbachov se reconvierte en el gurú de las nuevas políticas. Crea su fundación, da discursos, es alabado y recibido con entusiasmo en América y Europa. Se convierte así en conferenciante de luo, perejil de todas las salsas. Escritor, cantante, (sí, tiene publicado un disco de canción romántica), conferenciante infaltable en cualquier reunión de directores de empresa o de prospectiva internacional. Gorbachov, Gorbi ha terminado haciendo anuncios. Primero uno para Pizza Hut y ahora éste de Louis Vuitton, más glamouroso, y cuyos beneficios destinará a su nueva fundación Green Cross international y al proyecto de Al Gore para un desarrollo sostenible.

Reconvertido de reformista en ecologista, Gorbachov sigue proscrito en su patria. Su intento de concurrir a las elecciones de 1996 se saldó con un resultado del 1 % de los votos, y como todos los reconvertidos de este comienzo de siglo, ha encontrado en lo verde el reemplazo ideal del rojo. Aquí está Gorbachov aconsejando, hablando y mirando fijamente como en el anuncio de Louis Vuitton

E

Tiempos modernos

Dicen que estamos compuestos de átomos, que en realidad somos química aderezada con algo de física, que nunca somos lo que fuimos, puesto que el 98% de los átomos que nos componen se renuevan cada cinco o siete años.

De entre los millones de células que nos conforman, sólo las neuronas permanecen con nosotros toda la vida. El resto es contingente, nos abandona para formar otros átomos, otros seres en algún lugar del universo. Así, es falso saludar a un viejo amigo con el tópico, "estás igual que siempre", "apenas has cambiado con los años". Claro que cambiamos, y mucho. Ese es nuestro sino, la mutación, el cambio y un resto de permanencia a través de los recuerdos, del aprendizaje, que se procesa a través de las neuronas.

Si cambiamos tanto nosotros mismos, ¿cómo evitar el vértigo del cambio social, del cambio en las tendencias del mundo?

En Estados Unidos hace apenas dos años Barak Obama ganó las elecciones con el mensaje del cambio, con su frase bíblica del "sí podemos", con el entusiasmo y las expectativas encendidas de buena parte de sus ciudadanos y una parte todavía mayor de los ciudadanos del resto del mundo. El cambio y el poder. La capacidad de hacer y transformar. El demiurgo de nuestros días. Sin embargo no han pasado dos años y otra revolución, otro cambio radical se asoma en la política norteamericana. El tea party reacciona frente a las promesas de cambio liberales y propone un programa nuevo y opuesto. Y este programa tiene eco, deja obsoleto el cambio prometido de hace un par de años y ocupa la nueva agenda de la política norteamericna.

Tal vez la sabiduría de la política, de la organización social, de nuestros anhelos y temores consista en buscar las tendencias, los movimientos subterráneos de largo plazo que no se alteran por los afanes del día a día.

Sería mejor dejar de lado las contingencias de nuestras células, de nuestros volátiles átomos y quedarnos con lo que permanece, con lo que nos da continuidad, con el recuerdo y el aprendizaje, y con la capacidad de creación, y eso, inexorablemente pasa por las neuronas, por nuestro cerebro. No en vano también se dice que el siglo XXI será el siglo del cerebro. Que así sea.

sábado, 2 de octubre de 2010

Galería de santos laicos. 7 Lula Da Silva

Ardua tarea la de hacer un retrato de Luis Ignacio Lula da Silva sin caer en la hagiografía. Su sonrisa contagiosa, su aire bonachón, la mirada entre inteligente y pícara le ganan de primeras la benevolencia del público.

A punto de entregar la presidencia de Brasil con una popularidad del 85%, con un crecimiento del PIB de dos dígitos, con unos resultados notables en la tarea de erradicar la pobreza en su país, y con una pujante clase media que se incorpora a la sociedad de consumo, Lula mira con satisfacción su obra; su país.

Hijo de una familia numerosa, cuyo padre trabajaba en el puerto de Santos, Lula debió ganarse la vida desde niño ejerciendo todo tipo de oficios, y completando una formación técnica en calderería, que le permitió entrar a trabajar en el poderoso sector industrial brasileño de los años 60. Allí, con habilidad e inteligencia se fue abriendo paso en la lucha sindical, liderando las protestas obreras, luchando por el cambio político en contra de un gobierno militar que se iba quedando solo en la sociedad brasileña.

Este sindicalista atípico que sí trabajó antes de llegar al liderazgo de su organización perdió un dedo en un accidente laboral, y por ello se le consideró desde el inicio de su carrera política más probo que el resto de la corrupta clase política brasileña. Con nueve dedos robaría menos que sus rivales con diez. Y la prueba la tuvimos en 1992 cuando su oponente en la elección por la presidencia, el apuesto Collor de Melo fue depuesto por el pueblo ante la evidencia de un expolio sistemático del país.

Aún tuvo que esperar diez años Lula, y dos calmadas y exitosas presidencias de Fernando Henrique Cardoso para llegar al poder en 2002 de la mano del Partido de los Trabajadores, fundado en 1980.

El líder izquierdista, el nacido del pueblo, el sindicalista audaz y pragmático llegaba al poder del país del futuro. Efectivamente, Stefan Zweig antes de suicidarse en Petrópolis escribió "Brasil el país del futuro", a lo que la sabiduría popular añadió "y así será por siempre".

Sin embargo esta vez parece que ha llegado su hora, que Brasil, bajo el mandato de Lula ha llegado a la línea de salida del siglo XXI con la lección aprendida y los motores a punto. Lula, con las armas de la vieja política brasileña adoptó un discurso continuista en política económica, con algunas mejoras sociales, y guardó su dialéctica de origen marxista para sus relaciones exteriores.

En el interior, su partido se vio envuelto en casos de corrupción que afectaron a su vicepresidente Dirceu, pero que milagrosamente no le han tocado, ni en el más reciente escándalo durante la campaña electoral. así Lula ha comprado votos y paralmentarios, ha ocultado verdades y ha hecho de la política un arte de la obtención de resultados aun cuando para ello haya recorrido las veredas más oscuras del poder. Y todo ello sin perder el aura, la mano de santo que le hace venerable en su país y lejos de él.

Lula en su segundo mandato ha elevado la proyección de la política exterior brasileña, siguiendo ese viejo designio de las élites de Rio de poner a Brasil a la cabeza de América Latina. Y no sólo América se ha rendido a sus encantos. También el mundo lo ha hecho. Ha sido reconocido como el hombre del año por Time, Newsweek, Le Monde y el País. Ha fortalecido los lazos entre los países emergentes, primero con el G 3 (Brasil, Sudáfrica e India) y luego dentro de los BRICs (Brasil, India, Rusia y China). Ha trascendido a América Latina para jugar en las grandes ligas, y todo ello con la complacencia, con la admiración y condescendencia de todos, incluso de aquellos a quienes esta nueva actitud imperial (Brasil siempre se creyó un imperio) pudiera perjudicar. ¿Cómo no consentir a una persona tan bondadosa y virtuosa como Lula?

Es probablemente en América Latina donde Lula ha tropezado más a menudo. Comenzó su presidencia en 2003 con malos resultados económicos, fracasos en política social y una política exterior que arrancaba de los postulados del foro social de Porto Alegre, la jamborée de todos los radicalismos y el primer auditorio del socialismo del siglo XXI. Así, Lula, pragmático, mientras sus atildados diplomáticos de Itamaratí mantenían el prestigio y la "grandeur" brasileña en el mundo, se lanzó al rescate de un Chávez desbocado y de un Fidel arruinado. Visitó La Habana en medio de la ola de represión de 2003, sonrió e incluso cantó acompañado al acordeón por su embajador en la isla. Ni una palabra sobre democracia o sobre los derechos humanos.

Y así ha transitado, conformando el contrapoder del mundo, aliandose con todos los sátrapas emergentes y presentando un contrapeso a los intereses imperiales de los Estados Unidos.

En Honduras, Lula abandonó su aclamado pragamatismo para ponerse del lado del bolivarianismo, dificultando una salida democrática en el país, y castigando a los ciudadanos hondureños con una postura inflexible, que todavía hoy perdura. Aquí sí que hizo referencia a la democracia, (entendida de un modo particular, progresista), para después viajar a La Habana y coincidir con la muerte por huelga de hambre de Orlando Zapata, a quien colocó inmediatamente en la lista de los delincuentes que no merecen compasión, (duras palabras para el buda feliz de la política americana).

Termina su mandato con una extraña alianza con Turquía para salvar la cara al Irán de Ahmadinejad,extraños compañeros de cama. Pero todo vale con tal de elevar la estatura, impostar la voz y jugar al enfant terrible de la política.

Pensaríamos que este prodigio de la simpatía, de los resultados, de las alianzas se aliaría con nuestra alianza de civilizaciones. Pues no. Su alto concepto del país y de sus designios le han hecho poco compatible con España, aun con la España de Zapatero. No lo considera de su talla, y así las relaciones cordiales tienen un aire de condescendencia, de business like attitude. Lástima, pues eclipsada la estrella de Obama, Lula hubiera sido una buena pareja para la conjunción astral de nuestro presidente.

Así termina una etapa. Este santo, elevado a los altares en vida segurirá la constelación de los gobernantes exitosos, dará conferencias y mediará en los múltiples conflictos del mundo. Pero tengo para mí que con Lula pasa como con las mujeres brasileñas, que es mayor su fama que su figura. Tienen ambos algo de gris en su contorno, algo de falta de luminosidad a pesar del sol tropical, algo de fraude bien envuelto que alimenta el imaginario hurtando la realidad.

viernes, 1 de octubre de 2010

Los bárbaros a las puertas

Señalaba Gibbon que una de las causas de la decadencia y caída del imperio romano fue la dejación de los ciudadanos de Roma de sus responsabilidades en la defensa del imperio. Los mercenarios se fueron haciendo un hueco en las tropas romanas, llegando a ocupar los puestos de mayor responsabilidad primero en las huestes pretorianas, y posteriormente en la cabeza del imperio.

Esa dejación, esa laxitud de costumbres, la molicie de las nuevas generaciones, en fin, el agotamiento de la savia propia de Roma la llevó a la decadencia y a la postre a su caída bajo el empuje de los bárbaros acampados durante años a las puertas del Imperio.

No es casual que los países europeos hayan dejado su defensa hace años en manos de ejércitos profesionales, que los bárbaros, casi siempre provenientes del Este vayan empujando las fronteras en una invasión silenciosa y necesaria para la supervivencia de una Europa opulenta y hastiada.

Los signos se multiplican, los augurios no son buenos. Nuestro moderno senado bruselense se empantana en discusiones bizantinas, en tanto en el mundo surgen otros foros y otros poderes libres de ataduras morales, fuertes en su liderazgo y claros en su designio. Las instituciones europeas, su entramado jurídico y organizativo quieren hacerse cercanos y comprensibles a los ciudadanos, y sin apenas percibirlo se alejan cada día más de los ojos y del corazón de los europeos.

Nuestra particular paradoja de más Europa sin dejar de lado a los Estados nos proporciona sainetes como los del cacareado "gobierno económico Europeo", que no es otra cosa que el fortalecimiento del pacto de estabilidad, manteniendo las dudas sobre una verdadera capacidad de actuación sobre los incumplidores, especialmente si se trata de los grandes países.

El último episodio de esta debilidad europea lo constituye el incidente entre el presidente francés y el presidente de la Comisión a costa de la expulsión de los gitanos rumanos de Francia. Aplicando a su modo la legislación francesa y su encaje en la normativa de Bruselas, Francia ha hecho de su capa un sayo y ha mantenido una legislación de dudosa legalidad en el marco de la Unión.

No es esto lo más grave. En defensa de los "tratados", la aguerrida comisaria luxemburguesa ha cargado contra la legislación francesa y ha amenazado con aplicar sanciones a la dulce Francia. Lógicamente ni la señora Redding querría ver a los gitanos expulsados en su pulcro vecindario de Luxemburgo, ni el Presidente francés se iba a arredrar ante una representante de la Comisión.

Lo mejor del caso es el argumento utilizado por el secretario de Estado francés, señor Lelouche. de que "Francia es un gran país soberano" que no puede ser reconvenido por la Comisión, y que en última instancia los guardianes de los tratados son los ciudadanos europeos.

Entre tanto, el Presidente del Consejo, un tal Van Rompuy está tan perdido como Wally en la estación de Waterloo, la señora Ashton todavía decidiendo a qué foros puede ir donde le admitan en un asiento de primera, y el señor Durao Barroso continua peleando con los presidentes para no hacer olvidar que su puesto también existe.

A este paso los bárbaros encontrarán las puertas francas, y las vestales prestas para el sacrificio de un imperio decadente.