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jueves, 29 de julio de 2021

Postales del sur de China. El mausoleo del rey Zhao de Nan Yue

 




En 1983 al inicio del periodo de apertura de China tras la muerte de Mao, Cantón era una ciudad en ebullición, la puerta del sur de China para la inversión extranjera y una ciudad que tiraba su antiguo caparazón de edificios de la primera época comunista para dotarse de los servicios adecuados para la nueva era. Uno de los proyectos de esa época era la construcción de un nuevo hotel en el centro de la ciudad, al igual que se había hecho unos años atrás en la isla de Shamien con el hotel Cisne Blanco.

Al comenzar la excavaciones se encontraron restos de edificaciones antiguas, inusualmente bien conservadas para la tradición china de destrucción y reconstrucción. Los restos arqueológicos resultaron corresponder al mausoleo del rey de los Han del Oeste, Zhao Mei, quien según la costumbre se hizo enterrar rodeado de tesoros y de al menos 15 cortesanos que le acompañaron para servirle en el más allá a una tumba hecha con más de 750 grandes piedras pintadas con murales coloridos. Si era una sorpresa la buena conservación de la tumba en pleno centro de una ciudad que ha sido un centro comercial activo por más de dos mil años, más sorprendente resultó encontrar los tesoros intactos y a salvo de la rapiña.

Zhao Mei era el nieto de aquel general enviado por el primer emperador Shi Huang Di para conquistar las tierras del sur, Zhao Tuo, quien a la caída de la efímera dinastía Qin se quedó en el sur y trató de independizarse de la nueva dinastía de los Han, quedando finalmente como un reino vasallo de los Han. De ahí la diversa forma de denominar a esta entidad del sur de China. Según la historiografía del sur, éste sería el reino de los Nan Yue, (los Yue del sur) en tanto que para la historia imperial, no sería sino una dinastía vasalla, bajo la denominación de los Han del Oeste.

Vemos que también en China el uso de la historia es caprichoso, y a veces imprevisible. Fuere como fuere, Zhao Mei vivió y murió como un rey en esta geografía subtropical y a su muerte el sur de China pasó definitivamente a formar parte del gran país del Centro,

El mausoleo muestra esa civilización del sur que está penetrada por la cultura China traída con los ejércitos del primer emperador y con las sucesivas migraciones que fueron colonizando el sur una vez que se hizo accesible el territorio hostil.

El museo tiene más de mil piezas de bronce y terracota que reflejan esta cultura del sur, Lingnan, junto con artesanías venidas del norte de China, de Persia o de Vietnam, pero la atracción principal es el traje de enterramiento del rey Zhao hecho, como era costumbre en china con miles de piezas de jade y abotonado al frente. Éste es el único de estos trajes ceremoniales encontrados cuyas piezas se unen con hilos de seda, frente a otros enterramientos donde las piezas de jade se unían con oro o plata.

A pesar de su valor artístico no es un museo muy visitado en Cantón. La gente pasa con indiferencia por las anodinas calles que rodean el edificio sin reparar que aquí comienza la historia de Cantón como capital del sur de China, donde jugará un papel importante en todas las etapas de apertura al mundo a través de los mares del sur y de centro de intercambio con los países occidentales. Pienso que esta posición excéntrica de Cantón es lo que hizo a lo largo de la historia, que los emperadores del norte, cuando no tuvieron más remedio que abrirse al comercio con otros países, abrieran este puerto del sur alejado del centro para poder así prevenir los riesgos de la contaminación extranjera. 

También sirvió su lejanía del poder para iniciar aquí en el sur el proceso de apertura y de reforma de China, cerca de Hong Kong y lejos de Pekín. Ésta fue la provincia donde se desarrolló el programa piloto que dio lugar al desarrollo de la China actual. 

martes, 27 de julio de 2021

Postales del sur de China 3. El reino de Nan Yue 1

 




La parada más interesante del recorrido de la línea azul de nuestro autobús turístico es la que nos deja en el Mausoleo de la dinastía Nan Yue de los Han del Oeste. Este mausoleo fue encontrado en 1983, lo que le libró de la destrucción y de la rapiña que han sufrido otros monumentos funerarios en China, nos da las claves de la historia de estas tierras del sur de China, calientes y bárbaras como se las calificaba desde el centro del imperio.

Una primera observación que sirve para entender muchas de las denominaciones en China, es la importancia que se otorga a los puntos cardinales en la composición de los nombres. Encontraremos en muchos de los nombres de lugares chinos referencias al Norte, Bei , al Oeste Xi, al Este, Dong y al Sur, Nan. Esto tiene relevancia en este caso, puesto que las tierras de este sur de China se denomina Lingnan, que no es otra cosa que el Sur de las montañas de Nanling. Estas montañas representaban en la antigua China el límite entre la civilización y la barbarie y durante siglos fueron habitadas por las denominadas "cien tribus de Yue", alejadas del desarrollo y de la historia del Centro de China.

Es el primer emperador de la dinastía Qin el famoso Qin Shi Huan de los guerreros de terracota, quien tras unificar los distintos reinos de China decidió expandir el imperio hacia el norte y hacia el sur. 

En el 218 antes de Cristo, el" primer emperador" envió a su ejército a la conquista del sur al mando de su general Zhao Tou, quien estableció una prefectura de los Qin en estas tierras y comenzó el proceso de sinificación cultural y racial de estos pobladores del sur de China, más cercanos al actual Vietnam que a la China de Xi An donde tenían su capital los Qin.

En un país que traza sus orígenes más allá de los cinco mil años, esta región del Sur apenas aporta un poco más de dos mil años a la historia común. Y ésta será una característica del Sur de China. Un territorio reivindicado e incorporado culturalmente a China, pero históricamente lejano y ajeno al corazón del imperio, adonde eran enviados prisioneros y dirigentes caídos en desgracia a lo largo de la larga historia de China.

Así, el primer emperador incorpora el Lignan a la China unificada como una dependencia del imperio bajo el mandato de su general Zhao Tuo, unificando por primera vez una China con sus contornos actuales, desde las tierras de Mongolia al norte, hasta el actual Guandong por el sur con su variedad de etnias, lenguas y culturas bajo el control de un imperio centralizado.

La dinastía Qin fue violenta, turbulenta y breve y a la muerte de Qin Shi Huang, el Primer Emperador en 210 Antes de Cristo el imperio comienza a desmoronarse entrando en una sucesión de guerras por el poder hasta que los Han reunifican el país de nuevo bajo esta dinastía.

Es en este periodo cuando el general Zhao Tuo aprovecha para ganar independencia del poder central y establecer la denominada dinastía Nanyue (Los Yue del sur) que mezcla elementos de las culturas del sur con los tradicionales chinos bajo el mando de los generales enviados por el Primer Emperador.

Cuando los Han reunifican la China en el 196 Antes de Cristo envían un emisario al sur para retomar esta prefectura, se encuentran con que el General Zhao ha adoptado las costumbres y vestimentas de los Yue y se considera un gobernante independiente. Como Marlon Brando en Apocalipsis Now,  Zhao se ha liberado de sus orígenes y quiere crear una nueva entidad lejos del Centro y hecha a su medida. Solo las sutiles amenazas del emisario de los Han, recordándole dónde vive su familia en China y lo que puede pasar a las tumbas de sus ancestros hacen recapacitar al general Zhao y le llevan a concluir un acuerdo de sometimiento a los Han con amplia autonomía para gobernar las tierras del sur.

Aquí comienza realmente el reinado de los Yue del sur o como la historiografía oficial China lo denomina, el reino de los Han del Oeste para dejar bien asentado que éste es un reino tributario de los Han y que forma parte de la China. Como se ve, no hemos cambiado mucho a lo largo de la historia en cuanto al sentimiento de pertenencia y a la forma de contar la historia del modo más favorable a nuestros intereses. Hay que decir que casi todo lo que sabemos de esta época viene de los anales de Qian Sima, el gran historiador de la dinastía Han a quien debía su salario y su posición.

Será el nieto del general Zhao Tuo , el rey Zhao Mo quien será enterrado en el 122 en este masuoleo de los reyes Nanyue que se expone al público desde 1988. Y de su enterramiento, de los ritos practicados para su funeral, de los artefactos que se encontraron en la tumba se puede entender mejor lo que fue esta región ya asimilada a China desde donde contemplamos el despegue de la política de apertura y reformas que lleva a la China actual. 

miércoles, 21 de julio de 2021

Postales desde el sur de China. 2.- El territorio



 
Una de las mejores formas de conocer una ciudad es subir a uno de esos autobuses turísticos que ofrecen la posibilidad de recorrer los monumentos y lugares más representativos de la ciudad desde la comodidad de un vehículo con vistas panorámicas. En apenas cuatro horas se puede hacer el recorrido principal de una ciudad de tamaño mediano, subiendo y bajando del autobús en las distintas paradas y visitando los lugares recomendados para hacerse una idea de lo que nos espera en nuestra visita o en nuestra próxima estancia en ese lugar. 

Una ciudad del tamaño de Cantón, aunque escasa en monumentos o lugares turísticos como ocurre en tantas ciudades chinas, tiene sin embargo unas dimensiones que obligan a partir el recorrido en al menos dos días, estructurado en tres circuitos totalmente diferentes uno de ellos, el amarillo con escaso interés cultural recorre la ciudad nueva del río de la perla, desde la Torre de Cantón a la moderna feria de comercio o a los numerosos centros comerciales que unen los barrios de modernos edificios del denominado Zhujiang New Town. En China lo nuevo es realmente nuevo y este barrio que es hoy el corazón de la ciudad moderna tiene menos de quince años, construido donde me dicen que hasta poco antes de los juegos asiáticos de 2010 que se celebraron en Cantón no había más que campos y pueblos de agricultores.

Este recorrido nos da una primera impresión de la idea taoísta de China de destrucción y renovación continua. Este es el lugar donde se desarrolla la vida económica y cultural de la ciudad con el nuevo teatro de la ópera, obra de la arquitecta Zaha Hadid o la moderna biblioteca municipal y el museo de la provincia de Guandong.  Y aquí se desarrollará buena parte de la vida del extranjero que llegue a Cantón a vivir. Todos estos edificios modernos, de bella arquitectura no son exclusivos de la capital. En las ciudades vecinas de la Gran Área de la Bahía, distantes a pocos kilómetros de Cantón volvemos a ver reproducidos nuevos teatros de ópera, en Foshan, Zhuhai, Dongguan, Shenzhen junto con Palacios de Deportes, museos y todo tipo de rascacielos emblemáticos que representan a la China del siglo XXI.

Para conocer el Cantón tradicional,  el territorio donde se asienta la capital del sur de China, hay que adentrarse en los recorridos rojo y azul del autobús, que nos llevará al anterior centro cultural y administrativo de la ciudad  que guarda ligeros vestigios de lo que pudo ser esta ciudad de más de dos mil años de antigüedad, pero que como ocurre frecuentemente en China apenas conserva recuerdos de tiempos pasados, y los que conserva son en realidad ingenuas recreaciones de lo que fue siglos atrás .

La línea roja se dirige hacia el norte de la ciudad, hasta las montañas Baiyun ( nubes blancas) y mezclando en su recorrido recuerdos históricos del pasado de la ciudad como el museo de los reyes de Nan yue (los Yue del sur) o la torre Zhenhai que alberga el museo de la ciudad, junto con recuerdos más recientes de la creación de la república China en el monumento a su fundador Sun Yat Sen o el parque de los mártires que celebra el levantamiento del partido comunista en Guanzhou contra la República.

Finalmente el recorrido azul comienza en la calle peatonal "Beijing Lu" donde se encuentran los únicos vestigios de la primitiva muralla de la ciudad, descubiertos recientemente y a los que se presta poca atención como ocurre en China con las piedras viejas si no están convenientemente reconstruidas. Esta zona de la ciudad es la más tradicional de todas con calles peatonales donde se mezclan comercios modernos con algunos recuerdos del siglo XX y donde se abren mercadillos callejeros entre edificios apiñados y feos que dan ese aire tradicional chino a este barrio. Pero aquí encontramos también el museo de la ópera de Cantón, construido hace apenas diez años en estilo tradicional, con su lago, sus callejuelas y su templo. 

También pasa este recorrido por la isla de Shamien una isla junto al centro de la ciudad, a la que le unen pequeños puentes de piedra, donde se ubicaron en el siglo XIX las concesiones extranjeras tras la apertura de China al comercio. Aquí se encuentran edificios de estilo occidental en calles rectilíneas y arboladas donde antiguamente se encontraban los almacenes, oficinas y viviendas de los pocos extranjeros que vivían en la ciudad. Los puentes en aquella época se levantaban por la noche para evitar conflictos con la población local, dejando en esta isla una estampa de vida occidental en el corazón de la ciudad china. Hoy la isla de Shamian es uno de los pocos reclamos turísticos de la ciudad adonde los fines de semana van las parejas vestidas de novios para hacerse reportajes fotográficos en un escenario exótico para los gustos chinos.

Este recorrido da una idea de lo que la ciudad quiere mostrar al viajero. Su tradición reconstruida sin pudor en el museo de la ópera cantonesa o en las callejuelas tradicionales de arquitectura "Lignan" edificadas hace apenas unos años. Las marcas de su historia pasada o reciente  a través del comercio y de la ruidosa vida callejera que nos recuerdan que ésta es una ciudad para el comercio desde hace al menos dos milenios. Y algunas ruinas y excavaciones que nos darán una idea de lo que fue Cantón en sus orígenes en el sur profundo de China, mirando a al mar del sur y abierto a múltiples influencias.

sábado, 17 de julio de 2021

Postales del sur de China 1.- El sur

 


El sur en el hemisferio norte es un territorio asociado al calor, al verano, a un cierto desorden de la naturaleza y de los sentidos, que da como consecuencia regiones menos desarrolladas y condiciones de vida fáciles pero carentes de prosperidad. Montesquieu en su "espíritu de las leyes" nos enseña que la prosperidad de los pueblos depende del buen gobierno, y para ello es necesaria la separación de poderes que velen por los intereses de los ciudadanos, pero nos muestra también que el clima y la naturaleza influyen de manera decisiva sobre el comportamiento de sus habitantes y sobre la forma que tienen estos de organizarse en sociedad. Así, para Montesquieu, el buen gobierno necesita buenas leyes, pero también un entorno geográfico y climático que cobije a unos habitantes capaces de regirse por sí mismos en un clima favorable.

La imagen que Montesquieu da de los países del sur pareciera de un determinismo cruel, al quitar a los habitantes de los países cálidos la capacidad de guiarse por sí mismos, dada la influencia negativa que los climas cálidos tienen sobre el carácter de las personas. En definitiva, Montesquieu intuyó que el desarrollo económico y social se daría mejor en los climas templados que en los climas cálidos, y la historia económica desde la Ilustración daría la razón al autor francés, pues los países más desarrollados del mundo se encuentran en esa franja al norte de los trópicos, donde la naturaleza es más favorable y los hombres crecen en un entorno que propicia el trabajo y la virtud.

Por cierto, Montesquieu estaba ya fascinado por las dimensiones de China, y sobre la base de los diarios de los sacerdotes católicos que catequizaban la China del siglo XVIII, da en su libro noticias de este país desconocido e inmenso, donde la bondad del clima y la fecundidad de sus mujeres daban lugar a una población numerosa y encerrada en sus fronteras.

En China el sur comprende un vasto territorio por debajo del río Yang Tsé, con numerosas cordilleras montañosas y accidentes geográficos que lo separan del corazón de la China continental. 

En el sur del sur se encuentra la provincia de Guandong, en la desembocadura del río de las Perlas, tan alejada del Centro como del Emperador y según las tradiciones locales, cerca del cielo en algunos de sus paisajes montañosos. 

Desde este sur de calor húmedo y pegajoso he podido atisbar algunas características de este mundo chino, que más que un país constituye una civilización. Unas percepciones que alejadas del centro del poder y del corazón de la China tradicional tienen el valor de una mirada oblicua y desgajada de las presiones del poder central, tan presente en la historia China.

Desde el sur, separado del resto del país por la distancia y las cordilleras; impregnado de unas culturas originarias diversas y más cercanas a la indochina vecina, con una lengua propia más endiablada en sus entonaciones que el mandarín, y con unos rasgos físicos algo diferentes de los norteños, estos con una composición física fibrosa y alargada, como dice Montesquieu, frente a la flaccidez de las carnes en los climas cálidos lanzo la mirada sobre un país inmenso. 

Desde este sur diferente y uniforme a la vez, como todo en China, salen postales de un país y de un tiempo que marca la discusión internacional en nuestros días y que condiciona nuestro futuro en estos días de pandemia.

Cuando nos enfrentamos a realidades diversas tratamos de comprender, de desentrañar los misterios por los que las cosas aparecen como se ven sin saber muy bien cómo son. Dejamos entrar por los sentidos, siempre traicioneros, las imágenes y sonidos que nos circundan y les aplicamos irremisiblemente el tamiz de nuestros juicios previos, que son al fin y al cabo nuestros prejuicios. 

Con estos condicionantes trataré de hacer unas fotografías instantáneas de un mundo y un tiempo vividos con la inocencia de la más absoluta ignorancia y trataré de conformar un conocimiento subjetivo y con certeza errado del mundo que se nos viene.

martes, 6 de julio de 2021

La Carra

 


Apenas han pasado  tres años desde que tomé esta fotografía y las cosas han cambiado tanto. Ya no estamos en Roma, ya no está Rafaella Carra con nosotros, y seguimos adelante en un mundo de mascarillas y de precauciones inimaginable en ese pequeño momento de felicidad antes de una comida en el palacio de Montorio.

Alcancé a solicitar una condecoración para Rafaella Carra durante mi estancia en Roma, en una de esas gratificantes tareas diplomáticas que consiste en fortalecer los vínculos entre los países a través de aquellas personas que han sabido valorar a distintas patrias con generosidad y con alegría.

Este fue el caso de Rafaella que deja un recuerdo personal y biográfico en millones de italianos y de españoles de distintas generaciones. Rafaella vino a España en 1976 cuando ya era una celebridad en Italia, o más bien cuando dejaba de serlo en Italia, después de revolucionar la mojigata programación de la Rai con su baile del Tuca Tuca. Durante años fue una de las divas de la canción italiana, junto a Mina, a Iva Zanicchi, a Pati Bravo, cuyas melodías llegaban a las radios españolas en el despertar de la democracia, pero fue la Carrá quien dio el paso de trasladar su espectáculo a España y durante unos años reinó en la televisión y en el corazón de los españoles.

Cuando llegó a España ya pasaba los treinta, esa edad que entonces, inconscientes, nos parecía el portal de la senectud, y con sus pantalones de campana y sus contorsiones rodeada del ballet de Giorgio Aresu alegró las ansias de apertura de esa España que se abría al color.

Nos contó Rafaella que para ella el Madrid de los 70 fue también una puerta de libertad, de alegría, de fiesta y de  reconocimiento. Nosotros, ansiosos de reconocimiento internacional en los primeros años de democracia, acogimos con orgullo y con alegría a esta italiana, que literalmente se puso al mundo por montera. Fue un idilio mutuo, en el que todos salimos ganando. Nosotros incorporando a una estrella al firmamento de nuestros sueños. Ella, recogiendo el reconocimiento de ser la número uno, lejos de la competencia de las otras estrellas italianas.

Rafaella me trae recuerdos de ese 1976, de los bocadillos de tortilla de patata y una caña que a los 16 años era el mejor plan de fin de semana, mientras en la sinfonola del bar atronaba la voz de Rafaella Carra cada vez que alguien echaba una moneda para ambientar la tarde. Fue nuestro despertar a al edad adulta, que se prolongó en el tiempo con esos bailes imposibles, con esos saltos en los que terminaba en brazos de dos de los bailarines del ballet, recostada como una romana en bacanal. Y más tarde, resucitada en todas las discotecas y en los bailes de cualquier boda que se preciara. Tuvo todavía un renacimiento en el cine con la versión de "a fare l´amore comincia tu" en la Gran Belleza de Sorrentino.

La fotografía muestra su sonrisa, su simpatía, que eran la puerta de entrada a una persona de buen corazón, agradecida y contenta con su vida en la edad adulta, y como dicen en italiano, "Una persona per bene".

Descansa en paz.

sábado, 3 de julio de 2021

Este Oeste

 


Madrid, 4 de julio de 2021.

Tras dos años y medio de vida en Cantón tomamos el avión de vuelta a España en un aeropuerto cuya zona internacional, desierta y tomada por equipos de control de salud contrasta con la vitalidad del área nacional, vitalidad de vuelos internos que ha hecho de Cantón en 2020 el aeropuerto más transitado del mundo.

Esta salida, entre medidas de seguridad sanitarias y proliferación de códigos qr que hay que ir descargando con paciencia y pericia son una muestra de esa política de casos cero que adoptaron las autoridades chinas al inicio de la pandemia, y que ha cerrado el país al virus y prácticamente a los viajeros extranjeros desde el 23 de marzo de 2020.

Salimos como de cualquier lugar donde has vivido un cierto tiempo con una carga de experiencias y de conocimientos que no podíamos intuir ni imaginar a nuestra llegada en enero de 2019. Entre tanto esta pandemia que se inició en Wuhan y que ha arrasado el mundo ha hecho también que nuestra peripecia china haya sido de todo punto especial y diferente. Para empezar y aunque es difícil de imaginar para quienes han sufrido confinamientos, enfermedad y muertes cercanas, aquí;  allí, en China, todo pasó rápido, sigilosamente y sin mucha información entre los meses de enero y marzo de 2020. Después. la vida volvió a la normalidad con la única limitación de los viajes internacionales que se convirtieron en un embudo lleno de dificultades e impedimentos.

Este encierro en China durante año y medio nos ha permitido conocer mejor el país y a sus gentes y como en todas las desgracias hemos visto aflorar rasgos de egoísmo y generosidad  casi en partes iguales. Hoy volvemos a nuestra realidad anterior con una enfermedad que estás siendo domada lentamente por el despliegue de las vacunas, pero con sociedades, que como dije en mis "Crónicas" no salen de ningún modo mejor que antes de la pandemia. Ay¡ así es la condición humana.

Echando la vista atrás recuerdo una frase de mi colega, la Cónsul General de Francia. "Aquí en Cantón solo hay cónsules felices" y a pesar de la pandemia posterior, de las dificultades de viajar al extranjero, del rigor del clima tropical y del peculiar sistema político y social del país, pienso que en términos generales tenía razón. Hemos sido felices estos dos años y medio, signifique eso lo que signifique.

Dejamos una China que está en todos los medios de comunicación, de la que todos hablan con temor, resignación, cierta envidia y en algunos casos como ejemplo para países en desarrollo. Incluso la siempre prudente Unión Europea ha encontrado la definición justa para sus relaciones con China "China es nuestro rival sistémico". Esto requerirá una explicación más detallada que tal vez emprenda en una reflexión más larga sobre China si la fuerza y la inspiración me acompañan.

Entre tanto, como ocurre cuando se cierra una etapa es conveniente hacer un inventario de nuestras posesiones y vivencias, y a ser posible, hacer como se dice en el derecho de sucesiones una aceptación de este periodo "a beneficio de inventario", es decir, quitando deudas y aquello que perjudique a la herencia.

Hemos conocido una cultura y una sociedad milenaria, ajena. con características propias como dicen ellos, pero persistente en la vida actual y determinante en la forma de ver el mundo y de actuar en él.

Hemos podido apreciar la velocidad del cambio de la sociedad actual. La apropiación de la tecnología para la vida cotidiana, la certeza de que internet y la era digital podrá hacer nuestra vida más cómoda y económica en algunos casos, pero en modo alguno más libre.

Hemos conocido paisajes y climas desconocidos, como solo se pueden dar en un país de esta extensión, donde la tradición se repite sin descanso y donde el río, la roca, el árbol, el pájaro y el pez rojo pasan de la naturaleza al pincel y de allí al lienzo sin descanso desde hace más de cinco mil años. Esta es una nota de la continuidad de lo chino.

Hemos conocido a gente, a mucha gente. No es ningún secreto, hay muchos chinos en china y como en todos los lugares, aunque nos parezcan similares, los hay de distintas razas, lenguas y costumbres. Nosotros hemos conocido fundamentalmente a los chinos del sur, a los cantoneses, esos chinos más cercanos a la península de indochina que a Pekín, y donde hablan cantonés, al igual que en Hong Kong.

La provincia de Guandong en la que hemos vivido tiene más de ciento veinte millones de habitantes en torno al río de la Perla y junto al mar del sur, en una especie de arco cerrado por el oeste por Macao y por el Este por Hong Kong. Hemos visto a miles de chinos disfrutar de las nuevas ciudades del sur de China. Aquí en oriente no hay ningún problema en tirar barrios y ciudades abajo y recomenzar de nuevo cada cincuenta años, reconstruyendo como recuerdo algún templo antiguo para dejar huella de algo que fue, pero sin gran remordimiento por lo que se pierde.

Hemos visto a familias y a grupos de mujeres mayores haciendo gimnasia por las mañanas en el paseo que bordea el río, y por la noche, esas mismas mujeres o algunas otras, bailando al son de todos tipo de músicas locales en ese mismo paseo por kilómetros y kilómetros , espantando el calor de la noche y haciendo vida social en la noche cantonesa.

He podido atisbar algunos rasgos de un régimen comunista impuesto sobre una sociedad acostumbrada a poderes fuertes y a vidas sacrificadas a lo largo de milenios. He visto el lujo más extendido y más apreciado por esta sociedad que venía de la pobreza. Lujo disfrutado con ostentación pero también con generosidad. 

He visto en fin tantas cosas que requerirán un cierto reposo para calificarlas y tal vez buscarles una explicación, y entre tanto seguimos adelante, más viejos, pero en este caso ciertamente un poco más sabios, con nuevos conocimientos, con perspectivas distintas y con amigos nuevos que han enriquecido nuestras vidas en estos años cantoneses.