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miércoles, 29 de septiembre de 2010

Actualidad

En pocos casos fuera de los estudios físicos se demuestra mejor la teoría de la relatividad de Einstein que en la caprichosa actualidad noticiosa. El hallazgo de la relatividad del espacio tiempo respecto a cada observador de un fenómeno, es decir, el postulado según el cual cada observador tiene su propio y único sistema de referencia, se hace patente en la velocidad con la que se suceden los asuntos de interés global, y en su variada interpretación según el observador y su lugar en el espacio.

Pasamos unos días en el espacio tiempo.colombiano, donde la noticia del abatimiento de uno de los líderes militares de las FARC, el mono Jojoy, sucedió a la ola de indignación nacional por la publicación de un provocativo libro de la antigua rehen de la guerrilla, Ingrid Bethencourt.

En el espacio tiempo madrileño, entre tanto se mascaban los prolegómenos de una huelga general insustancial, ni querida ni deseada, pero al fin necesaria para seguir manteniendo una anacrónica alianza partido sindicato en el mundo especial de la izquierda española.

El mismo observador, batido por las turbulencias aéreas y sometido al castigo del jet lag se posiciona de modo diferente ante estos fenómenos, que negada la espiritualidad por los descubrimientos de Stephen Hawkins y Richard Dawkins, no dejan de ser puramente físicos.

La noticia de la muerte de alias "el mono Jojoy" se conoció en los medios colombianos con al enigmática expresión de que el antiguo jefe guerrillero "había sido dado de baja". No comprendí en ese momento si el sanguinario líder había decidido desertar y solicitar una pensión del Estado, si había sido detenido, o si como finalmente ocurrió había sido muerto por las fuerzas militares colombianas. Con su muerte parecen abrirse nuevos horizontes en la lucha contra el terror colombiano. Por una vez los jefes guerrilleros no mueren de muerte natural en esa selva mágica que devora lentamente al resto del país. La invencibilidad, la estanqueidad de las fuerzas guerrilleras es puesta en cuestión, y sus expectativas de éxito disminuyen drásticamente ante un Estado que en lugar de despejar el camino, va ocupando los espacios de su territorio nacional.

Vicnulada con este personaje entre cantinflesco y guevariano, aparece la mística figura de la más conocida rehen de las Farc. La ex candidata presidencial, liberada en la operación jaque del ejército colombiano, Ingrid Bethencourt. Imagen del sufrimiento de las víctimas durante seis años, símbolo del éxito de una operación de rescate impecable, Ingrid se ganó en pocos meses la antipatía del pueblo que había rezado y marchado por ella. Tal vez esa altivez afrancesada, esa aproximación intelectual y sentimental a una realidad bronca y materialista la alejaron de una opinión pública necesitada de héroes agradecidos y no de divas extranjeras cargadas con una sofisticada explicación de lo inexplicable.

La realidad es que la publicación de su libro "no hay silencio que no termine" ha causado conmoción en su país. Sus extractos y declaraciones han puesto en pie de guerra a una opinión que pide no leer el libro, no comprarlo para no contribuir al pago de los caprichos de una niña mimada a fin de cuentas. No consideraron sus oponentes que Ingrid, notable escritora, y mejor relaciones públicas, no apuntaba a los lectores colombianos con su obra, sino a un público más universal, y que los minutos de gloria que le proporcionó Oprah Winfrey en su programa, equivalen a varias veces el número de ventas que podría haber obtenido en su país. Tendré que leer el libro, escuchar su poesía, sus voces de otros ámbitos y juzgar sobre su valor literario, descontando de antemano el interés por su análisis político.

Agotada la actualidad colombiana, aburrido de la actualidad española, tercamente autodestructiva, esperaremos el balance de una huelga de diseño, que busca descaradamente, como los malos boxeadores el match nulo, el empate a cero, para poder justificar unos meses más una agonía política y una atonía económica.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Todo fluye, dijo Heráclito, o le hemos atribuído como ocurre con tantas frases históricas. Pero cierta o no, la frase de Heráclito demuestra la vigencia del filósofo presocrático que sosenía que la gueera era uno de los motores del cambio, y que está en la naturaleza de las cosas pasar, transformarse y desaparecer en otra encarnadura.

Por regla general nos asusta el cambio, nos movemos por referencias pasadas y modelamos nuestras actitudes sobre moldes comprobados, que nos ofrecen unas muletas auxiliares en nuestro deambular. Por ello parece más respetable la historia que la ciencia ficción. La historia nos ofrece ejemplos, modelos; nos da pautas y nos permite imaginar que los ciclos se repetirán. No hay que llegar al dogamtismo marxista de una historia inexorable para convencerse con ejemplos cercanos, cómo tratamos el presente mirando por el retrovisor del pasado. Pero a pesar de estas ayudas, el presente y el futuro se conforman alrededor nuestro con una mezcla de azar y agitación.

Nuestra condición humana se ajusta más al principio de incertidumbre, o relación de indterminación que proclamó el alemán Werner Heisenberg respecto a la física cuántica. No podemos determinar al mismo tiempo la situación y el momento lineal de una partícula. Esto acarrea consecuencias muy sugerentes para el mundo macroscópico, en especial la importancia del observador a la hora de tratar de determinar la situación y velocidad de un fenómeno.

A pesar del reconocido caos de nuestro mundo, de los riesgos y azares, de los cambios bruscos a los que nos vemos sometidos en nuestra estabilidad interior, nos resistimos a aceptar la impredecibilidad. Nos ajustamos a patrones que creemos estables y actuamos conforme a patrones que duranteaños han funcionado y nos sirven de referencia. Cuando observamos con admiración la próspera Inglaterra de los años 60, el swinging London de los grupos musicales de esos años, olvidamos que en 1960 habían transcurrido sólo 15 años desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, con su secuela de miseria y de odios. Pero tenemos para nosotros que la prosperidad y estabilidad son la norma.

Salirse del cuadro, ver el mundo desde fuera y apostar al juego de la vida, averiguar dónde se encontrará la partícula dentro de unos segundos, cómo evolucionará nuestro mundo el los próximos años, con una mezcla de acción y de observación, nos permite intervenir mínimamente en la modelación de ese futuro que en cuanto llega queda periclitado. Es tarea difícil predecir y conformar, y más aún acertar. Muchos de los que se arriesgan pierden, y es preferible aferrarnos a ideas y esquemas previos, y adaptar a posteriori nuestro actuar a los cambios que entrevemos. Por ello, durante el primer año de vida fracasan más del 70% de los negocios que se emprenden en España.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Perplejidades

La visita del papa Benedicto XVI a Londres está causando tanto furor en la prensa europea y en la británica en especial como lo hicieron las mediáticas visitas de su antecesor a Polonia o a México. Sin el carisma ni la popularidad de Juan Pablo II, esta visita de Estado supone una exposición pública del papa en uno de los países más liacistas del mundo,que ha supuesto campañas de rechazo, intentos de agresión, detenciones y sobre todo un terremoto ideológico en la opinión pública británica.

El animoso Richard Dawkins, biológo conocido por su teoría del "gen egoista" y por su radical ateísmo que le llevó a financiar hace dos años una campaña en los autobuses de Londres con el texto: " God probably does not exists. Let´s enjoy life", ha pedido entre otras lindezas la encarcelación del Papa por los múltiples delitos cometidos en nombre de la religión.

La liberal Inglaterra se ha revolucionado con la visita de alguien tan apacible como benedicto XVI, y ha dejado aflorar todas las angustias y las preocupaciones de una sociedad ante el espejo. Hay quienes lo quieren romper; otros preferirían verlo de perfil, o cubrirlo de vaho, pero todos se han sentidos conmovidos por al visita de un papa cuatro siglos largos después de la separación de la iglesia de Inglaterra de la de Roma.

Pero en el fondo, esta controversia, más allá de las rencillas dentro del cristianismo, o de la indignación ante los casos más escabrosos divulgados recientemente sobre los abusos a niños por parte de sacerdotes, refleja la inquietud de la sociedad ante los grande temores y ante el abismo del Universo.

Hace unos días, una frase extraída del próximo libro del científico S. Hawking, en la que se aventuraba que en el estado actual de la ciencia se podía afirmar que la presencia de un Dios creador no era necesaria para explicar el origen del Universo, despertó una polémica mundial, entre quienes veían esto como la certificación de la inexistencia de Dios, y de quienes trataban de conciliar esta hipótesis científica con el ámbito de las creencias.

Aquí, como en política o como en asuntos sociales, cada uno tiene su visión predefinida, y busca en estas argumentaciones la confirmación de sus intuiciones o creencias. En el bando del ateísmo, se recibió la noticia como la confirmación definitiva del triunfo de la ciencia sobre la religión, y así se ha expresado desde muchos centros del saber científico. Por otro lado, desde el campo de los creyentes han surgido las explicaciones conciliatorias de fe y ciencia, como muestra de la complementariedad de ambas en el seno de nuestra sociedad.

Estas polémicas, junto con el desasosiego del Islam dividido entre la religión y la guerra, no hacen sino poner de manifiesto la inseguridad y la dificultad de una vida sin certezas, efímera y contingente, temerosa de la muerte.

Este interés por el hecho religioso, o por su negación seguirá vivo por mucho tiempo en nuestras sociedades, por laicas y exitosas que puedna ser, pues afecta a las preguntas básicas del hombre en sociedad/soledad.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Galería de santos laicos 6. Michael Moore

He de reconocer que desde la elección de Barak Obama como presidente de los Estados Unidos y la consiguiente retirada de la escena pública de George W. Bush no había oído hablar mucho del documentalista, agitador y progresista Michael Moore.

Tocado de una gorra de beisbol, con una barba descuidada y más de cuatrocientas libras de peso embutidas en una camisa de leñador y con unas gafas que parecen siempre sucias, Michael amenizó el comienzo de este siglo con documentales como Bowling for Columbine o Farenheit 9/11, con el que logró el óscar a la mejor obra de no ficción en 2003 ( o más bien debería haber sido a la mejor obra de ficción.)

Para Michael, un joven animoso y entusiasta, capaz de abrazar todas las causas del progresismo y llevarlas a sus extremos, la presidencia de George W. Bush constituyó una bendición, pues le dio la oportunidad de desarrollar su creatividad y de exponerla airadamente en una quijotesca lucha contra el capitalismo (salvaje, neoliberal o como quiera llamarse), contra los abusos del poder (en su caso sólo si éste está en manos de los republicanos) y contra la guerra y la violencia.

En Farenheit 9/11 llegó al paroxismo de su lucha contra su odiado Bush, a quien acusa de todo tipo de tropelías, desde su elección fraudulenta hasta sus connivencias con Bin Laden y su interés personal por los resultados económicos de la guerra de Irak. Por atroces que puedan parecer estas acusaciones a un presidente elegido democráticamente, las acusaciones quedaron, sus tergiversaciones de la realidad, aunque descubiertas y puestas de manifiesto quedan en el inconsciente colectivo, y su óscar le ganó una legión de admiradores entre los liberales norteamericanos y en toda Europa, especialmente en España, donde sus compañeros de profesión imitaron su discurso incendiario de recepción del óscar en nuestros modestos Goya, ese año sí, finalmente reivindicativos en contra del amigo español de Bush.

Ya tenemos al santo y a su feligresía. Su credo, la bondad, la justicia, la igualdad y el castigo de esa derecha voraz y corrupta causante de todos los males, incluso los propios como fueron los ataques del 11/S.

Pero Michael, como todo santo tiene sus flaquezas, sus debilidades. De hecho, dadas sus frecuentes salidas de tono, se crearon varias páginas web para defenderse de este San Jorge justiciero de nuestro tiempo. Watchmoore, o Moore exposed, entre otras, que se han dedicado en primer lugar a desmontar sus falacias con documentos y argumentos, y por otro lado a recordarnos una faceta más humana de este gran hombre, en el sentido más estricto de la palabra.

Averiguamos así que Michael vive en Manhattan en una casa de más de un millón de dólares, que posee otra en Michigan junto al lago por un valor superior; que no perdona ni un cobro por sus conferencias , y que como buen creyente en el progreso y en la educación, lleva a su hijo a un colegio privado para depararle un buen futuro. Pequeñas debilidades al lado de su hercúlea labor por el bien de la humanidad. Labor, que en un primer momento no tuvo éxito, pues a pesar de su oscar y de sus campañas, Bush fue reelegido como presidente en 2004.

No obstante, siguió su activismo político en 2008 apoyando a Obama y continúa agitando las aguas de la conciencia norteamericana con iniciativas como una colecta para la construcción de la "Cordoba House" en Nueva York, para la que ha recaudado 50.000 dólares en nombre de la libertad religiosa. Pero no queda allí nuestro santo, a quien parece que al menos el islam le llena el alma de espiritualidad como no lo había hecho ninguna otra religión. Ahora se sacrifica ante su admirado Obama , ofreciendose como jefe de Gabinete ante la inminente salida del actual titular, Rahm Emmanuel. Sugiere Michael que con su ayuda, entre los dos pueden gobernar el país para aquellos que votaron a Obama, y sepultar en el olvido al resto del país que no tuvo la decencida de votar al nuevo mesías.

Es difícil que prospere esta iniciativa, pero no debemos subestimar a este santo cada vez menos laico, pues, ha sembrado entre una legión de seguidores en todo el mundo dudas sobre la elección presidencial del año 2000, sobre la capacidad mental de Bush para dirigir el país, sobre su trato de favor a los Bin Laden, o sobre sus intereses económicos en las guerras.

La verdad es que siempre me costó encontrar argumentos favorables a la presidencia de George Bush en materia económica, y en algunas decisiones de política exterior, pero viendo la caterva de indocumentados que lo han criticado ferozmente, siempre he conservado la convicción de que algo bueno estaba haciendo.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Galería de santos Laicos. 5 François Mitterrand

Hay que hacer uso de la memoria para recordar hoy al ex presidente francés de 1981 a 1995,que marcó una época en Francia y en Europa, y que en España se veía con la reverencia provinciana que en esos años todavía nos cegaba respecto a quienes considerábamos verdaderos europeos.

François Mitterrand nació en el seno de una familia conservadora y católica de la Francia profunda, con ese sentido de historia y de la propia importancia que sólo conceden muchos años de impostura y de reinvención de la propia historia. Tras un breve paso por varios grupos de extrema derecha en los turbulentos años 30, es tomado prisionero de guerra por los alemanes y felizmente liberado para regresar ¿adónde? ¿a la resistencia en la que parece que militó la mayoría de los franceses?. Pues no, a la Francia de Vichy, del mariscal Pétain donde ocupó cargos menores, y desde donde se pasó a tiempo a la resistencia cuando el curso de la guerra cambió de rumbo.
Fue ministro 11 veces en los diferentes gabinetes de la atribulada Cuarta República y poco a poco fue encontrando un curso político propio para colmar su ambición y hacer sombra a su detestado de Gaulle, quien sí que estuvo en la resistencia al nazismo desde el primer momento.

Mitterrand deambuló por la política francesa durante largos años, zascandileando entre los grupos de izquierda y seduciendo a jovencitas, hasta que en 1971 refunda el partido socialista francés y comienza su camino hacia los altares de la laicidad, una vez abandonadas y olvidadas sus creencias de juventud.

Su victoria en las elecciones presidenciales francesas de 1981 a los 64 años destapó un júbilo entre la intelligentsia parisina, sólo reservado para las estrellas del rock. Por fin tras largos años de prosperidad y de triunfos de la derecha, tras el vacuo "mayo del 68", la izquierda llegaba al poder en Francia.

Mitterrand no defraudó. Se apresuró a tomar todas las medidas del manual socialista que había heredado y pulido en sus años de oposición. Redujo la jornada laboral, incrementó los salarios mínimos, expropió bancos y empresas industriales, acrecentó el papel del Estado en la economía, extendió derechos civiles y en menos de un año sumió el país en el caos y en la ruina.

Hábil como buen santo, encontró a un primer ministro "dogmático" a quien endosar el fracaso, y sin inmutarse cambió el rumbo de la economía por cauces más ortodoxos y con un nuevo primer ministro joven y tecnócrata (L. Fabius). Entre tanto había tenido tiempo de aumentar la "grandeur" con nuevas pruebas nucleares y de hundir un barco de la asociación "greenpeace", el "rainbow warrior", que a pesar de las críticas internacionales no empañó sus credenciales progresistas.

En este primer mandato mantuvo las distancias con esos españoles que querían entrar a empujones en la UE, y dejó viva durante todos estos años la simiente de ETA en Francia, con una ceguera o un cinismo a la altura de su santidad.

Fue en su segundo mandato, bendecido por las urnas, reasegurado en su posición de gran dirigente francés, cuando a imitación de Enrique IV y de Napoleón, (dos antecesores que también reinaron 14 años)comenzó a poner las señas de su grandeza en París, con su garn biblioteca nacional o con su remodelación del Louvre. También ahora dio un impulso a la Unión Europea, pero siempre que no fortaleciera a Alemania y que no molestara a los socialistas del "socialismo real". Así, fue cicatero con la reunificación alemana, con las luchas de los países de Europa Oriental por su libertad, se resistió a la caída de la URSS, se las tuvo tiesas con R. Reagan y finalmente apoyó todas las causas innobles en las guerras de los 90. Sostuvo a la Serbia de Milosevic, y a los Hutus de Rwuanda. Sólo la fuerza de los acontecimientos le hizo cambiar finalmente de postura en estos conflictos.

Pero lo mejor de su presidencia estaba por llegar cuando ya se extinguía su mandato y su vida. En 1994 se publica en Francia "Une jeuneusse française" en la que por primera vez se ponen de manifiesto sus flirteos con la extrema derecha y su amistad con R. Bousquet, jerarca del régimen de Vichy, a quien favoreció durante largos años a pesar de ser el responsable de las deportaciones y posterior muerte de los judíos residentes en Francia. Este caso destapó una verdadera búsqueda de la "memoria histórica" que tras unos meses de debate, se enfrió en Francia para no entorpecer la ascensión a los altares progresistas de F. Mitterrand.

Con su astucia, con sus maneras "florentinas" que es como sus colaboradores llamaban al uso continuado de la doblez, la mentira y la traición, con su aire seductor e imperial, F. Mitterrand nos abandonó unos meses después de abandonar la presidencia, dejando tras sí un nuevo enredo propio de su enigmática figura. Había mantenido en secreto durante todos los años de su presidencia el cáncer de colón que finalmente le mató y una familia paralela, compuesta de mujer e hija, con quien convivió en el Elíseo a temporadas sin que nunca se hiciera público.

Ello no impidió que su viuda legal, Mme. Danielle Mitterrand siguuiera enredando por todo el mundo abrazando las causas más arbitrarias, como los zapatistas, el castrismo o el sandinismo.

Mitterrand fue una fuerza en Europa y un presidente que buscó, como todos los franceses reverdecer la "grandeur" y en este caso contra pronóstico y contra el sentido común en muchas de sus decisiones, logró resituar a Francia entre los grandes por unos años.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Galería de Santos laicos. El protosanto, J.J. Rousseau

Debiera haber encabezado el listado con sus ensoñaciones de un vagabundo en la Francia absolutista, con su moderna reivindicación de la naturaleza, del buen salvaje, con su apuesta por la bondad innata del ser humano, y con su enorme influencia en la Revolución Francesa y en todos sus hijos, de los cuales no es menos importante el socialismo. (Recuerdo vagamente ver en televisión a un grupo de actores socialistas entonando la Marsellesa en la tribuna de invitados del Congreso de los diputados durante los ajetreados días de la guerra de Irak).

Jean Jacques Rousseau, además de una imagen vagorosa y sentimental, de un intelectual influyente iniciador del poder blando, frente a los duros Voltaire, Locke o Hume, fue un hombre excepcional en su época y en cualquier tiempo. Un pícaro a la francesa con grandes dotes de escritor y de polemista, que llevó una vida de crápula sin ningún adorno moral, a pesar de su conversión del protestantismo ginebrino al catolicismo francés, y posteriormente su vuelta al protestantismo para residir en Ginebra, de donde fue expulsado hacia Alemania y posteriormente a Inglaterra.

Es bien conocido que el autor del Emile, tratado sobre la educación tuvo cinco hijos que dio a la inclusa para su custodia y educación. A Rousseau le gustó retratarse en sus "Confesiones" como un gran pecador, pecados de los que no se arrepiente, pues por indignas que sean sus acciones, él tenía un buen corazón. Así relata pequeñas infamias tales como acusar a una sirvienta con la que tenía relaciones del robo de una pequeña joya de su ama que en realidad había sustraído él, por lo que la sirvienta fue castigada, o abandonar a un compañero de vagabundeo cuando le dio un ataque de epilepsia en Lyon, aprovechando el tumulto que se formó alrededor. En fin, pequeñas acciones redimidas por su fe en el hombre salvaje y en su bondad intrínseca.

Este personaje hizo su fortuna con algunos libros que sacudieron a la sociedad de su época y que pusieron las bases del pensamiento progresista. Tres son los rasgos originales que Bertrand Russell adivina en Rousseau.

1.- Su atribución a la propiedad privada de los males que sufre el hombre en sociedad, de lo que se derivarían dos siglos de ataques a este derecho individual desde postulados socializantes.

2.- La justificación divina por los efectos que tiene la existencia de Dios sobre nuestros sentidos. Frente a las demostraciones tradicionales basadas en el tomismo, en las cualidades de Dios, ésta será la senda seguida por los teólogos protestantes,al hablar del efecto que produce en nosotros la maravilla de la creación.
Rousseau incorpora una justificación sentimental, muy parecida a la que posteriormente se utiliza en la jerga progresista española, al hablar de "complicidades" o de la pérdida de "afecto" de Cataluña hacia España.

3.- La idea del "contrato social" y de su corolario fundamental, la "voluntad general". En esta obra trata de conciliar Rousseau al menos formalmente libertad e igualdad. Pero fatalmente se desliza por la senda del igualitarismo, dejando la libertad y la democracia reservada a pequeñas sociedades cercanas al estado de naturaleza, dejando implícito que finalmente es el Soberano quien interpreta y encarna la "voluntad general".
Llega a decir Russell, en su "historia de la filosofía occidental", (1946)que el desarrollo político de las ideas de Rousseau daría en sus días un Hitler, y las de Locke habrían producido a Churchill o Roosevelt. En fin, tal vez se trata de una exageración, que no agradaría nada a la legión de seguidores socialdemócratas, verdes y progresistas de Rousseau.

A pesar de sus pecados inocultables, de su poco edificante ejemplo, de los perversos efectos que su doctrina pasada por el idealismo de Hegel y el materialismo de Marx han provocado en muchos países, Rousseau sigue siendo considerado un santo laico del progreso. todavía recuerdo la simpatía con la que se estudiaba en la Universidad al buen Rousseau, frente a esos antipáticos ingleses como Hume y Locke, por no hablar del estricto escocés, Adam Smith.
El contrato social, la voluntad general, el buen salvaje, el estado de naturaleza, las instituciones perversas que nos hacen malos, la educación libre, la pervivencia en fin de un Estado benefactor que cuida de nosotros han tenido gran predicamento en todas las latitudes aclamando a Juan Jacobo como el prototipo del santo laico.

sábado, 4 de septiembre de 2010

Galería de santos laicos 4 Baltasar Garzón

No podía faltar a esta cita una persona con tanto poder catalizador como el juez Garzón. Laico a machamartillo, a fuer de haber estudiado su bachillerato en el seminario de Baeza. (Hay que decir que en su época y en la nuestra era frecuente que muchas familias de pueblo enviaran a sus hijos a estudiar al seminario, de donde salían generalmente rebotados al llegar a COU, con una buena educación y un militante ateísmo). Y santo con una nutrida feligresía, numerosa y militante, que no ha podido evitarle el martirio de sus últimos meses.

Joven trabajador, despierto y seguramente ambicioso, aprovechó esos maravillosos años 80 en lo que corrió el escalafón de la administración pública y de la judicatura para plantarse con siete años de carrera en la Audiencia Nacional. Este tribunal, descendiente directo del Tribunal de Orden Público era criticado por los juristas progresistas por su negación de la posibilidad del "juez natural" en ciertos delitos, pero paradógicamente sirvió para encumbrar a este joven juez al darle un altavoz en todos los asuntos penales de relevancia nacional, desde el narcotráfico al terrorismo, incorporando más tarde el concepto de jurisdicción universal, al ordenar la detención de Pinochet en 1998.

No voy a trazar su currículo de sobra conocido, sino las facetas más llamativas de su ascensión a los altares, de su santidad y soberbia, y también de su innegable valor.

Hombre despierto y curioso, averiguó pronto la capacidad mediática de los casos que llegaban a la Audiencia, su capacidad de disponer de todos los medios del Estado en la lucha contra el narcotráfico y de las portadas de televisión y de telediario que eso generaba. Esta exposición pública permitió a este joven juez acercarse por primera vez en condiciones de igualdad a esos progres de familias burguesas que habían tomado el poder con el PSOE y que unos años mayores que él y bastante más refinados en sus charadas del post mayo de 1968, no le habían aceptado durante sus años universitarios en Sevilla en el famoso "clan de la tortilla".

Ahora, su valor, su exposición pública, su connivencia con la policía para atrapar los casos más sonados le ponían en una situación ventajosa para hacer avanzar desde la justicia una idea de sociedad más socialista y de ajustar cuentas con el pasado.

Luego vino la borrachera del poder, aquella comida en Quintos de Mora donde le presentaron a Felipe González, su victoria mínima en las elecciones, la amargura del poder incompleto, la decepción, el desprecio y la salida con paracaídas a su Audiencia Nacional.
La venganza fue inmediata y cruel, apoyada por una derecha a la que despreciaba, pero aliada circunstancial. Sufrió los ataques de sus antiguos correligionarios, el desdén de los otros progres enfangados en las aguas de la corrupción. Los acosó, los ´persiguió y a alguno lo encerró. Pero esa derecha aborrecida ganó las elecciones, le paró los pies y cerró el crucigrama antes de que se desvelara la incógnita, la x.
Colaboró durante los gobiernos del PP mientras se lamía las heridas del fuego amigo. fue valiente y eficaz en su lucha contra ETA. Decía un ministro del PP cuando comenzó a causar problemas con Argentina y con Chile por su voracidad justiciera, que a pesar de todo, por su valor, era insustituíble en la lucha contra ETA.

Pero todo pasa, todo queda y al calor de la guerra de Irak, y de un nuevo liderazgo en el PSOE volvió a tender los puentes que su natural inlinación le demandaba. Primero fue el 11 M, luego su amistad con el nuevo presidente socialista, su persecución selectiva de las Administraciones de derechas, al igual que había sido selectivo con los dictadores. Argentina y Chile sí. Cuba no.

Siguió en el candelero, recobró con creces las credenciales progresistas. Ahora tenía más pedigrí que los nuevos socialistas, que no conocieron la transición o que se la pasaron tumbados, ciegos y sordos. Ahora sí que era el santo deseado por los laicos. Azote de dictaduras, de derechistas y resucitador de los odios enterrados. Adalid de la memoria histórica, también selectiva, y luchador incansable por las causas más lejanas, aunque dejara sin resolver los asuntos diarios.

En el apogeo de su gloria olvidó la independencia judicial para militar en la causa del gobierno por la paz y por la negociación con ETA. Sin rubor lo que ayer era blanco hoy es negro y si alguien se pone de manifiesto esta paradoja es porque sigue siendo un derechista asilvestrado.

Pero el cúmulo de arbitrariedades, de paradojas y de soberbia le hizo cometer el más grave pecado de un juez. La prevaricación. Aquí empezó su calvario y su beatificación. Gobierno, sindicatos y medios afines elevaron a los altares a este mártir. Recibió apoyos internacionales de la internacional progresista, y entre todos fueron capaces de poner en tela de juicio, 30 años depués, la transición española, la judicatura, la constitución, cualquier cosa que se opusiera a la cruzada de nuestro santo.

Hoy tenemos abierto en Argentina un caso por los crímenes del franquismo, dando por nulas las leyes españolas de la democracia, para alivio de algunas familias, regocijo de los argentinos, que por fin nos la meten a los gallegos y para sorpresa de nuestros jóvenes que ya no saben de qué están hablando.

Es posible que la retirada de Garzón a La Haya sea sólo un paréntesis en un hombre acostumbrado a resucitar. Con su prestancia y con la legión de seguidores, (equiparable a la de sus detractores), a buen seguro no tardará en volver al primer plano internacional. con sus defectos y con su empuje. Con su valor y constancia, pero también con su absoluta convicción de estar por encima de las leyes que rigen a los humanos, a los no comprometidos con el progreso de la humanidad.
Hay que reconocer que generalmente la democracia es bastante aburrida sin estos personajes.

PS. Paradógicamente con los únicos acusados con los que ha sido benévolo este juez ha sido con los capitanes de grandes empresas, cuyos casos no ha conocido o ha absuelto con presteza

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Centroeuropa

Marco Aurelio, el emperador filósofo que murió en lo que hoy en día es Viena, sabía que la vida es cambio, mutación, que en su estoicismo las cosas y las personas pasan, incluso el recuerdo de nuestros hechos, y nada permanece.

Parece que estas enseñanzas fueron bien recibidas en las llanuras de Panonia, donde los imperios se han sucedido monótonamente y donde los cambios han sido tan radicales que ni el imperturbable Danubio ha quedado al margen de estos avatares.

Paseando por Bratislava, la modesta capital eslovaca pareciera que los años 80 se han olvidado y que sólo el recuerdo de los agravios magyares al campesinado eslovaco permanecen en la memoria y en el presente. Pero durante más de cuarenta años el comunismo real se apoderó de estas tierras y lo que es más importante, de estas gentes. Con las tácticas habituales del leninismo incorporaron países al campo del futuro, a la nueva tierra de promisión del comunismo. Cuarenta largos años de fracasos y de resignación, durante los cuales los envejecidos líderes moscovitas consiguieron hacer ver al mundo que había que resignarse y en todo caso pactar los términos de una coexistencia inevitable.

Los centroeuropeos se habituaron a este cambio, cualquier cosa era buena con tal de mantener la paz y la estabilidad. Igualmente, siguiendo los preceptos de Marco Aurelio olvidaron todo con prontitud y en el lapso de unos meses, durante el año 1989 hicieron el salto en el sentido inverso, pasando con armas y bagajes al campo del capitalismo.

Hoy centoreuropa, próspera y ordenada, olivda el sueño en que vivió y en el que fue sumergida con el consentimiento de occidente. No deja de ser extraño que buena parte de Europeos, y especialmente de alemanes, agobiados por la culpa no expiada o por una fascinación incomprensible por el orden y la estabilidad, siguieran hasta bien entrados los años 80 abogando por esa entelequia que fue la DDR o RDA, y que paralizados por el terror al cambio, a la inestabiliad, se opusieran a un cambio en el estatus quo, y prefirieran esa paz sin libertad que ofrecía el antiguo sistema.
Casualmente la mayoría de estos contemporizadores pertenecían al partido socialdemócrata alemán. Que nada enturbie la belleza de la ostpolitik, la tranquilidad del reconocimiento del otro, de la diversidad. Afortunadamente, en España en aquellos años, un socialismo más despierto o tal vez más ignorante, apostó por el cambio, por la política de implosión de los países comunistas y por la caída del muro de berlín. No sé por qué, me parece que el pastueño socialismo actual optaría por el compromiso, por la cohabitación, por el mantenimiento de la dictadura a cambio de la paz y de la estabilidaz, con zeta.