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jueves, 29 de julio de 2010

Galería de santos laicos 2 Maradona

¡Qué decir de Diego Armando¡. Quinto mío, es decir, nacido el mismo año y en teoría contemporáneo en la prestación del servicio militar, Maradona llegó a España con el mundial de fútbol, cuando a mí ese deporte me parecía una abominable pérdida de tiempo y para él constituía la razón de ser y el trampolín para salir de "la Chacarita" y alejarse de los hampones que le rodeaban desde que comenzó a gambetear por las calles de su barrio en pachangas y partidos de picardía.

Le acompañaba un joven de su lugar, un muchacho cojo, gordo y judío, un tal Cisterpiller, que le sacó del barrio y le llevó con provecho mutuo, a Boca, a Barcelona y finalmente a Nápoles, donde el buen Diego Armando reencontró a su familia italiana, y a un tal Cópola, que fue su manager y a diferencia del director de cine, éste era más parecido al protagonista de "el padrino", una especie de Don Vito.

Sus hazañas, sus goles y su ingenuidad, le dieron pronto la imagen de juguete roto, de niño malcriado que se hace perdonar todo porque ya se sabe, sus orígenes y falta de educación formal le exoneran de culpa.

En Argentina, en 1994 ya era un hombre dado a la barra libre de droga. A pesar de ello, Carlos Menem le hizo "embajador" del juego limpio y de la lucha contra la droga. Ese año, en el mundial de USA lo pillaron en un control hasta las cachas de "efedrina" y a partir de allí, Argentina cayó en una suave depresión, y no volvió a alcanzar los cuartos de final de un mundial.

Diego siguió cocqueteando con la droga y con la política. Siempre del lado equivocado, y después de flirtear con Ménem lo hizo con Fidel Castro. No sé por qué arte de birlibirloque, un joven de origen modesto, preso de las drogas y los vicios se hizo un ídolo intocable en su país. Dicen que daba al pueblo la ilusión que faltaba en momentos de baja autoestima. Le perdonaron sus correrías, sus pillerías, su mala educación, su mal ejemplo para los jóvenes. Hasta su gol de mano contra Inglaterra en 1986.

Le perdonaron todo y apareció derrengado, gordo, extraviado en La Habana, donde coincidimos de 2001 a 2004. Yo en mi mejor tiempo, él en su infierno particular, un infierno de drogas y mujeres; de éxtasis y adoración al comunismo que le permitía hacer lo que este sistema no permitía a sus ciudadanos. Se tatuó una imagne del Che en la pantorrilla y otra de Fidel Castro en el biceps. Se presentaba en el Palacio de la Revolución a cualquier hora, y el entonces vicepresidente Lage, llegó a decirme que estaban asustados de que muriera en algún momento de sobredosis en Cuba, donde en teoría no hay drogas ni decadencia.

Finalmente Lage cayó, quién sabe en qué oscuro rincón del sistema, en tanto Diego tuvo una nueva epifanía, mediante operación gástrica y rehabilitación fuera de Cuba.
Aquí enconró otra reencarnación. Se creó una iglesia propia, la iglesia maradoniana, y se alió con los Kirchner, igual de malcriados y de hipócirtas.

Por eos azares del destino llegó a Director Técnico de la selección argentina más talentosa de los últimos años. Su orgullo y egolatría le llevó a secar a otro muchaho, de origne humilde, argentino, gran jugador, pero éste sí educado y sensato. Les llevó un equipo técnico de amigos y teóricos del socialismo capitalista, formado por todo tipo de eruditos a la violeta, que encargaron como lectura de sus muchachos "las venas abiertas de latinoamérica" o la "radiografía de la Pampa". Con estos afanes, es lógico que veinte muchachos jóvenes, ricos y viajados no dieran pie con bola.
El fin último de esta aventura consistía en ganar el mundial sin jugar y volver a la Argentina como vicepresidente en el tícket de Néstor Kirchner.
Un oportuno 4 - 0 de Alemania puso las cosas en su sitio. Volvió Diego a Buenos Aires con la bula con la que cuentan los santos laicos a pesar del fracaso y del engaño, pero ya no pudo convertirse en la dupla de Kirchner. Dios escribe con renglones torcidos pero sabios, y tras tanto vaivén pone a cada uno en su sitio.
Hoy lo destituyen de su cargo, pero como buen santo milagrero, no deja de despertar ternura en un país tan castigado por sus dirigentes y tan necesitado de la intercesión de los santos para dehacer los entuertos de los vivos.

domingo, 25 de julio de 2010

Galería de Santos laicos. 1 Saramago

No puedo evitar comenzar esta galería con José Saramago. El premio nobel de literatura de 1998, recientemente fallecido en la isla de Lanzarote cumple sobradamente los requisitos de la santidad, es decir su carácter de referente moral, de ejemplaridad para millones de personas, su toma de posición siempre políticamente correcta y su infatigable lucha contra el "neocapitalismo" y lo burgués.

Y evidentemente cumple Saramago el requisito de la laicidad. Un laicismo militante y estruendoso en su lucha contra la ignorancia y la superchería, que le impulsó a escribir un "evangelio según jesucristo" o artículos como el publicado en el país "Dios como problema".
Y para no dejar ningún aspecto sin cubrir, a este notable escritor, laureado, reconocido y leído, le notifican después de muerto, una sentencia de la Audiencia Nacional de España por la que se le condena a pagar la cantidad de 717.000 € en concepto de impuestos devengados y no pagados en su país de residencia desde comienzos delos años 90.
Argumenta post mortem a través de su abogado, que su centro real de intereses económicos estaba en Portugal, donde pagó sus impuestos, y que por lo tanto no incumple la ley española, pues aun residiendo en España, él se consideró siempre residente fiscal en Portugal, su país de origen y de cuyo partido comunista es militante desde 1969.

Curioso argumento para justificar la residencia fiscal y el impago de una cantidad equivalente a lo que ganaría en toda su vida laboral un mileurista, el mostrar el carnet de militancia del Partido comunista. Pero también es sorprendente que un intelectual capaz de romper con el gobierno de su país en 1991 y "exiliarse" en España, diga que rompió con los sucesivos gobiernos portugueses, pero no con su Ministerio de Hacienda.

Más sorprende que un autor despectivo en todas sus declaraciones con el sistema capitalista y con el dinero y el consumo, decida como cualquier ejecutivo de multinacional o como cualquier empresario codicioso, "optimizar" su situación fiscal y declarar en el lugar que más le conviene, torciendo sólo un poco la interpretación legal de los tratados para evitar la doble imposición internacional.

Pues bien, aquí tenemos la contradicción, la flagrante inconsistencia del referente moral, del opinador profesional, del idolatrado escritor íntegro a quienes agradecen los lectores del semanal del diario el país cada semana por sus columnas, muestra de integridad y de virtud.

No tendrá reproches el autor protugués de parte de su feligresía, y saldrá absuelto de lo que consideran inmisericorde persecución contra un hombre ejemplar. Este pecadillo, esta contradicción cabe perfectamente en el canon bienpensante, y se une a la absolución que el propio Saramago hizo de Gunter Grass hace unos meses, cuando se descubrió que el autor alemán había ocultado durante cincuenta años en su biografía el hecho de que había sido miembro de las juventudes hitlerianas, o como exculpó al Gobierno cubano de cualquier pecado en su persecución y encarcelamiento de la disidencia.

Es cierto, tuvo Saramago un golpe de lucidez en abril 2003, cuando publicó en la biblia de la santidad laica, el diario el país, su artículo "Cuba, hasta aquí he llegado" tras los encarcelamientos de la primavera negra y los asesinatos extrajudiciales de dos óvenes negros en La Habana.
Pero la lucidez es siempre un estado transitorio, excepcional, y en 2004 ya se retractó y en 2005 encabezó de nuevo todo tipo de iniciativas en favor del régimen cubano, como siempre lo había hecho.

En definitiva, nos ha dejado un buen escritor, plúmbeo e intrincado, triste y agobiante, que ganó el premio nobel y se convirtió en santo laico por su predicación inveterada en los medios habituales de esta religión, y por sus errores manifiestos, de los cuales, el dejar de pagar a Hacienda seguramente no será el menor

sábado, 24 de julio de 2010

Galería de santos laicos

Dice el Diccionario de la Real Academia en su primera acepción que santo es aquel ser "perfecto, libre de toda culpa", y añade que se dice también da aquella persona de "especial virtud o ejemplo".
La perfección sólo se puede predicar de Dios, y es como reflejo de éste como las religiones consideran a determinadas personas como santos. Su origen latino "sanctus", separado, describe mejor cómo la divinidad selecciona a determinados indiviudos para que sirvan de faro de virtud entre los hombres. Por ello, los santos, en la teología católica son ese eslabón entre Dios y los hombres de cada época. El ejemplo, la virtud y la moral que los no elegidos deberían imitar y respetar en la tierra.

Por extensión y en un sentido no estrictamente religioso se considera santos, a personas que sin haber pasado por todo el trámite jurídico de la canonización exigida por la iglesia se erigen en un tiempo y en un lugar como referentes morales de la sociedad, como pudieron ser la madre Teresa de Calcuta, Gandhi o Mandela.

Estirando un poco más el significado de la santidad, vemos hoy en día una religión laica, que prescindiendo de Dios se considera parte de una "iglesia" universal del buen pensar, de las buenas intenciones, que recorre transversalmente el mundo, que adopta una liturgia propia de clichés y metas, que se reconoce allá donde vaya y que a través de una aceptación basada en la correción política, en los tópicos, en los lugares comunes generalmente bien aceptados, se impone en el pensamiento actual y tiene gran predicamento internacional a pesar de inconsistencias, incongruencias y flagrantes contradicciones.

Como buena iglesia, ésta tiene también sus santos laicos. Personas que generalmente dejan a Dios de lado, cuando no lo niegan o lo combaten, pero que son erigidos al modo de los santos clásicos, como referentes morales de una época y una forma de pensar. Como elegidos que deben guiar a su feligresía por el camino de lo correcto. Y con más poder que muchos santos clásicos, tienen garantizada una inmunidad a prueba de mentiras o de contradicciones.

A estos santos laicos, a estos apóstoles de lo bueno, de lo correcto, de lo adecuado, voy a dedicar una galería con sus virtudes y pecados. No se trata de santos milagreros, como San Pancracio, patrono de los imposibles, San Antón, sanador de los animales, Santa Lucía curadora de males de la visión, o San Antonio de Padua, sanador de mal de amores. No encontraremos a ningún San Cucufato o Sant Cugat en catalán que nos ayude a recuperar lo perdido. Pero no cabe duda de que estos santos laicos pueden tener hoy una influencia taumatúrgica entre sus fieles superior a la de muchas plegarias.

Veremos desfilar por esta galería a deportistas, escritores, cineastas, políticos, "activistas" como ahora se denominan algunos de los zascandiles internacionales capaces de abrazar cualquier causa por lejana y ajena que parezca.
Veremos sus méritos, alguno han de tener, y sus flaquezas, (¡ay, al fin somos humanos¡ y trazaremos una galería que a cualquier mente ajena a nuestros días le sirva para recorrer el relato de la cursilería de nuestros días.

domingo, 18 de julio de 2010

Incómodos invitados

Cons sus camisas de tergal de unas tallas más, con sus corbatas como atributo de formalidad que nunca les fue dado, con el pelo rapado y los ojos llenos de un mundo desconocido e inimaginado pasan sus primeros días en Madrid los excarcelados del régimen de Castro alojados en un hostal para emigrantes en un barrio de Madrid arrasado por un sol inmisericorde.

Llegaron como esos invitados pobres a quienes se convidaba a casa por compromiso pero que nunca hacían vibrar el corazón como cuando llegaban los verdaderos invitados, los que nos podían ofrecer algo, influencia, diversión, amistad o reciprocidad. Son los invitados de segunda, los que vienen a pesar de todo y a quienes queremos despedir con una larga cambiada y con una verónica de remate.

El gran juego, el que les gusta a los ministros y estrategas de la política exterior es el que realmente importa. Y ¡qué mejores actores que un Gobierno comunista con todos sus atributos del poder y la inmortal diplomacia vaticana, rancia de sotanas y sahumerios, rica en palabras y sonrisas¡. Aquí es donde quiere jugar nuestro ministro, en las grandes ligas, en las que se puede decidir el futuro porque aquí sí que hay poder. Los cambios prometidos por Raúl Castro se harán desde el poder y para conservar el poder. Para ello hay que desembarazarse de estos incómodos testigos de la tiranía. Que se vayan, como se fueron tantos otros a lo largo de los años. Y ya sin ese peso, sin ese estorbo, seguirán los generales su juego de táctica militar. Reformas las justas, cambios imprescindibles y si algo se mueve, será bajo la dirección del partido.

Política realista, diálogo matizado y acuerdos sobre lo general, pero sin dar la voz a quienes han luchado por años por el cambio. Así son las cosas. Una reforma a la medida de una dictadura, que nos preserve del desorden de la libertad. Estabilidad ante todo y eso sólo lo pueden garantizar las intituciones, y qué mejores instituciones que el partio y la iglesia.

Y entre tanto, estos incómodos invitados se irán acostumbrando a los supermercados, al tráfico, al trabajo duro y la satisfacción del salario o del subsidio, y en definitiva a la irrelevancia. Es duro el exilio, y cuando éste te lleva a casa ajena, ocurre como con el pescado, que a los pocos días huele.

Así son las cosas y a ellas nos iremos acostumbrando,

La muralla y los libros 2.0

En 1950 Borges escribió el cuento "La muralla y los libros", en el que rememoraba, cómo el mismo emperador que mandó construir la muralla china, mandó destruir todos los libros.
Qin Shi Huang se autoproclamó primer emperador y creador de una dinastía que había de durar 10.000 generaciones. Para ello necesitaba crear algo inmenso y destruir todo lo anterior. La memoria, la genealogía, los principios, las ideas. Esta inmensa tarea que se autoimpuso Qin Shi Huang se hizo con el esfuerzo de millones de sus súbditos, que construyeron calzadas, presas, palacios, y a quienes a cambio de su sudor y de sus vidas otorgó un imperio, una moneda y un sistema nuevo de pesas y medidas, protegido todo ello por una muralla, que como todas, resultó permeable al paso del tiempo.

Borges intuyó en semejante esfuerzo, más que el afán de poder, la percepción del hecho estético, de la creación y la destrucción que se autoanulan. Y tal vez la necesidad de borrar del recuerdo de futuras generaciones el deshonroso linaje de un emperador de madre casquivana, como recuerdan algunos de sus enemigos.

Hoy, 2000 años después de la muerte de este primer emperador, y 60 después del cuento de Borges, un nuevo emperador, en este caso impersonal, el Partido Comunista Chino está creando un nuevo imperio mundial, basado en su demografía y en su sorprendente economía que le ha llevado al segundo puesto mundial en PIB.

Este nuevo emperador tiene ya su protección, su muralla, en los 8.000 soldados de Xian, soldados de terracota que defendían el mausoleo del primer emperador y que encontrados por azar en 1974, constituyen hoy la atracción turística más importante de China, junto con la muralla ordenada construir por ese mismo primer emperador.

Y para no faltar al paralellismo, el nuevo emperador ha ordenado destruir los libros una vez más. Esta vez, como peaje de los nuevos tiempos, la quema simbólica afecta a los libros electrónicos. Tras un forcejeo de unos meses con el primer buscador internacional de internet, finalmente google se rinde a la evidencia y a los ataques cibernéticos y acepta la censura del partido comunista chino, para que estos súbditos, al igual que los de hace 2.000 años no caigan en la tentación de leer lo prohibido.

Coda:
El vasto imperio de Qin Shi Huang apenas le sobrevivió unos años. Su pérfido primer ministro Li Si y la ineptitud de su sucesor Qin Er Shi, o segundo emperador, hicieron crecer el malestar en el Reino y cuatro años después de la muerte de Qin Shi Huang, su hijo estaba muerto, el palacio imperial y los archivos estatales quemados, y la dinastía Qin acabada.
.
Concluye Borges: Acaso la muralla fue un desafío y Shih Huang Ti pensó: “Los hombres aman el pasado y contra ese amor nada puedo, ni pueden mis verdugos, pero alguna vez habrá un hombre que sienta como yo, y ése destruirá mi muralla, como yo he destruido los libros, y ése borrará mi memoria y será mi sombra y mi espejo y no lo sabrá”.

domingo, 11 de julio de 2010

Mundial

Es imposible sustraerse a ello. Las televisiones, los diarios, las conversaciones cazadas al vuelo en la calle, en café en el autobús, recuerdan constantemente, que hoy, 11 de julio de 2010 puede ser un gran día para España.
Balcones engalanados con banderas de España como no se recuerda desde los tiempos del patriotismo más militante. Jóvenes con camisetas y banderas anudadas al cuello o a la cintura que durante todo el día vagan por la ciudad esperando el momento de la verdad.

Familias de emigrantes con gorras y camisetas de España, contagiados por el ambiente y fervorosos animadores de segunda generación. Taxis, coches repletos, con las ventanas abiertas por donde penetra el inmisericorde calor del julio madrileño y de donde salen consignas y cánticos de fe y esperanza.

En este ardoroso ambiente es difícil sustraerse a la reflexión política. Editoriales, artículos de fondo, declaraciones de todo tipo de políticos y analistas afrontan la final de la copa del mundo que jugará hoy España como muestra de lo cierto de sus posiciones ideológicas o personales.

Los no nacionalistas y los nacionalistas españoles creemos que por fin se terminó el malditismo de España, el mal fario, el regocijo en la derrota. Ahora sí, un grupo de jóvenes de diferentes orígenes, muchos de ellos catalanes, defienden en el ámbito del deporte más popular los colores de la bandera nacional, que ahora sí unen y no dividen.
Es la oportunidad para que florezca la perfidia de los nacionalismos. Su imposición de una realidad nacional, lingüística, simbólica nacionalista y excluyente.

Por otro lado, nacionalistas y progres no nacionalistas, que aborrecen más la posibilidad de un nacionalismo español que la realidad de los nacionalismos periféricos, aprovechan la ocasión para hablar de la España plural, de la diversidad dentro de la unidad, del ejemplo que esta selección, armónica, generosa, colaboradora puede conseguir cuando "todos tiramos del carro". Todo ello sin referencia a los símbolos, con mucho cuidado para no pronunciar la palabra España y para no quedar contaminados por el uso de la roja. Comparan la unidad,el espíritu de cooperación de la selección nacional con la clase política española, obviando el hecho que la selección tiene un objetivo común y una estrategia para lograrlo. En tanto que los intereses y estrategias de nuestra política difieren enormemente si es que los hay.

Pero no es sólo la política. Recibo correos de Estados Unidos, Inglaterra, Costa Rica, Argentina, Alemania, preguntando por mis sentimientos, mis expectativas ante el partido de esta noche. El fútbol, mucho más que un deporte identifica afectos y expectativas más allá de los límites de la razón. Algo tendrá este deporte para lograr paralizar un país, para levantar expectativas en un ámbito que en realidad no es bien ajeno.

Algo ocurrirá esta noche. Sea cual sea el resultado, la emoción, la excitación, la alegría o la decepción durarán unos días, a todo lo más semanas. Luego lo cotidiano nos invadirá y nos recordará, que como todas las ilusiones, ésta dura lo que dura un sueño.

miércoles, 7 de julio de 2010

Cambio en la generación de riqueza

Según un informe de la OCDE en el año 2030 los países desarrollados, miembros de la OCDE, aportarán tan sólo un 40% del PIB mundial, por un 60% proviniente de los ahora llamados países en desarrollo. Este cambio en el origen de la generación de riqueza en el mundo trae ya consecuencias que son insoslayables. El mundo en que vivimos, al que nos hemos amoldado desde la postguerra en el caso de los países democráticos de Europa Occidental y desde los años 70 del siglo pasado en el caso de España, ha cambiado.

Las reglas del juego quedan obsoletas, la arquitectura del poder mundial ya no responde a la realidad, y por más que nos pese, algo tendrá que cambiar para que todo siga igual.

Por una vez una crisis mundial ha pasado de refilón por los países menos favorecidos. La mayoría, en Asia y Latinoamérica ha soportado una ligera turbulencia mientras se sacudían los cimientos de la econo´mía mundial, y los países africanos, en su atonía se han venido beneficiando de la demanda de materias primas de los países emergentes, por lo que en su modestia, hasta el momento la crisis no ha empeorado mucho sus condiciones de vida.

¿Qué queda entonces por modificar, por ajustar?. Tal vez lo que ayer creíamos un orden duradero, estable, con campos bien trazados entre ricos y pobres se vaya difuminando. Los programas de austeridad se han puesto de moda, y si hace unos meses lo que se llevaba eran los paquetes de estímulo, ahora se habla de consolidación fiscal, de recorte del gasto, de apretarse el cinturón.

Bien, lo haremos en la vacilante Europa y lo hará la blanda Administración Americana, pero esta vez no sé si todo seguirá igual después de los cambios, de la fiesta. Habrá que pagar la cuenta, recoger los vasos, despedir la música y hacer recuento para salvar los restos del naufragio.

Afortunadamente el mundial es nuestro, europeo. Allí estamos con una alegría indescriptible, tras domeñar una vez más a los bárbaros. Veremos una final del mundial de fútbol europea, entre los ahorrativos holandeses y los decepcionados españoles, que esperamos esta oportunidad para comenzar el verano antes de que las hojas del otoño apaguen nuestra efímera alegría y nos devuelvan a la realidad.

lunes, 5 de julio de 2010

Exilio

La delación, la traición, la persecución. Todas las dictaduras tienden hacia esa espiral de maldad y de destrucción. Rusia tiene una larga tradición en este terreno. Desde los exiliados del zarismo, deambulando por las cortes europeas, por los países de acogida reticente, siempre conspirando, siemmpre discutiendo, como Lenin, fraccionando a los suyos, fomentando las disensiones internas entre los preteridos del sistema, para al final escoger a unos pocos y tomar el poder para seguir excluyendo, seguir persiguiendo a quienes antes compartían las penurias del exilio.

Trotsky, el más famoso y posiblemente más desdichado exiliado fue expulsado del poder, de su país, condenado a huir de Kazastán a Turquía y de allí a México donde finalmente la larga mano del poder terminó con su huída, plagada de traiciones y decepciones; de sospechas fundadas, de falsos amigos, hasta que al final la mano certera termina con su vida.

Los cubanos siguen el ejemplo ruso, mantienen el exilio como forma de vida, tanto antes como después de la Revolución. Ahora todo ello agrandado por el paso del tiempo. Las rencillas, los odios, las facciones que en la isla fueron prohibidas en el comienzo de larevolución, se multiplican en la distancia. No sólo en las conocidas grescas de Miami, sino también en la distante Madrid.

El pasado frecuenta a los exiliados, a los huidos. Junto con el común deseo del cambio, del regreso, cada uno crea su capilla, su religión propia y comienzan las guerrillas. No hay proyecto que resista el desgaste del tiempo, de la oposición.

Hoy desaparece una revista, se pierde una voz, un intento de olvido y de conciliación de intereses, y renacen los recelos, el pasado inmisericorde, la lucha por los recursos escasos y por el favor político.

A pesar del deseo de volver, de cambiar el orden establecido, de recuperar los derechos, parece como si la resignación hubiera calado entre los exiliados, como si el medio de subsitencia, de oposición fuera algo eterno frente a la inamovible dictadura.

Duro oficio del exilio, duro y casi eterno. Desagradecido y rencoroso, como la intemperie en la que se debe vivir entre sospechas y despecho.

sábado, 3 de julio de 2010

Maradona

Decía Borges que las ilusiones del patriotismo no tienen límite. La luna de Valencia es la más bella; Dios, según Milton se revela primero a sus ingleses; y nuestra selección de fútbol es la mejor o al menos la que debe ganar la competición.

Diego Armando Maradona, compañero de este blog hasta hoy en mi perfil, sintetiza todas las cualidades del patriotismo argentino.

Al frente de la selección nacional, en sus días de showman, en los no lejanos días de enajenación y ausencia o en su primor como futbolista, siempre ha sido para los argentinos algo más que un deportista o que un ídolo. Sus declaraciones extemporáneas, su malhumor permanente, o su capacidad para polarizar los asuntos, ya sea el fútbol, la política o cualquier tema sobre el que le cuestionen, casa con ese espíritu argentino descreído del Estado y de la ley desde los tiempos de Martín Fierro.

Estos días en Sudáfrica su figura trajeada e importante le ha hecho el señor de las ruedas de prensa, de las declaraciones y de los titulares. Sólo el fracaso, el ridículo, la evidencia de su arbitrariedad de elección, pueden hacer tambalear su pedestal patrio, pues junto con el individualismo, el exitismo forma también parte del patriotismo argentino. Veremos qué le ocurre después del Mundial, qué facturas le van a cobrar a un entrenador que entre los libros que trajo para sus pupilos están "las venas abiertas de Latinoamérica" o la "radiografía de la Pampa".

Con sus tatuajes de Fidel y del Che disimulados bajo unos trajes bien cortados, con sus provocaciones cotidianas y su indisimulada ignorancia, logró aglutinar por unos días el orgullo nacional, siempre frágil y preparar a sus ciudadanos para días de ilusión y gloria. El fracaso, la decepción traerán de nuevo al Maradona que conocí, con sus excesos y desorientación, con cierta humildad y con el deseo de regresar.

Entre tanto, pasaremos el relevo a este otro patriotismo, el nuestro, en esta ocasión un patriotismo conjunto, algunos dirían que constitucional, si la mención de esta palabra, vinculada a cierto tribunal, no ofreciera resistencias y resquemores. Veremos cómo funciona nuestro patriotismo, esa ilusión, esa emoción absurda, sin un sentido,sin un efecto práctico, pero capaz de alegrar o entristecer a millones de personas que en otras ocasiones tendrían poco en común.

Entre tanto y como venganza personal por la decepción del equipo del Diego, mañana cambiaré la foto de mi perfil y expulsaré a Maradona del Olimpo.
PS Para mi sorpresa y decepción, en un bar cualquiera de Madrid, los parroquianos, morenos y mediterráneos de aspecto, vibraron con los goles de los alemanes y abuchearon a mi amigo Diego, que ahora sí mereció mi afecto.