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miércoles, 31 de marzo de 2010

Olvidar

Olvidar un número de teléfono, perder el recuerdo, el hilo que terminaba en ese aparato durante muchos años famliar, y hacer espacio para nuevos números.
Olvidaste el primer número de teléfono de tu casa, con seis sencillas cifras, olivdas los que has ido teniendo a lo largo del tiempo aunque memorizaras de la manera más simple la creciente combinación de cifras que daba acceso a tu intimidad. Quedan seguramente arrumbados en algún cuaderno o listín de direcciones, en viejas tarjetas de visita que con mimo y orgullo hiciste aquellos días.
Olvidaste el de tus amigos que marcabas de memoria. El da aquella novia a quien había que llamar a horas fijas para no molestar a su padre. Has olvidado el número de tu primer trabajo, incluso la extensión abreviada con la que se facilita la labor en las organizaciones grandes. Ese número que marcabas maquinalmente para convidar a tomar un café o para requerir una información urgente.
Olvidos, no sólo de los números, de las cifras, de los prefijos nacionales cambiantes, sino de quienes estaban al otro lado del teléfono. Hubo una llamada a un móvil que resonó aquí y en la eternidad. Era la llamada a un muerto. Llamaba y llamaba sin saber que nunca respondería, que posiblemente recibiera mensajes apremiantes durante las horas de su agonía, y que al agotarse su batería, expiró con él.
Hoy será todavía más fácil el olvido. Las ventajas de una memoria en el móvil apuntalan nuestra pereza y fían el recuerdo a la manipulación de unas teclas. Nadie aprende, nadie olvida. Signo de los tiempos lineales y efímeros. Sólo la máquina queda como una memoria externa que guarda la geografía de nuestros sentimientos y de necesidades. Has ta que batería dure, hasta que expire.

jueves, 25 de marzo de 2010

Confundir

Confundir, despistar, llevar a engaño como algo necesario, no gratuito. comenzar la impostura para lograr la salvación, la de otros mientras tú te condenas.
Una mujer se acuesta durante meses con el jefe de una banda terrorista. Vive como ellos, habla como ellos, pero es una infiltrada. Días, meses fingiendo, actuando, confundiendo para lograr su fin. Que caigan, que los detengan por sus fechorías. Y ella, confunde a los demás, pero se confunde ella? Adónde llegará en su engaño?. Parece la trama de una manida ficción, pero es la realidad, ocurrió y seguirá ocurriendo. La sacaron de su vida ficticia y le crearon otra no menos falsa, y sigue viviendo entre nosotros.

Otro compañero tuvo peor suerte. Fingió, engañó, delató, pero no fue hasta el final. Cometió la ligereza, o la debilidad de dar el verdadero domicilio de sus padres en un país extranjero. Allí fueron a refugiarse los rufianes con los que convivía, y allí lo vieron a la entrada en una fotografía que sus padres orgullosos exhibían de su hijo en uniforme de policía.
No pudieron sacarlo, no pudo huir, o funcionó la ensayada retirada. Lo aprehendieron, lo torturaron y murió en el anonimato, en silencio, en el engaño y todos siguieron fingiendo.

Sin llegar a esos extremos. Fortuitas averías de vehículos, accidentes vulgares, errores de colegiales llevan a la detención de bandas terroristas horas antes de cometer un atentado. Casualidades o engaño. Celadas que salpican su camino y que les llevan a la perdición.

Entre tanto engaño y disimulo, las afirmaciones absolutas son sospechosas. Los planes trazados, por la policía, los designios políticos entran en una bruma de decepciones, de espejismos que hacen dudar. ¿Incluirá el plan final la negociación o es otro engaño, otra cortina de humo para evitarnos la verdad?

lunes, 22 de marzo de 2010

Acelerar

Acelerar, imprimir velocidad a los acontecimientos, empujar el tiempo y esperar el resultado.
Con impaciencia, con fe y con furor tratar de convencer o imponer o avasallar de modo que finalmente el triunfo no sea esquivo, que la apuesta sea proporcional al riesgo tomado.
Obama ¿Quién conocía este exótico apellido hace apenas dos años?, ha utilizado todas sus armas para lograr una victoria en el Congreso. Una de esas votaciones que marcan una presidencia, un destino. Había que acelerar, presionar, obtener un resultado satisfactorio para no perecer en medio de la travesía, y finalmente triunfó. Uno de los asuntos más alejados de nuestras convenciones sociales se resistía a todos los presidentes norteamericanos. Una reforma del sistema de salud. Algo tan comprensible como extender los beneficios de la sanidad más avanzada del mundo a todos aquellos que comparten territorio y afanes. Algo fuera de cuestión en cualquier país europeo, pero esquivo para las sucesivas administraciones americanas. La apuesta, el vigor, la obstinación han dado sus frutos en el último momento, en una votación reñida, que seguirá por meses en el debate político, porque cuándo se valoran los resultados de una decisión política. Quién pondera las consecuencias reales de lo que es frente a lo que pudo no haber sido?. Entre tanto, la tenue línea que separa el triunfo del fracaso se ha traspasado con éxito. Se ha detenido el declive, se ha impuesto el vigor y existe otra oportunidad para enderezar una presidencia que venía cayendo. Después del "engagement", de las palabras, de la tramposa promesa de concordia y acuerdo, el más veloz, el más audaz ha obtenido una prórroga, ha logrado vencer a la derrota y seguirá acelerando, volando, empujando para que el mundo siga girando, aunque tal vez lo siga haciendo sin tanto esfuerzo.

domingo, 21 de marzo de 2010

Mudar

Mudar, cambiar, variar la posición y la opinión, situarse en un lugar nuevo y desde allí sufrir los embates de la incomprensión.
¿Cómo un periodista vinculado conlos movimientos de izquierda de los años 60 y 70 en España, que dirigió un periódico comprometido con la transición y complaciente con el izquierdismo juvenil de buena parte de la sociedad española de aquellos tiempos se convierte con el paso de los años en azote de esa misma izquierda enquistada en el poder. ¿Como saca portada tras portada denunciando escándalos y culpando a quienes habían sido sus compañeros de viaje unos años antes?. ¿Cuándo cae uno del caballo sin necesidad de dirigirse a Damasco y da el paso para denunciar la intolerancia de los tolerantes de los que se consideran infalibles?. Hoy éste y muchos desencantados siguen señalando la vacuidad de lo que los embarcó hace años y la cháchara inane de quienes creen todavía hoy que la palabra puede ocultar la realidad.

¿Cómo, cuándo un cineasta y aguerrido revolucionario decide anteponer el arte a la ideología. La diversión, la libertad a la disciplina marxista, por mucho que ésta le prometa el paraíso en la tierra?. Cómo Orlando Jiménez con el impulso de su juventud da lugar un filme, "pm" que le marca, le condena y le obliga a vivir 48 largos años fuera de su país, lejos de los suyos, sin posibilidad de redención.
¿Cuándo y cómo un joven escritor y periodista, un poeta querido y agasajado decide que no puede seguir escribiendo sin aire sin libertad, y da el paso que lo conduce a la oposición y a la cárcel y después al exilio? ¿Que reflejo mental, qué extraño mecanismo le hace pasar del confort del parnaso a la pesadilla de la perscución?
¿cómo se sale de una dictadura, cuánto cuesta oponerse, actuar y no claudicar, cómo soportar la expulsión y el oprobio y siwguir transitando por la tenue líena de la libertad?
Cambiar, mudar, transformar las costumbres y la mente, no por oportunismo o por temor, sino por necesidad y convicción de que el cambio será un día inexorable.

viernes, 19 de marzo de 2010

Confesar

Confesar, reconocer los errores y tal vez algo más. Confiesa el ladrón cuando es sometido a la presión del juicio. Confiesa para salvarse o para reducir su daño. No el que hizo a los otros.
Luis Roldán aparece de nuevo en la vida pública española. 15 años después de sus andanzas que comenzaron en una Zaragoza en transición y culminaron en un trasiego de aeropuertos tropicales,sospechosos mediadores con pasaporte diplomático de Cabo Verde e incongruentes posesiones en París y en Saint Barth. Será por la cercanía de Zaragoza con Francia o por una educación con un baño de francés como era habitual en la época.
Aparece cuando una generación entera de españoles no lo conoce, no sabe de sus hechos ni de sus ficciones. Y confiesa negligentemente, sin confesar, sin reconocer el daño causado, con el alivio de la confesión católica. Parcial reconocimiento de los pecados, ligero propósito de la enmienda, penitencia cumplida apresuradamente y limpio de nuevo. Es la ventaja del catolicismo con su sacramento de la confesión sobre otras religiones más exigentes. El pecado, la falsa palabra, la acción injustificable no se limpian con la penitencia, quedan como un remordimiento.
Pero aquí está ufano, aliviado, con él desahogo de poder mostrar un cumplimiento de penitencia que debiera borrar años de infamia, y además, con la superioridad moral de haber cumplido. No como otros.
Confesar y liberar el alma del pecado o del delito. Pasar a otros, al confesor, al juez el peso que oprime al pecador, y ahora a comenzar de nuevo y tratar de ganarse la confianza otra vez, como aquella lejana noche en la que un alcalde eufórico le pidió hacerse cargo de un destino que nadie quería, de marchar al frente en la lucha contra el terrorismo con vagas promesas de un ascenso político y desde allí comenzar a acumular infamias, ventajas, y al cabo penas y descrédito. Volver, confesar y no aprender.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Coincidencias

Leer,repasar lo escrito por otros en otros lugares, en otro tiempo, y recrear imágenes y sensaciones que nunca estuvieron pensadas para ser revividas así.
Leo en el jardín del hotel Minzah de Tánger un libro de un autor norteamericano sobre un personaje norteamericano, periodista deportivo que nunca salió de la costa este de su país, y en la página 163 decide escribir una novela sobre "Tánger". ¿Pudo imaginar el autor que su personaje escritor me llevaría por caminos diferentes a la misma ciudad?
Leo sobre geopolítica actual sobre el declive americano, sobre los poderes nacientes, y el autor, también norteamericano y de origen indio menciona la obra de Nehru, "glimpses of world history", algo normal al hablar de política internacional y de la India. Pero esta misma mañana, sin preverlo, sin maliciar la jugada, veo en un estante de mi provisional trabajo un grueso libro que me llama la atención, "glimpses of world history". Igualmente normal, cotidiano y hasta cierto punto probable dadas mis lecturas y aficiones; pero el mismo día, reparar la atención en un libro preciso de una biblioteca, coincidir y después leer...
Las infinitas probabilidades de uso del tiempo, de coincidencia en el espacio y en un momento dado se reducen cuando activamos la memoria ocuando preparamos esta memoria para que este momento no pase desapercibido.
¡Cuántos encuentros, conocimientos, señales perdemos día a días por andar a ciegas, por seguir el ruido y a veces la furia, por no leer los signos las pistas que nos van dejando otros que pasaron a nuestro lado, que abrieron caminos o los intuyeron y que nosotros adánicos, incrédulos nos negamos a transitar o investigar.
Leer con los ojos abiertos, con la memoria alerta y tomar del día su cosecha diaria.

lunes, 15 de marzo de 2010

Prohibir

Prohibir, censurar, hurtar al conocimiento. Jugar con la libertad de los demás. ¡qué fácil y gratificante resulta ocultar lo ingrato, impedir lo incómodo o inconveniente y reafirmarse cada uno en sus ideas, en sus conviciones, en sus percepciones y más si tienes el poder reafirmar a los demás en esas convicciones aunque no les convenzan ni convengan.
China sigue en su pulso con Google. O bien aceptas la censura de contenidos o te prohibo.340 millones de usuarios en este país, casi tantos como los que han salido de la pobreza en los últimos 20 años ven su acceso a internet restringido. Qué pequeñez en comparación con el gran salto adelante (ahora sí y no cuando Mao difundió la consigna) que supone la expansión del capitalismo en el país más poblado del mundo. ¿Qué importancia puede tener la limitación de ciertos contenidos en una red a la que acceden los privilegiados aunque estos sean centenares de millones?. En estas pequeñas cosas, en estas batallas retóricas se juega la libertad de cada uno. No ceder al chantaje, no claudicar ante el poderoso y abrir las ventanas y las puertas para que todo quede expuesto y para que libres de miedo la felicidad quede más al alcance.
No sólo China pelea con el fantasma de la libertad. Irán tiembla ante la expansión de las redes sociales, de la difusión de informaciones vedadas a los corresponsales, de imágenes que hacen temblar de rabia y que existen y se difunden aunque no corresponda, aunque no sea adecuado.
Y Venezuela, ¡cómo no¡ se une a este aquelarre. Quiere prohibir la difusión de información, porque puede ser falsa o puede perjudicar a los usuarios dándoles una imagen distorsionada de los esfuerzos de un gobierno que gobierna en directo, desde la esperpéntica tribuna de Aló presidente. No hay más que ver la cara de embeleso y terror que tienen los oyentes seleccionados, temerosos de que les interpelen en público y no sepan cómo satisfacer al mando. Pues bien, ahora tampoco es decoroso mantener la libertad en la red. También esto es peligroso y debe prohibirse.
Y qué decir de Cuba. Paraíso de la falsedad, patria de la celada, del engaño de la apariencia. Desde las primeras horas del alba hasta la más alta noche. Patria de la prohibición, de las condenas por tener una máquina de escribir una grabadora, cualquier instrumento que amplifique la palabra y la verdad.
Qué harán con los blogs, con los nuevos foros de discusión, con las verdades.
Prohibir, alejar e impedir llegar a la verdad o a las medias verdades que nos alimentan cada día. No se puede prohibir eternamente, no se puede callar por mucho que nos lo pidan y no se puede dejar el campo abierto a los lobos que sólo imponen su aullido. No se puede prohibir eternamente.

domingo, 14 de marzo de 2010

Caer

Caer en desgracia, o caer del estado de gracia, "fall from grace", caído, abatido y luchando, así está el ángel caído del parque del Retiro madrileño.
Una escultura que da nombre a una glorieta y a una puerta del parque, traída a Madrid por el escultor Ricardo Bellver tras su paso por la Academia española de Roma como reflejo del auge de la escultura clasicista.
Desde 1885 se halla en su pedestal, elevado a 666 metros sobre el nivel del mar y dando testimonio de los versos del paraíso perdido en los que se inspira:
"Por su orgullo cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes para no volver a él jamás. Agita en derredor sus miradas, y blasfemo las fija en el empíreo, reflejándose en ellas el dolor más hondo, la consternación más grande, la soberbia más funesta y el odio más obstinado (Milton, El paraíso perdido, canto I).
Esta imagen que ha perdido el favor celestial, que lucha por sacudirse de las serpientes que le abrazan mientras cae, convoca hoy a numerosos curiosos mayormente jóvenes vestidos de negro.
Jóvenes caídos sin haber alcanzado el paraíso. Lejos de perderlo, nunca lo disfrutaron ni siquiera atisbaron. Quedan fascinados por la cábala del número, por la historia de los hermosos vencidos, por la parafernalia que adorna la base del monumento de diablillos, dragones, serpientes de nuevo y pesacados sin cabeza.
Satisfacción en la derrota. Admiración por aquel que arrojado de los cielos por su orgullo lucha por mantener el paso y por no perder en la caída lo que le queda de propio, su naturaleza impulsiva y temeraria.
Caído el ángel renace como lucifer y aun expulsado es capaz de recomponer un nuevo escenario, antitético del paraíso, ardiente y lejano donde puedan encontrar refugio otras almas perdidas.
Madrid cuenta con esta escultura incongruente en una mañana de domingo, feroz y esforzada en la elusión de su derrota que sabemos ya inevitable a pesar del pedestal que la separa del suelo.

jueves, 11 de marzo de 2010

Disimular

Disimular, ocultar la jugada y después ganar. Conversación casual sobre cualquier nimiedad, ahogar el silencio con palabras y no decir nada. Guardar para sí lo mejor, la voluntad, el deseo y no dejar que los otros lo vean para que no estropeen el festín.
Desde la mañana me aturde mi vecino con una cháchara informe salpicada de lugares, de anécdotas y sobre todo de personas, agentes o pacientes de estas acciones inocuas.
Referencias a pasados ya remotos en los que una palabra de más, la negación de una evidencia o la extensión de un rumor sembraron de sombras la imagen de aquél o de uno mismo.
Pasado rememorado a través del filtro de las vivencias, de las noches de desvelo y de los años rumiando el despecho. ¿Por qué no me ayudó cuando pudo?, ¿Por qué no me avisó de lo que se me venía encima? ¿Por qué me ocultó mi destino que él y muchos otros sabían o tal vez compartían? Y ese run run con el pasar de los años sedimenta en la memoria y vuelve de diversas maneras y con distinta intensidad. Y así en tan obsesiva vecindad vamos venciendo los días, se abren nuevas avenidas, se intuyen oportunidades y se aleja el murmullo del pasado. Y para ello, para no fallar, para tomar el camino acertado sin malas compañías, disimular, ocultar y jugar para ganar.

Y aquí más cerca, en las noticias diarias, en la procesión de cifras que empujan hacia arriba el número de desempleados el capitán del navío ebrio se preguntará, ¿por qué no hice caso cuando me avisaron? ¿Por qué negué la evidencia? ¿Por qué no tomé medidas? ¿por qué fui pusilánime?
Pero ay¡ estas preguntas requieren una catarsis previa, un alejamiento del poder, una liberación de las dudas y una reflexión lejana cuando ya sea tarde, cuando ya no importe. Cuando deje de disimular.

sábado, 6 de marzo de 2010

Olvidar, sacar de la memoria, desechar de nuestra experiencia mientras transcurre el tiempo. Olvidar que alguien estuvo allí, que se paseó, se expuso al sol con nosotros, nos acompañó en un paseo y ya no está. Olvidar para avanzar.
Olvidar las promesas, las declaraciones, echar en olvido nuestros compromisos para liberados de peso seguir un camino adánico.

No querer recordar que la convivencia democrática exige tolerancia, garantías para los más débiles, reglas claras, justas y ciertas . Que los derechos deben ser ejercidos y tutelados, y que no bastan una elecciones democráticas para dar validez a todo lo que un gobierno haga.

Olvidarnos de Bolivia, por ejemplo, del sinuoso avance revolucionario, de las indiscutibles elecciones y de la lenta reclamación indigenista. De los recortes a las garantías judiciales, de la voracidad de un poder cuando se dice revolucionario, de la implacable persecución de los enemigos políticos y del respeto a quienes no quieren seguir el mismo camino, a quienes quieren discutir, rebatir y vivir de otro modo.

Olvidar los requisitos de una justicia democrática para justificar una estabilidad política o social. Para justificar una relación armoniosa sin aristas, aquiescente sin entrar a juzgar los asuntos internos de los otros. Al menos en Bolivia, o en Venezuela o en Cuba. Respeto, que no me toquen, que no me digan que se ovliden de quienes siguen aquí adentro en el torbellino revolucionario que los traga y nunca abandona.

Olvidar para vivir tranquilos, para soportar la levedad de los días y la fragilidad de la memoria.

martes, 2 de marzo de 2010

Venezuela

Dialogar, hablar, comprender, decir lo que quieren oir y escuchar lo que más te conviene. Dulce cháchara para no llegar a ningún lado y para aparentar movimiento, dialéctica, superación de las diferencias.
Nuestro Gobierno comenzó su nueva andadura en política exterior hace seis años con promesas de diálogo, con todos??? y sobre todo. En el colmo de la cursilería se puso de moda hablar, dialogar "hasta el amanecer", a ser posible con aquellos con quienes el compromiso es inalcanzable.
Y así, dialogando, dialogando se fueron perdiendo posiciones, oportunidades, se fueron dejando de lado principios y razones, todo por el modo, por la forma, por lo que se llamó el talante. Dialogar sin fin, sin objetivo, sin criterio. Hablar por hablar y así mantener abirtos cauces, dejar un resquicio a la esperanza de que un día las cosas cambiarán.
Hoy se hace patente que mientras se dialogaba con Venezuela, mientras se daba una vez más muestra de una paciencia infinita ante los intolerantes, estos estaban en otro tipo de inteligencia, en el siniestro sindicato del terror. Españoles, colombianos, venezolanos y quién sabe si algún asesor cubano dialogaban entre sí con un objetivo común y con muchos puntos de coincidencia, tal vez no tuvieran ni que hablar a la hora de intercambiar experiencias, impartir cursillos de terror o realizar seguimientos de futuras víctimas que aún no lo eran y que afortunadamente no llegaron a serlo.
Y todo por dialogar. Creer que diplomacia es diálogo sin límites, sin exclusiones. Y no considerar que más bien hay que negociar, dialogar con principios, objetivos y un fin, y si finalmente no se alcanza el acuerdo dejar la cháchara y presionar, o seguir otro camino.
Hoy nos enteramos por la Audiencia Nacional lo que todos sabían. La inteligencia de estos grupos, ETA, FARC, con ciertas instancias del Gobierno de Venezuela, mientras su presidente, (eso sí, electo democráticamente) hacía carantoñas durante su diálogo interminable y mansurrón y beatífico nuestro canciller ponía su mejor y más bovina sonrisa para el diálogo.