Translate

Seguidores

martes, 12 de noviembre de 2019

Día del soltero

El día del soltero, el 11 de noviembre, es decir 11.11, una fecha que recuerda que estás más solo que la una, y que dadas las circunstancias, lo mejor es darte un capricho y comprar lo que te venga en gana, que para eso estás solo.
La idea surgió de un grupo de estudiantes aburridos y casi desesperados, en una ciudad del norte de China, solteros y solitarios tras años de aplicación de la política del hijo único, que creó una pirámide poblacional inversa y una ausencia de mujeres en la sociedad china que hace más difícil la siempre ardua tarea de encontrar pareja.
Lo que comenzó como un entretenimiento de amigos, lo adoptó inmediatamente Alibaba, la gran tienda online de China que cuenta con más de 700 millones de compradores en sus páginas web. En 10 años, desde 2009, las ventas han crecido de manera geométrica, y este año, es decir, ayer, Alibaba declaró haber vendido productos por un valor superior a 38.000 millones de dólares. Para hacernos una idea, esto equivale al Producto Interior Bruto de Túnez y es superior al PIB de Estonia y de Letonia.
La fiebre consumista congrega a millones de chinos ante el ordenador o el teléfono unas horas antes de la medianoche del día 10 de noviembre para batir también el récord mundial de ventas en una hora.
Este festival del consumo ha superado al black  Friday americano (el viernes posterior ala celebración del día de acción de gracias) y ha empequeñecido las campañas de ventas de Navidad, haciendo palidecer nuestra idea de “ya es Navidad en El Corte Inglés”.

Vengo pensando que a quienes se parecen los chinos, o a quienes quieren parecerse es a los norteamericanos. Las dimensiones de todo en China, la rapidez de los acontecimientos, el entusiasmo casi infantil con el que afrontan los desafíos. Esa voluntad de predominio, desde los deportes hasta las ciencias. Todavía falta. Todavía la diferencia es abismal entre los dos países que se disputan la hegemonía en este siglo XXI revuelto y convulso, pero como en física, pareciera que la inercia de las grandes masas se impone, que la capacidad de imponer nuevas medidas, nuevos marcos mentales se decanta también por el lado de las grandes cifras.

El día de solteros, ese reconocimiento del fracaso de una política, esa condena a la soledad, ha traído en un escaso lapso de tiempo nuevas modas y nuevos récords, que ya no se quedan en el país del centro, como llaman los chinos a China, sino que se va imponiendo en Asia y pronto llegará a todo el mundo. Una nueva tradición inventada que se adopta con gran velocidad y con la facilidad con la que se realizan las transacciones en China. Basta un click, un me gusta en el móvil o en el ordenador y el mecanismo se pone en marcha y un ejército de trabajadores y de repartidores comienza a trabajar para hacer posible el sueño chino en el siglo prometido.

Las tradiciones se mantienen y se renuevan día a día. Lo nuevo se impone con la naturalidad con la que los chinos hacen y deshacen su pasado, y año tras año se superan récords de ventas en una espiral consumista en el país más comunista.

sábado, 26 de octubre de 2019

Las muñecas de Famosa

La feria de Cantón se celebra dos veces al año, en primavera y en otoño, y se resume en una cifras cuya dimensión sobrepasa las medidas chinas. 195.000 compradores de todo el mundo, 30.000 millones de cifra de negocio, 60.000 stands, más de 150.000 productos distintos, que además cambian en un 40% en cada edición.
¿Qué quieren decirnos estas cifras?. Que a pesar de los malos augurios sobre la economía china en los últimos años, la fábrica del mundo sigue aquí. Debido al incremento de los costes de producción en China a medida que el país se va desarrollando, la producción se va en algunos sectores a otros países del Sudeste asiático, o al interior de China, donde los costes son todavía más bajos, pero el grueso de la producción sigue aquí. Y desde los puertos de China va viajando a todo el le mundo por unas cadenas de distribución que achican las distancias y hacen cada vez más homogeneo el consumo mundial.

Durante la feria de este año he visto a muchos compradores españoles que vienen dos veces por año a esta feria para conocer novedades y llevarse productos que distribuirán en nuestro país. Esto no es algo exclusivo de España, pero sí que nos da una idea de dónde salen los productos que vemos en tantas tiendas y comercios. Los juguetes, los zapatos, bolsos, artículos de regalo, muebles de oficina, sanitarios, elementos de iluminación, y hasta el más mínimo “souvenir” que compramos en cualquier tenderete de playa, son fabricados aquí.

Encontré hace poco a las compradoras de la marca de juguetes Famosa. Si antes el Levante español producía zapatos, bolsos, juguetes, hoy qaquellas empresas que alegraron nuestra infancia, vienen a comprar a China y en el mejor de los casos desarrollan ideas que luego se reproducen aquí.

Hoy los juguetes son todos madre un China, y podemos consolarnos pensando que es una producción de bajo valor añadido, y que podemos hacer algo mejor con nuestro tiempo y nuestras capacidades. Pero estoy viendo que el cambio en China es también tecnológico y que de la copia han pasado al desarrollo, y que esos avances tecnológicos se van incorporando con mayor frecuencia a la producción local. Después de esto qué nos quedará en nuestras fábricas y en nuestros pueblos?

Aquí los compradores pasean por la feria con sus maletines con ruedas, arrastrando cansancio e ideas,  con la sensación de que están siendo engañados como a chinos.

miércoles, 2 de octubre de 2019

Fuegos de artificio

Anoche el cielo de Cantó se iluminó con los fuegos artificiales más esplendorosos que recuerdo. Al igual que en otras grandes ciudades de China, la celebración del 70 aniversario de la fundación de la actual República Popular de China se cerró con un alarde de fuegos a la manera ancestral recordando que los chinos, entre otras cosas inventaron la pólvora. Entre tradición y modernidad se desarrolla la vida china en este aniversario que quiere representar más un punto de partida que un logro alcanzado.
La prodigalidad de las celebraciones, la marcialidad de los desfiles y esta fiesta que se puede prolongar durante una semana de vacaciones echan a la calle a millones de personas que agitan banderas, se emocionan con las canciones patrióticas y admiran con orgullo las ciudades nuevas, recién estrenadas, con su carácter anodino y funcionarial y con sus iconos en la forma de edificios, de estadios o de centros comerciales que queriendo poner un toque de exclusividad a cada ciudad, no hace sino repetir un modelo idéntico, que enlaza la geografía con cantidades ingentes de hormigón, cristal y luces.
Al finalizar los fuegos queda en el cielo una densa niebla causada por la humareda de la pólvora, que oculta el horizonte y trae presagios de tiempos oscuros o al menos inciertos en la neblina que queda tras el estallido de fuego, luz, color y ruido, mucho ruido.
A cierta edad las preguntas son más numerosas que las certezas, y el futuro, cada vez más cercano sigue inescrutable. Me pregunto qué habrá detrás de todas esas cifras, que con características chinas dan unos resultados mareantes en cualquier ámbito. Qué habrá de cierto en esa convicción de que el desarrollo resulta imparable, que el camino hacia una hegemonía mundial que descansa en los grandes números es algo inexorable ante lo que el mundo no tiene más que adaptarse o inclinarse.
¿Será esta unidad y orgullo nacional algo duradero y anclado en los sentimientos más profundos, o será como tantas manifestaciones que vemos una forma más de no estar solos en medio de la multitud. ?. A veces quiero pensar que la cultura unida a la tecnología y a la ideología han logrado esa  homogeneidad de la que los chinos se sienten tan orgullosos, pero pronto caigo en la cuenta de que las unanimidades siempre resultan sospechosas.

Así, los fuegos se apagan, y la rueda vuelve a girar machacona, repitiendo el mantra del progreso, de una vida mejor, del sueño que se puede hacer realidad, a pesar de las imperfecciones humanas, de las incertidumbres que acechas a pocos kilómetros, de la caprichosa veleidad del ser humano en su intimidad. Los fuegos apagados; las banderas seguirá ondeando y las consignas se impondrán a las evidencias, hasta que el choque con la realidad haga que cada jugador muestre sus cartas, y entonces veremos la verdadera dimensión de estas transformaciones, que como todas siempre serán perecederas y frágiles, como la vida desde que apareció sobre la tierra.














viernes, 20 de septiembre de 2019

Shenzhen



A quien no esté relacionado con el mundo de las telecomunicaciones o con la economía china, posiblemente, el nombre de Shenzhen le sea desconocido o irrelevante, pero esta ciudad situada en la desembocadura de río de la Perla, en la frontera con Hong Kong, está protagonizando uno de esos récords a los que los chinos son tan dados. Con más de 12 millones de habitantes según el censo y con una cantidad de población flotante que podría elevar esta cifra a los 20 millones de personas, Shenzhen no era hasta 1979 más que un pueblo de pescadores de unos 30.000 habitantes censaros, a los que se añadían todos aquellos prófugos que buscaban huir de la miseria china para pasar a Hong Kong en busca de un futuro más promisorio.

En 1979, el gobierno de Deng Xiao Ping decidió que en China los experimentos no se hacen con gaseosa, sino a escala china, y para comprobar los efectos de una apertura económica al capitalismo, eligió esta ciudad alejada de los centros de poder de Pekín y Shanghai, y vecina envidiosa de la próspera y occidental izada Hong Kong para poner a prueba la capacidad de crecimiento de la economía china en unas condiciones de mercado abierto.

En cuarenta años, ese banco de pruebas económicas se desarrolló a un ritmo desconocido en la historia de la humanidad, y pasó a ser la capital tecnológica de China, compitiendo con otros centros de desarrollo del mundo como la costa de San Francisco o la Bahía de Tokio, y a competir en condiciones mejores con la vecina Hong Kong, desarrollando una fachada marítima que observa a Hong Kong desde modernos rascacielos y desplegando unos servicios públicos modernos y eficientes rodeados de parques y de atracciones turísticas al gusto chino.

Asistimos en Shenzhen a un concierto de la orquesta sinfónica, en el reducido auditorio del One Bay club, en el piso 70 de su torre principal, que según nos dicen es el auditorio más alto del mundo y se encuentra bajo el helipuerto, que permite a sus privilegiados socios escapar al tráfico intenso de esta ciudad.

Veo al bajar de mi ahbitación del hotel por la mañana a una gran cantidad de jóvenes con sus mochilas o carteras donde guardan el portátil, con la mirada fija en el móvil, mientras se dirigen presurosos a sus trabajos de consultores o de informáticos en las numerosas compañías que tienen sus sede en esta parte de la ciudad. Aquí están la mayoría de las empresas del Fortune 500, que reúne alas que tienen mayor capitalización bursátil del mundo. Jóvenes que ya no quieren ir a Hong Kong, pues prefieren vivir en este lado de la frontera, donde la media de edad es de 30 años. Además, aquí se habla chino mandarín, y no cantonés como ocurre en Hong Kong o en Cantón. Es una ciudad de frontera en el más amplio sentido del término. Es aquí donde han venido jóvenes profesionales de toda china y aún de todas partes del mundo atraídos por los buenos salarios y la abundancia de trabajo en una China en continuo cambio.

Qué ocurrirá cuando este impulso se frene, cuando los jóvenes dejen de serlo y ya no tengan hijos por  la carga que eso representa para sus carreras y para sus economías?, quién comprará estos apartamentos de precios similares a los de Manhattan o Londres, estando en Shenzhen? Cómo será el paso de la frontera en los años venideros, o tal vez habrá desaparecido ese anacronismo derivado de las guerras del opio?. Qué será de Shenzhen?

viernes, 13 de septiembre de 2019

Fiesta de mitad de otoño

Entre las festividades nacionales chinas, destaca después del verano, la llamada fiesta de medio otoño, cuando apenas han aflojado los calores que asilan China durante el verano, y cuando las cosechas que engrosaban los graneros del imperio se terminaban de recoger. El día quince del octavo mes lunar se celebra, con la luna llena esta festividad que con un carácter sorprendentemente homogéneo para las dimensiones de China se celebra a lo largo del país.
Esta podría ser una de las características más sobresalientes de China, el afán uniformizados, desde la raza a la lengua, a los uniformes Mao, a las festividades. Un país con mil climas, con numerosos idiomas, con diversas razas, lo que une, lo que teje las costuras de una geografía inabarcable, es lo que se fomenta y se cultiva con pasión por los chinos de todas las latitudes.

En esta festividad de mediados de otoño, o más bien de la primera luna llena del otoño, se prodigan como es costumbre en China, los farolillos rojos, las poesías escritas sobre paredes y puertas con alusiones a esta leyenda milenaria, narra el viaje a la luna de la diosa Chang, que había bebido el licor de la inmortalidad, robado a su amante, el arquero Yi, quien lo había recibido en pago a su proeza por haber derribado con su arco nueve de los diez soles que aparecieron en el firmamento en tiempos del emperador Yao. Puede que esto no sea otra cosa que la forma de agradecer al arquero su disposición a terminar con esos soles que hacen de China en verano un horno de norte a sur.
El problema es que los amantes, Yi y Chang no querían beber este licor de la inmortalidad, para seguir su apacible vida en la China imperial, pero ante el intento de robo del elixir por otro arquero, seguramente envidioso de las virtudes del gran héroe Yi, la amorosa Chang se bebió el brebaje y voló hasta la luna en forma de Diosa inmortal. 
Allí espera a su amante, el arquero Yi, quien desde la tierra, en la noche de luna llena, quiso celebrar un banquete bajo la luna, para ofrecerlo a su amada. Pero como los tratos de los hombres con los dioses siempre deparan alguna desgracia, el arquero Yi tuvo la fatal idea de inventar unos pastelillos de luna llena, los mooncakes que se regalan en estas fechas a lo largo de toda China, Y estos pastelitos de luna llena, además de tener una forma amable y redonda, que simboliza la luna llena, pero también la unidad en las familias mortales, tiene dentro un relleno de sabores indescriptibles, que para estómagos delicados podría ser venenoso.
Así, en estas fechas hay un trasiego en las ciudades y en el campo de cajas de pasteles de luna llena, que se regalan entre ellos, a unos precios insensatos, y a los que nadie puede evadirse.
Finalmente, ayer, durante una comida para celebrar este día tan señalado con el personal chino del consulado, comprobé que los chinos no comían los indigestos mooncakes, prefiriendo el resto de las viandas preparadas, y pregunté la razón por la que no los comían. En realidad a casi nadie le gustan, y se compran para regalar , pero hay que evitar caer en el error de abrir la caja y peor aún de comerlos.




















miércoles, 7 de agosto de 2019

1.400 millones de portadores de la bandera

Todo lo que parecía calmo, planeado, diseñado con la seguridad de quien tiene por delante todo el tiempo que al resto nos falta, todo puede cambiar en días en estos tiempos turbulentos.
La irremisible carrera hacia El Progreso; la ciega fe en el cambio y en el crecimiento se pueden ver comprometidos en unos días de furia y de desorden.
Una guerra nueva, por otros medios, a través de esa tecnología que nos ha hecho avanzar, se desata por la imprudente mano de un dirigente desencadenado, por una milicia de jóvenes insatisfechos, por todos los que se sienten excluidos de esta carrera jovial y desenfrenada.
Hoy, el sueño de una lenta absorción del territorio por la fuerza de los hechos y de la prosperidad compartida, se va diluyendo en esa batalla de identidades que anega cualquier comunidad establecida. El orgullo de ser, de pertenecer a algo, de sentirse parte de algo propio, idéntitario, que nos aleje de la muchedumbre o de aquellos a quienes percibimos como los otros.
Hay hoy más de 2.000 millones de aprobaciones a una consigna de las que espontáneamente o no, surcan la red, en la que dice que 1.400 millones se sienten orgullosos de su bandera. Lucha de banderas, de banderías, que se extiende por doquier, con su carga emocional, con su trinchera de ideas o mejor, de sentimientos que creemos únicos, arraigados en una identidad siempre excluyente y siempre ficticia. Ayer, los principales referentes culturales y mediáticos de China y de Hong Kong dieron el sí a esta proclama. Una marea humana, una muchedumbre que se identifica y se reconoce en tiempos revueltos. Una fuerza tranquila, pero siempre en movimiento.
Qué nos traerá esta revuelta?, esta disconformidad con lo conocido, con lo programado en la distancia de una capital del norte. Entre tanto, en el sur sudoroso se prueban las fuerzas, comienzan las maniobras, se preparan las falanges como en otros tiempos, en otras latitudes, esas falanges de macedonios, que nos recuerdan hoy el manido dilema de “Tucídides”, según el cual nuestros estudiosos, predicen basados en la historia, que cualquier ascenso de una potencia a la hegemonía, conlleva irremisiblemente un choque con la potencia que le antecede, lo que inevitablemente desemboca en una guerra. Será la historia siempre circular?, estamos obligados a repetir errores una y otra vez augurados? O se trata tan solo de otra de esas elegantes teorías sobre el futuro. En realidad, poco importa, pues es bien sabido que no podemos perder ni el pasado ni el futuro, porque no nos pertenecen, y en el inabarcable presente de hoy, veremos los fuegos artificiales cruzar océanos de incomprensión, como siempre ha ocurrido desde que inventamos el lenguaje.















viernes, 2 de agosto de 2019

Obituarios habaneros 2

El pasado 26 de julio falleció en La Habana el cardenal Jaime Ortega Alaminos, arzobispo de La Habana durante más de treinta años, y personaje imprescindible en la segunda mitad de los sesenta años que dura el régimen castrista en el gobierno de Cuba.
Monseñor Ortega sufrió en su juventud la virulencia de los primeros años de la revolución hacia la iglesia, y como joven sacerdote fue internado en uno de esos campos de reeducación junto con capitalistas irredentos, homosexuales desprevenidos y religiosos contumaces, que no abandonaron la isla y se fueron integrando poco a poco en la normalidad cubana o en los casos en los que esto no ocurría se fueron forzados al exilio.
Una vida larga y fecunda, da para mucho, y da también para sortear los golpes de la vida con vaivenes a veces incomprensibles incluso para uno mismo. Esto se puede decir con certeza de monseñor Ortega. Será recordado por las tres visitas papales que recibió Cuba durante su episcopado, Comenzando por Juan Pablo II en 1998, visita que concitó esperanzas y temores, seguida por la de Benedicto XVI en 2012 y la De Francisco en 2015. Posiblemente la visita de Juan Pablo II fue la que dio el paso en la vida pública de monseñor Ortega, de un sacerdocio comprometido con los cambios en Cuba y con una crítica directa al sufrimiento causado por un sistema político ineficiente, a una etapa más posibilita, en la que se empeñó en ganar espacios para la iglesia y el culto, aun a costa de enfrentarse con los disidentes más abiertos de las propias filas De la Iglesia cubana.

Lo conocí en 2001, cuando ya sus diferencias eran patentes con los obispos de Pinar Del Río, monseñor Siro, y De Santiago de Cuba, monseñor Meurice, más combativos en el apoyo a los cristianos críticos con el régimen. Durante la primavera de 2003, cuando se desata la represión en Cuba, al calor de la guerra de Irak, su postura fue más tibia que la de algunos de sus colegas, y muchos de los detenidos y acosados en aquellas fechas, resintieron la distancia que el arzobispo de La Habana tomaba en unos momentos en los que se esperaba una mayor protección de parte de la jerarquía eclesial. Más adelante se justificaría con su mediación para la liberación de carias decenas de estos presos en 2010, que fueron enviados a España sin muchas contemplaciones en un acuerdo con el gobierno español.
Pero en Miami y en la débil oposición cubana siempre quedó la duda de su compromiso con el cambio o más bien su gradualismo complaciente para evitar conflictos. Esta actitud, dialogante, o claudicante, según se quiera ver, le valió una reputación como interlocutor imprescindible para cualquier visitante extranjero a Cuba, y como sustituto de las reuniones con “disidentes” que solían tener estos visitantes en sus viajes a Cuba. Desde esta posición ejerció su mediación para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba. Su diálogo previo con Raúl Castro y la buena disposición al cambio del Presidente Obama, facilitaron este diálogo al que todos se apuntaron en su momento. Debo decir que también yo participé en el mismo junto con la Administración norteamericana, pero me aquí me quedo.
A pesar del éxito de la negociación y de la generosidad de Estados Unidos a la hora de restablecer estas relaciones que pudieron haber desembocado en una nueva etapa para Cuba, el Gobierno del menor de los Castro no desaprovechó la ocasión de desaprovechar esta oportunidad, y tras marear la perdiz durante unos años, vio su labor comprometida con una nueva Administración norteamericana.
De aquí salió catapultado el cardenal como un interlocutor imprescindible en la vida cubana, con esa sonrisa entre bonachona y sardónica, que no podía esconder una cierta soberbia al referirse a los disidentes, o al tratar el asunto de la muerte de un cristiano cabal como Osvaldo Payá, o al hablar de las damas de blanco con unas palabras en mi despacho que no son dignas de su categoría en otros aspectos de su actividad, pero como diría el papa Francisco, ¿quién soy yo para juzgar a esta gente?
Así, entre luces y sombras, como casi todos pasará a la posteridad, desde su convalecencia en el seminario de San Carlos, con una vista sobre el morro de La Habana, y con algunas tristezas que el elogio ajeno nunca puede mitigar.



















miércoles, 31 de julio de 2019

Obituarios habaneros 1

 Con pocas fechas de diferencia se ha producido en Cuba la muerte de dos personas que han marcado la vida cubana de las últimas décadas.
Roberto Fernández Retamar, un caballero español en el trópico, que ejerció el oficio de poeta oficial de la revolución con la docilidad de un sirviente y el escepticismo de quien ha perdido la fe.
Y Monseñor Ortega, arzobispo de La Habana por más de dos décadas, cardenal cercano a tres papas, y artífice del encuentro De la Iglesia cubana con el régimen castrista, siempre con una sonrisa en los labios.
A los dos los conocí, y a los dos traté en años ya lejanos con cercanía y una vaga amistad, derivada de su carácter cubano, simpático, inteligente. Personajes complejos y contradictorios en un mundo que exige conformidad absoluta y sumisión intelectual hacia esa corrección que solo los comunistas y sus alumnos socialdemócratas son capaces de dictar como regla universal.
Más allá de sus trayectorias dispares, de su presencia numerosa por todos los cenáculos y embajadas de La Habana durante tantos años, ambos quedan unidos en la irremisible muerte que a todos iguala.
O tal vez no, pues de la lectura de sus obituarios, (esa afición que siempre creí reservada a nuestros padres y que hoy, constituye una de mis lecturas cotidianas para hacer el recuento de lo que queda y de lo que se va), hay un tratamiento diferente de sus trayectorias. Clamorosamente hagiográfico en el caso del cardenal, y objeto de división de opiniones para el poeta.
Desarrollé una cierta amistad con Roberto, amigo de la conversación larga, memorioso de tantas novelas escritas y por escribir, pudorosamente orgulloso de su dirección de la Casa de las Américas donde ejerció por años una influencia sobre el canon literario latinoamericano, que por fuerza había de ser marxista o al menos izquierdista. Su labor literaria se funde desde 1959 con la militancia política y a los pocos meses, con el gris funcionamiento de la maquinaria del Estado castrista. Asiste con imperial condescendencia a los sucesivos desmanes del castrismo en la vida cultural cubana y latinoamericana. Desde la UNEAC asistió impávido al caso Padilla, el primer parteaguas de la intelectualidad izquierdista respecto a la isla de Cuba. Unos, (entre otros Vargas Llosa) criticaron esta medida represiva sobre el poeta Heberto Padilla, otros, tantos, cerraron filas con el castrismo, entre los cuales, Roberto y García Márquez. También protagonizó Retamar la carta abierta a Neruda en 1966 en la que un grupo de intelectuales cubanos le acusan de confraternizar con el enemigo por participar en una reunión del PEN club en Nueva York, donde asistían exiliados cubanos.
Con estas credenciales, Roberto fue desarrollando una carrera entre la literatura y la política, sin desfallecer en su apoyo militante, al menos públicamente, hasta su muerte.
Sus obituarios han sido generalmente condescendientes, con tímidos elogios a su valor poético, pero hay uno publicado en el diario español, el país, el 28 de julio de 2019, que comienza así:
“Es complicado homenajear a quien fue de modo persistente un mal poeta...” y así sigue el artículo escrito por un joven escritor cubano, Carlos Manuel Álvarez, residente en México. Difícil encontrar este tipo de necrológicas en nuestros días, que contrasta con el tono más amistoso de otros escritos en el mismo periódico por los plumillas habituales de asuntos cubanos, más dados a la nostalgia y a la admiración que a la crítica. Descanse en paz Roberto Fernández Retamar, que fue un hombre complejo, como lo somos todos, que vivió el tiempo que le tocó vivir y que eligió posiciones y encargos que seguramente no encajaban ni con su carácter ni con su voluntad de permanecer siempre como un caballero entre tanto caos.

domingo, 30 de junio de 2019

Shenzhen

Todas las ciudades chinas se parecen. Un centro moderno con rascacielos, algunos callejones de viviendas deterioradas de los años sesenta o un poco anteriores  e interminables suburbios con altos apartamentos residenciales, que hacen honor al nombre de colmenas donde se arraciman los habitantes que en una generación han pasado del campo a la ciudad. Todo ello se explica porque en algún lugar tienen que vivir los más de 1.400 millones de habitantes de este país, y por lo tanto, de un modo práctico y bastante monótono, el paisaje urbano se asemeja a esas ciudades norteamericanas también iguales entre sí, pero con unos barrios de rascacielos en la caso chino en lugar de las extensas urbanizaciones de casas bajas de América.

A pesar de su aparente homogeneidad y de su carácter funcionarial, hay ciudades que destacan. Una de ellas es Shenzhen, antiguo pueblo de pescadores, a las puertas de Hong Kong, al calor de la reforma económica de los años 80 del siglo pasado, en menos de 40 años, este pequeño pueblo ha pasado a ser una ciudad de frontera a convertirse en el símbolo de la nueva China, pujante, tecnológica, joven, dinámica. Tiene más de 12 millones de habitantes y según Forbes más de cincuenta mil millonarios.Es la sede de grandes compañías tecnológicas y aspira a convertirse en la ciudad más sostenible de Asia, donde el transporte público es eléctrico y donde se prueban las principales novedades tecnológicas que salen de las facotrías de Huawei, Tencent (wechat) o Zte.

Asisto a un encuentro de jóvenes investigadores en la universidad de Sustech, que cuenta menos de seis años, pero que busca competir con las mejores universidades tecnológicas norteamericanas con el apoyo del gobierno de la ciudad de Shenzhen y con las generosas contribuciones de sus patronos. Las becas, los salarios de los profesores y el gasto en equipamiento para la investigación son al estilo norteamericano, y aquí se aprecia cómo este mundo Chino americano tiene cada vez más puntos en común en su carrera por hacerse con el liderazgo mundial. a pesar de la distancia y de las diferencias, osn dos mundos tendentes a converger.

viernes, 14 de junio de 2019

Shangri la

Hay nombres sonoros que confunden la realidad con la ficción.
Shanghai la, corresponde hoy a una población de la provincia china de Yunnan, al oeste del sur de China, en las estriba iones del Himalaya, a unos 3000 metros de altitud y colindante con la provincia del Tíbet, vedada hoy a los extranjeros, salvo autorización especial.

Pero no siempre ha sido así. Esta población, o más bien este condado se llamó por siglos Zhongdian, algo así como el centro de Yunnan, en chino, hasta que en 1997, el gobierno regional decidió cambiar ese nombre anodino por el más sonoro Shangri la. Y es que Shangri la, como todas las utopías, no tienen su correspondencia en la tierra. Este era el nombre ficticio de un lugar paradisiaco en las laderas del Himalaya que inventó el escritor inglés James Hilton en su novela de 1933, horizontes perdidos, donde narra cómo un veterano diplomático inglés recala en un lugar perdido al hacer un aterrizaje de emergencia el avión que lo traía desde la India. Esta novela de aventuras y de utopía, con sus paisajes idílicos y sus buenos salvajes, en este caso tibetanos, constituye desde esa fecha un sinónimo del paraíso en la tierra. Tanto es así que una de las cadenas de hoteles más lujosos de Asia toma también su nombre.
Lo que asombra de los chinos es que con cierta frescura y algo de oportunismo turístico, decidieron después de minuciosas investigaciones apropiarse del lugar sin lugar, que eso es la utopía, y ganado al partida a los nepaleses, cuentan desde 1997 con un atractivo turístico más, que como todo en China tiene poco respeto por la verosimilitud y más por la leyenda. En definitiva, algo similar a lo que los franceses hicieron con la ficticia Combray de Proust, que hoy da nombre al antiguo pueblo de Illiers, (nombre original), al que se le añade el literario Combray.

Fui a Yunnan por una feria y una serie de reuniones con autoridades locales, pero no llegué al paraíso. Me quedé en la capital, Kunming, junto al lago Dianchi. Una pequeña capital de provincia de apenas siete millones de habitantes, que aparte de la belleza del lago, en el extremo sur de la ciudad y de algunos templos reconstruidos, conservados en pequeñas islas de verdor en el asfalto, la ciudad presenta el mismo aspecto de cualquier ciudad china. Anodinas hileras de rascacielos, grandes avenidas grises, suavizadas en el sur por la presencia de arbustos y flores, y un centro destruidoy reconstruido cien veces, donde es ensayan nuevas formas de arquitectura en una mezcla de estilos imposible.
Le ciudad está a 1900 metros de altitud, lo que le da un frescor y un aire poco frecuente en las urbes chinas,  y esta habitada por más de 26 nacionalidades reconocidas y ordenadas prolijamente como todo en China.
Aquí me invitan a cenar las autoridades en un pequeño reservado, donde podemos hablar con más libertad y por fin ver cómo a pesar de las diferencias culturales, lo esencial de la vida, el gozo, la esperanza, el dolor no difieren mucho de un lugar a otro del mundo.
La próxima vez tratare de acercarme a ese remedo del paraíso que es Shangri la. Por si acaso las utopías se hacen realidad.

sábado, 8 de junio de 2019

La fiesta de los barcos del dragon

El quinto día del quinto mes del año lunar se celebra en China la fiesta de los barcos del dragón. Este año la fecha del calendario gregoriano corresponde al 7 de junio y a partir de este día por toda China se ven regatas de barcos de hasta cuarenta metros de largo, con una tripulación que puede sobrepasar las cincuenta personas, compitiendo por los numerosos ríos chinos al son del tambor.
Esta fiesta conmemora la muerte del poeta y filósofo, Qu Yuan, que fue ministro durante la época de los reinos combatientes, S IV ac, quien por decir la verdad al emperador fue exiliado. En el exilio escribió primorosos poemas de estilo chino, por supuesto, y viendo la catástrofe que se cernía sobre su país por el mal gobierno, se arrojó al río Miluo. El pueblo reconocido a su poeta y filósofo le quiso  salvar, lanzando barcos al río a su rescate, pero no pudiendo evitar su muerte, le quisieron acompañar con ofrendas para que los peces no lo devoraran, y la fragancia de las ofrendas le acompañase.

De esta remota tradición viene la fiesta de hoy, que se celebra en toda China, con homenajes a los ancestros y fiestas populares tanto para los que navegan, como para los que quedan en tierra.
Canton se estremece estos días con los ruidos de los petardos, y las desiertas aguas del río de la Perla, que solo se navegan de noche con esos indescriptibles barcos turísticos iluminados, se puebla hoy de barcos espoleados por el ritmo del tambor y de l os petardos. Las embarcaciones penetran desde el río  por los múltiples canales de la ciudad hasta llegar los templos ancestrales, donde los dragones son bendecidos y purificados.
Luego en alegre comparsa, salen a surcar las aguas del río a pesar de las impurezas y de la dudosa calidad de las mismas. Van las cofradías con sus colores propios, en distintos tonos de rojo, amarillo y naranja. Gritan, cantan, comen a todas horas y algunos beben en los tenderetes que cDa uno de ellos ha puesto a lo largo del río.
Nada fuera de lo normal. Celebración de fiestas rituales que van perdiendo el sentido con el paso del tiempo, pero que mantienen su liturgia como en cualquier lugar del mundo. Donde hay dragones, ponle toros, donde hay hermandades ponle peñas, donde camisas rojas o amarillas, ponle blusas blancas... Alegría inmotivada, esfuerzo digno de mejor causa y una forzada camaradería, que hace olvidar por unas horas rencillas y competencia.

miércoles, 5 de junio de 2019

Algunas persistencias chinas

Cuando se estudia la evolución de las lenguas románica, derivadas del latín, se aprecia que hay siempre un recuerdo de las lenguas previas al latín, que de una manera o de otra influyen en la formación de las nuevas lenguas, y hacen que hoy sean diferentes el italiano del francés o del rumano. Esta influencia es lo que se llama el sustrato, esa antigua tradición de la que los hablantes, aunque romanizados, no han conseguido desprenderse. 
En China, la modernidad, la adopción de nuevas costumbres y usos culturales hace que siempre salga a la luz lo chino, lo que pertenece originalmente a su tradición, que se pega a las nuevas maneras de convivencia.

Una de esas tradiciones es la cultura de la bebida. Hay una larga tradición de brindar, de vaciar la copa, que no otra cosa es la traducción de la fórmula campei, una forma de beber ritual y muy relacionada con la necesidad de ofrecer una imagen de éxito en los negocios, que está detrás de lo que podríamos considerar exhibicionismo. La relación de china con el vino es extraña. Un país sin tradición ha ido aumentado la superficie de viñedos hasta llegar a ser un importante productor de vino, y sobre todo un gran comprador de vino.
Por esa lejanía de sus tradiciones en esta materia, todo alrededor del vino parece impostado. Hay tiendas de vino por todos los lugares de cualquier ciudad, se ofrece y regala en el año nuevo chino, se gastan fortunas en un alcohol que les es difícil apreciar y sobre todo, se discute y se habla de vino con gran profusión. El negocio es extraño. Hay ferias de vino por todo el país, los importadores y distribuidores son personajes importantes en la nueva sociedad china. Hacen viajes a los principales países productores para conocer viñedos y degustar la gastronomía. Compran bodegas o producciones enteras. Los extranjeros residentes en China tienen la tentación en algún momento de convertirse en importadores y todos cargan su modesto porcentaje en el proceso de comercialización hasta llegar a unos precios desorbitados para cualquier botella. A pesar de eso, el prestigio, el deseo de impresionar hace que se importen cantidades crecientes de vino de cualquier parte del mundo, y hacen de los chinos de buena sociedad unos conocedores del vino de talla internacional.

Otra tradición es el "privado" o el reservado, las salas reservadas en cualquier lugar. Restaurantes, bares, aeropuertos. todo tiene que tener esa parte exclusiva, que en un país superpoblado dé a los ciudadanos la oportunidad de sentirse únicos. Hay salas vip de todo tipo, en los vestuarios de los clubes deportivos, lujosos por regla general, tienen también un apartado más exclusivo para los vips. En los centros de visados, para lograr una atención inmediata, en las salas de masaje, por supuesto. Y ayer vi una sala vip en una peluquería bastante popular a la que voy. La sala vip no difería mucho del desaliño del resto de la sala, pero tenía una cortinilla, tras la cual el cliente podía sentirse por unos minutos el elegido de los dioses.

lunes, 3 de junio de 2019

Que treinta años no es nada

Resultado de imagen de tiananmen square protestsSe cumplen treinta años de las protestas de la plaza de Tianamen en Pekín y el reflejo más evidente de esos acontecimientos en la China de hoy, son algunos artículos en la prensa internacional y un empeoramiento de la recepción de la señal de televisión y de internet de los canales y redes sociales extranjeras.
Ese turbulento final de siglo XX con la caída de la Unión soviética, con esa idea del fin de la historia, que vivimos tan cercanamente, es hoy objeto de estudios históricos y búsqueda de noticias falsas antes del tiempo de las "fake news". Cuántos fueron los muertos, cómo se desactivó la protesta, quién la alentó, dónde está esa ansia de libertad de los jóvenes.?

Hoy, muchos años después el país es irreconocible, la renta se ha multiplicado de manera extraordinaria, y esa China que abandonaba los vaivenes de la revolución cultural, disputa hoy la primacía económica a Estados Unidos. Las ciudades aparecen limpias y modernas; han celebrado unos juegos olímpicos y se ha convertido en el destino deseado de todo tipo de deportistas en su etapa final que quieren hacer caja en este país que promociona el deporte como una de las expresiones de su ascenso mundial.

Algunos de los protagonistas de estas fotos salieron al exilio y han vivido en otros países cultivando el recuerdo; otros han vivido un exilio interior, y quién sabe si alguno de ellos figura hoy como uno de esos millonarios que han podido afiliarse al Partido Comunista, y finalmente otros, se refugiaron en Hong Kong, donde todavía se mantienen ciertas libertades individuales, temerosos de que el avance económico de la China continental les absorba en poco tiempo.

¿Qué fue de aquellos tiempos? ¿Qué ha sido de todas las revoluciones que en el mundo han sido?, una fotografías envejecidas en periódicos ya desaparecidos y una nostalgia de la juventud perdida. El mundo sigue ciego su avance por caminos insospechados, con avances inimaginables en aquellos tiempos analógicos, que comenzaban a despertar a la verdadera revolución, la digital, que es hoy el campo de batalla por la hegemonía del conocimiento y de la eoconomía.

domingo, 2 de junio de 2019

Efemerides

Este dos de junio de 2019 me traen las noticias algunos recuerdos coincidentes en la fecha

1. Dos de junio de 2014. San Salvador. Acompaño al entonces príncipe don Felipe a la toma de posesion del nuevo presidente del país, Sánchez Ceren. La ceremonia es algo deslucida, pues el presidente saliente, un tal Funes,  comienza a tener problemas con su propio partido, está aquejado de un fuerte dolor por una hernia que le hace arrastrar una pierna a pesar de su juventud, y su madre ha fallecido esa misma noche, por lo que se suspende la habitual cena de despedida del mandatario saliente. Así pues, tras la ceremonia de traspaso, Don Felipe me dice, no te importa que volvamos de inmediato a Madird, sin quedarnos a la comida? Asiento y salimos de vuelta. Al acercarnos a Madrid, de madrugada, me llama para invitarme a tomar un café en la sal del avión. Allí me dice la razón del regreso temprano. En unas horas, el rey va a abdicar en su hijo y nadie sabe todavía nada, pero dado que hemos pasado el fin de semana juntos en este viaje, quería darme esta explicación. Un detalle regio, podríamos decir.

2. Dos de junio de 2019. Don Juan Carlos se retira de la vida pública. Tras cinco años de difícil convivencia, pues no es normal en la historia que los reyes o los papás renuncien, el rey de la democracia en España se retira. Humano al fin, ve que su tiempo ha pasado, que no le queda tanto y que es mejor vivir la senectud entre amigos que te quieren sin necesidad de mayor exposición.
En estos años de regencia emérita he tenido la fortuna de acompañarle en viajes y de tratarle más. Quedará su indispensable contribución a la democratización y modernización de España. Eso basta. Y en lo humano, esa capacidad para conocer a las personas, esa cercanía natural que en su momento fue su mejor forma de dirigir un cambio hacia lo desconocido, pero que con el tiempo se fue marchitando, con otras gentes, otros ámbitos.

3. Esquela mortuoria de Martín Prieto. Periodista relevante desde la transición. Uno de esos jóvenes que con la máquina de escribir creyeron tumbar un régimen y enterrar a Franco, aunque a juzgar por lo que hemos visto estos últimos meses, Franco está más vivo y saludable que nunca.
Martín Prieto escribió una crónica impecable del juicio del 23 F y luego desde Chile y Argentina, nos informó de los cambios en esos países en los ochenta.
Lo conocí en Córdoba, en 1992. Yo acababa de llegar y él tenía que hacer un trámite consular para su esposa, argentina. Almorzamos en la mamma, y tuve por primera vez un atisbo de todo lo que el periodismo sabía del gran mundo, y un relato apasionado de los últimos años de nuestro país, hasta esos últimos años del felipismo, cuando MP ya se había distanciado de sus amigos periodistas y políticos, quedando como un testimonio de lo que fue, sin cambio ni mistificaciones.
Por ese camino fue derivando hacia un periodismo de denuncia y de tertulias, con su apabullante personalidad. Amenazado por ETA!esa banda terrorista de la que ahora no quieren que se hable, desapareció un día de su casa. Todos temieron u secuestro, pero al cabo de unos días reapareció tras una gran juerga y un amor efímero. Así era este hombre de la transición y los que quedan poco a poco se van acartonando.


sábado, 1 de junio de 2019

Opera china

Ayer fui a la ópera de Canton a ver la obra producida por el ministerio de cultura para conmemorar el 80 aniversario de la "larga marcha" hace tres años. La ópera de Canton es uno de esos edificios que conforman la ciudad nueva, realizado hace ocho años con un proyecto de Zaha Hadid, con el objeto de modernizar y homogeneizar todas las ciudades chinas de primer nivel con una serie de construcciones iconicas, reflejo de la China del siglo XXI. El edificio es bello por fuera y acogedor por dentro, con una moderna solemnidad, desmentida por el público asistente a las funciones, que viste y se comporta con ese desaliño propio del sur de China.
La sensación de ser el único occidental en una sala de 1800 personas se atenúa por la amabilidad del personal que al ver una cara distinta saludan con una sonrisa y alguna palabra en inglés. Un joven algo mejor vestido que el resto se me acerca para preguntar cómo se me ha ocurrido venir a ver esta obra. Le digo que me interesa mucho la historia de China y se va aliviado y reconfortado.
El público aplaude desde el inicio la aparición del ejército rojo, y la obra va desgranando los episodios más conocidos de esta epopeya del comunismo contra los ejércitos de Chiang Kai Shek. Entre 1935 y 1936, el ejército comunista rodeado en la ciudad sureña de Riujin, decide escapar al norte de China, para reconstituirse y mantener un foco de poder por el riesgo de ser aniquilado en su base sureña. Durante dos años, un ejército de cien mil soldados y campesinos atraviesan valles y selvas, suben montañas, se enfangan en las tierras pantanosas del oeste, hasta llegar a su nueva base en Sanxhi, con no más de siete mil soldados. Esta catástrofe, se lee como la capacidad de resistencia dejan partido enfervorizado por las ideas comunistas, que desde la derrota sacara fuerzas para en diez años apoderarse de China continental y enviará a sus enemigos a Taiwán.
La ópera, en un estilo occidental bastante clásico, tiene obertura y seis actos, que narran los capítulos más heroicos de esta gesta. Una historia de amor entre él comisarios del partido y una doctora que se queda en la retaguardia para cuidar a los heridos y es hecha prisionera y asesinada. Una idílica relación del ejército en marcha con los campesinos. Una poco creíble bienvenida por los comerciantes de la ciudad al ejército comunista, y un canto al libre comercio y a los empresarios locales. Y una serie de hechos heroicos de soldados que mueren por un ideal en los distintos episodios de esta larga marcha.
El reparto es numeroso, con esa capacidad que tiene China de movilizar a un gran número de personas en cada evento, y los cantantes, un tenor y una soprano de buenas voces y gran capacidad expresiva. Una ópera heroica, seguida con atención por un público que conoce todos los detalles de esta proeza, que seguramente se estudia en todas las escuelas, y un espectáculo visual y musical entretenido, de alta calidad. Por tener, la ópera tiene incluso un acto en el que u soldado tarda más de quince minutos en morir cantando, como en cualquier tragedia wagneriana.

Excursión tecnologica

En estos tiempos n los que la guerra lleva el apelativo de tecnologica, nos encontramos en el epicentro de todas las tensiones, en el territorio Huawei, empresa fundada en la ciudad de Shenzhen, en esta provincia, que en poco más de veinte años se ha convertido en el emblema del poderío tecnológico chino, y en una de las empresas globales más exitosas.
Huawei, acaba de abrir en Dongguan, a mitad de camino entre Canton y Shenzhen un nuevo campus de investigación y desarrollo con dimensiones chinas. Cientos de hectáreas de terreno, edificadas al estilo de ciudades europeas, donde podemos encontrar a Verona, Bolonia, Heildelberg, Granada o París, entre las dice ciudades que componen el complejo, unido por un tren interior y surcado por canales y lagos, que aíslan a este polo científico de la fealdad del entorno saturado de fábricas y autopistas grises y congestionadas.
La visita se desarrolla con esa cordialidad China, donde la sonrisa la ponen las mujeres, siempre en los puestos de relaciones públicas, mientras que los hombres, con aspecto siempre atareado y ausente, deben dedicarse a labores más profundas en su escala de exposición pública. La visita va de lo tecnológico a lo mundano, con explicaciones sobre la fuerte influencia de Europa en el pensamiento del fundador de la empresa, a una visita al laboratorio de pruebas de las antenas, donde nos muestran, como el 5G va a emplear pequeñas antenas de no más de 20 kg, lo que permitirá su difusión por todo el mundo, creando una densa red de transporte de la información, que va a revolucionar nuestras vidas en el plazo de un par de años.
Por qué todo esto, tan ingenuo, con rinocerontes pastando a la sombra de castillos medievales europeos, puede llegar a ser campo de batalla de la próxima guerra?
Dicen que Europa dominó la generación del 3G, de los primeros teléfonos móviles. Estados Unidos domina el 3 y el 4 G, que ha dado lugar al actual internet, con la nueva economía digital. Las principales empresas actuales no tienen más de veinte años y son casi todas norteamericanas, nacidas al calor de los sistemas operativos y de las telecomunicaciones.
Ahora viene el 5G, que va a cambiar todo, desde los procesos industriales, con el internet e de las cosas, a la telemedicina, al entretenimiento o a la defensa. Y aquí, parece o eso dicen, que China ha tomado la delantera. Huawei insiste en que va a lanzar la primera generación de móviles 5 G en otoño, y dicen que en Estados Unidos van retrasados y que todo esto no sería más que maniobras dilatorias. Entre tanto, Europa, hamletiana, duda. Desarrolla proyectos con China y con América, y quiere poner también su parte en esta batalla por el futuro, pero la imagen de los castillos, de las calles de París, copiadas en el campus de Huawei en Dongguan, parecen indicar que si no espabilamos nuestro futuro no es otro que el de un gran parque temático donde los nuevos reyes del universo vendrán para comprobar si el original se parece a la copia.
Entre tanto, todos vigilan. Los gigantes Amazon, Facebook, Google.... Saben tanto de nosotros como nuestras familias, incluso más. Adivinan y conforman nuestros deseos. En China la inteligencia artificial sirve para controlar hasta los mínimos pasos que damos en cualquier punto del país, y la identificación facial permite detener a un presunto delincuente en el acto o antes del acto.
Bienvenidos al futuro.

sábado, 25 de mayo de 2019

Un sábado cualquiera

Me levanto temprano para desayunar, y en el jardín encuentro a una señora muy mayor, con uniforme de jardinera y su sombrero tradicional, que me saluda y me lanza una simpática parrafada en cantonés. Hay en esta ciudad un cuidado especial por las plantas y los jardines. El clima cálido y húmedo y la falta de sol dan un verdor pronunciado a las calles y requieren de un cuidado continuo, que requiere de una multitud de jardineros que poden, limpien y recojan las hojas caídas. En nuestro recinto de la jardinería se ocupan personas mayores, forzosamente jubilados, que por no sé qué arreglos siguen trabajando en los jardines con mimo y con buen humor.

Tras el desayuno subo a uno de esos coches de alquiler que reservé el día anterior con una aplicación en inglés y que llega puntual a la puerta de nuestra casa. Es uno de los ejemplos del bueno uso de la tecnología, el Didi, o uber chino, que permite hacer los  desplazamientos sin saber una palabra del idioma local, ya sea chino, cantonés o cualquiera de sus sonoros dialectos. El coche me lleva al club de golf de Foshan, a 39 kilómetros de distancia, que recorremos en poco más de una horaviendo el mismo paisaje de ciudad, con edificios altos y desvencijados a los dos lados, con pasos elevados y puentes sobre los innumerables brazos del río de la Perla, sin dar un respiro al campo. Entre Cantón y Foshan reúnen más de 21 millones de habitantes en un conurbano totalmente edificado, solo amortiguado por algunas hileras de árboles y setos a lo largo de las vías principales. Una hora de recorrido en el que la pesadez de un cielo eternamente nublado y el gris roto de los edificios que acompañan a las avenidas dan un idea de la monotonía de estas ciudades del presente chino.
De vez en cuando unas grúas y maquinaria pesada señalan obras de derribo de viejas casas deterioradas por la corrosiva humedad y la mala calidad de los materiales. Fuera de esto, el tráfico habitual con todo tipo de vehículos, que pasan de la lujuriosa variedad de marcas de lujo en la ciudad nueva, a todo tipo de automóviles o camiones, en el país que produce casi la mitad de los vehículos que se producen anualmente en el mundo.

Llego al extremo de Foshan por una avenida que va ganando jerarquía, con setos recortados, árboles más abundantes y mejores coches, hasta entrar bajo un arco de la zona residencial de Nanhai, donde se encuentra el campo de golf. El verdor y las nubes cambian ligeramente de tono al entrar en este reducto recluido de la ciudad. Los campos están más cuidados y la traza del campo de golf es impecable. Si no fuera por el aire cálido que empapa todo, se diría que estamos en algún campo de golf de la nubosa Inglaterra. Una casa club construida con lujo asiático, y un servicio numeroso para dar todas las facilidades a los privilegiados socios de este club en un país como china.

Y una vuelta de golf excelente, con mi nuevo amigo, un gerente inglés de mi edad, con quien charlo animadamente, consciente de que con el tiempo, las experiencias personales se van acercando, y las fronteras se diluyen ante el rápido transcurrir de los días, y aun de los años. Pequeños placeres en la China que crece y que se prepara para retomar su lugar en el mundo, en todos los aspectos, incluso en el deportivo, esa nueva obsesión de ser no solo el país del centro, sino también el país primero.

domingo, 12 de mayo de 2019

Hong Kong

Hong Kong, en chino significa puerto fragante, con esa ironía que gasta el idioma mandarín. Una de las zonas con mayor densidad de población del mundo, goza igualmente de suaves montañas de vegetación subtropical y playas escondidas a la espalda de los rascacielos.
Hongo Kong es también un juego de la memoria. Para los chinos del continente, no es sino el recuerdo de esos tratados desiguales por los que Inglaterra se adueño de este enclave para abrirlo al comercio tras las guerras del opio. Es un recuerdo de tiempos peores, que se van desvaneciendo ante el empuje del crecimiento de la China del siglo XXI. Shenzhen, el pequeño puerto de pescadores al otro de la frontera es ahora la capital mundial de las telecomunicaciones con más 14 millones de habitantes.
A pesar de esta nueva realidad, donde lo moderno y el urbanismo racional han cambiado de barrio, Hong Kong sigue recordando esa metrópoli infaltable en las películas de James Bond, esos hoteles coloniales en los que el Dry martini esperaba tras una jornada de transacciones comerciales más turbias que honorables.
Es también recuerdo de unas tierras baldías donde se certificaban los intercambios de mercancías provenientes del interior de China camino de Filipinas y de allí a los toros de Sevilla.

Es recuerdo, como casi todo lo que nos rodea. Una música, una palabra, un olor, un atardecer, un lugar nunca visto pueden desencadenar en nuestra mente un torbellino de recuerdos multiplicados por el número de los años cumplidos. El recuerdo y la memoria se inician en los sentidos, pasan de allí al Cortéx prefrontal, y posteriormente a una velocidad frenética a todos los puntos del cerebro a través de las sinapsis que fabrican el material del que están hechos físicamente los recuerdos. Luego se almacenan de una manera en criptas hasta que un nuevo estímulo sensorial los rescata, y nos invade la nostalgia.

Comienzo, tras el viaje a Hong Kong a releer a Proust comenzando por el camino de Swann, un monumento a la memoria individual, al subjetivismo de los recuerdos, que invariablemente nos retrotraen a la infancia. A esa infancia seminiconsciente que nos marcara y ayudará sin mistificaciones, sin adornos ni arañazos.
Y entretanto llega la noticia de la muerte de Alfredo Pérez Rubalcaba, muerte joven que conmueve las conciencias del juego político y que recuerda la fragilidad de esta vida para la muerte.

jueves, 25 de abril de 2019

Angkor4 Historia

Resultado de imagen de zhou daguan
Zhou Daguan. Diplomático chino en la corte de Angkor



El reinado de Jayavarman VII marcó el final de la época dorada de Angkor. El final del siglo XIII trajo consigo la apropiación budista de los templos, siguiendo al piadoso rey, y el comienzo de las revueltas que darían lugar al traslado de la capital de Angkor a Pnohm Penn en años posteriores.
De esta época nos queda el relato de un joven diplomático chino, Zhou Daguan que pasó los años 1296 y 1297 en la corte de Angkor y escribió un recuento de las bárbaras costumbres de los Khemer, a los ojos de un refinado chino de Cantón, que había pasado de la dinastía Song del sur al dominio mongol de la dinastía Yuan. Es curioso cómo este informe de Zhou Daguan es casi contemporáneo de la relación de Marco Polo, que trae a occidente una visión de China. Así, nuestro Marco Polo cantonés, Zhou hace una disección de la sociedad camboyana, poco impresionado por los hermosos templos de Angkor, y curioso por los aspectos comerciales de su empresa. Señala Zhou cómo las tierras de Angkor dan tres cosechas anuales, por la humedad de la tierra y el trabajo de los esclavos. también nos da cuenta de los días de mercado en Angkor; mercados al aire libre regentados casi siempre por mujeres, y nos informa del protocolo de la corte y de la organización de las procesiones reales, en las que hay un batallón de mujeres armadas. También señala que tanto hombres como mujeres llevan por todo atuendo una simple tela a la cintura, dejando las mujeres sus senos al aire, que según Zhou mantienen sus blancura (seguramente se refiría a los senos de las cortesanas, pues el sol inclemente de Camboya difícilmente permitieras esta blancura en las mujeres del común)
En definitiva, Zhou da el primer testimonio extranjero que se conserva de la vida en Angkor.

Resultado de imagen de khmer rojos en angkor
Tras estos años de fertilidad y de riqueza religiosa y artística, Angkor va decayendo y pasando de la influencia Thai por el oeste a la influencia vietnamita por el este. Este territorio de los Khemer se encuentra en una península atestada de nacionalidades y culturas diversas que deben convivir en un espacio sometido siempre a discusión. Por ello, los reyes de Camboya van cayendo en la irrelevancia y van olvidando pasados esplendores, hasta que en el siglo XIX, en plena fiebre colonial europea, Francia embarca a España en la expedición a la conchinchina, bajo el pretexto de la protección de los sacerdotes católicos en el actual vietnam. España participa en la primera fase desde su destacamento de Filipinas, y al poco tiempo abandona la aventura colonial. Francia prosigue su expedición y de la protección de al religión, pasa a la explotación de las nuevas colonias. Aunque inicialmente los expedicionarios franceses se centran en Vietnam, la presencia en Camboya de un experto naturalista y arqueólogo, Henri Mouhot, alertó a los jóvenes militares coloniales de la presencia de unas riquezas arqueológicas y agrícolas en la remota región de Angkor, lo que llevó a extender el área de influencia francesa y a empacar numerosos restos arqueológicos con destino a París o a Pnohm Pen.

La aventura francesa duró casi un siglo, hasta que en 1953, el príncipe Norodom Sihanouk, por medios pacíficos logró la independencia de Camboya, unos años antes que Vietnam. La capacidad política de este príncipe, que marcaría el devenir de Camboya en le siglo XX hizo que Camboya se librara de los peores efectos de la guerra de Indochina para liberarse de los franceses, pero no le evitaría el desastre posterior.

Efectivamente, la guerra de Camboya quedó oculta tras la virulencia y la notoriedad de la guerra de Vietnam, pero la geografía y las pasiones humanas no son inocentes, y como un coletazo de la guerra de Vietnam, Camboya se vio sacudida por la violencia que en los años sesenta asoló la península indochina. Primero como campo de batalla de un vietcong que se refugiaba en territorio camboyano para seguir su lucha contra Estados Unidos. Después como escenario de una guerra civil importada de la guerra fría, con una facción por norteamericana liderada por Lon Nol y otra comunista pro china, de los Khemer rojos. en medio, la menuda figura del príncipe Sihanouk, que trató de moverse de una alianza a otra para preservar la independencia de su país, pero que terminó por no convencer a ninguno, y que vio desde el exilio la destrucción de Camboya.

Tras los acuerdos de paz de París, de 1973, la guerra se traslada a Camboya, y los Khemeres, con apoyo vietnamita derrotan a Lon Nol, que gozaba de un tímido apoyo norteamericano, escarmentado taras la derrota en Vietnam.

Tras la alegría de la liberación y el fin de la guerra, pronto llega la catástrofe y el infierno comunista de los Khemer. (¿por qué cuesta tanto dar su nombre a este infierno?, cómo puede mantener prestigio un régimen comunista después de Camboya?). Los Khemeres impulsaron la mayor matanza sistemática de las guerras de indochina, con traslados masivos de población, asesinatos en masa y un régimen de terror como no se había visto antes. dos años de experimentos sociales, en los que se dividió a la población entre los creyentes, los que podrían tener salvación mediante al educación y los prescindibles. Este fue el infierno que aguardaba a Camboya tras los convulsos años sesenta.

El error de Pol Pot fue enfrentarse a sus antiguos aliados, los vietnamitas, que ante las agresiones nacionalistas de los Khemeres, reaccionaron liberando Camboya con una rápida guerra que expulsó a Pol Pot a las montañas del oeste yestableció un régimen bajo control de Vietnam hasta 1989, cuando reaparece de nuevo el gran príncipe Sihanouk, quien vuelve a coronarse rey del nuevo reino de Camboya en 1993, hasta su abdicación en 2003. Si tenemos en cuenta que su primera coronación tuvo lugar en 1941, prácticamente todo el siglo estuvo marcado por la figura de este príncipe que jugó con fuego y se relacionó con todos los protagonistas de la guerra fría en un intento de evitar la catástrofe que probablemente su inquietud y funambulismo contribuyeron a provocar.














lunes, 22 de abril de 2019

Angkor3 religiosidad

Resultado de imagen de churning of the ocean milk angkor
Representación del batir del océano de leche


 Cuentan los camboyanos que desde el inicio del reino Khemer, allá por el siglo VI, sus antepasados    rápidamente
adoptaron la religión que venía de la India, pues vieron que los comerciantes de esa procedencia, prosperaban bajo la sombra protectora de sus dioses. Así, cuando comienza la construcción de la civilización Khemer, con sus palacios y sus templos, se va incorporando rápidamente toda la mitología hindú, que imperará en estas tierras calientes de Camboya hasta el siglo XV.
No se sabe si con los comerciantes llegaron también sacerdotes y sabios indios que enseñaran la doctrina a los  khemeres, ansiosos por gozar de la protección de la trinidad hindú, pero lo cierto es que toda la iconografía de los templos de Angkor representa esa espiritualidad venida de la India, y que trata de representar en estos lugares tan alejados del Himalaya la imagen del monte Meru, y en él todas las leyendas y hechos atribuidos a los dioses, con sus virtudes y sus carencias.
La trinidad hindú está formada por Brhama, el creador, Vishnu, el conservador, y Shiva, el destructor. Todos ellos unidos en el concepto de un solo Dios y trino. aquí comienzan algunas similitudes con la religión cristiana, y algunas de las perplejidades que toda religión debe soportar en aras de la magia de los números. El tres, duente de toda solidez. Las tres patas de apoyo en las que fundar las creencias. La trinidad y el triángulo, o en este caso el Trimurti.
En Camboya, por razones poco conocidas, fue Vishnu quien tuvo mayor fortuna, y mientras Brahma y Shiva apenas son representados, todos los templos tienen referencias a Vishnu.
Resultado de imagen de churning of the ocean milk angkor
Y una de las principales representaciones de Vishnu en Angkor, es en su avatar de tortuga, participando en la operación de batir el océano para sacar la leche que proporciona la inmortalidad, el "amrita". Cuenta la mitología hindú, que los dioses (devas) habiendo perdido la inmortalidad por la maldición del irascible sabio Durvasas, pidieron ayuda a los demonios, (asuras) para que les ayudaran a recuperar el elixir de la inmortalidad, que se encontraba en la leche oculta en el fondo del mar. Para ello, utilizando como palo para batir la leche un pedazo del monte Mandara, y ayudados por Vishnu, encarnado en la tortuga Kurma, los devas y los asuras tomaron el cuerpo de la serpiente (naga) como cuerda para realizar el batido y comenzaron a retorcerla, cada uno en un lado del dios Vishnu, con sus caras angelicales los devas, y con su mueca amenazante los demonios, asuras. Esta colaboración les permitió sacar la leche del océano, y aquí, los dioses se impusieron a los demonios, y fueron capaces una vez más de gozar de la inmortalidad.
Esta imagen mitológica se recuerda en los principales templos de Angkor, ya sea como un relieve en la magnífica muestra de más de seiscientos metros lienales de relieve que rodean el principal templo de Angkor Wat, como en las balustradas del puente que conduce a angkor Thom, antes de llegar a la puerta sur de esta inmensa ciudad Khemer.
En todos los casos vemos el esfuerzo de los dioses y demonios por obtener del océano esas gotas que les dará la eternidad, y que no será si no el comienzo de nuevas batallas.
Los devas, con su cara beatífica, las nagas, esa serpiente de pitón, mitad humana que flanquea las entradas a los templos, las muecas de los asuras o demonios que asustan desde su impasible mirada de siglos, las apsaras, esas bailarinas sensuales que ponen las piernas en posiciones inverosímiles y que deleitan a los devas y a los asuras por igual. Toda la mitología hindú se apropió de Angkor desde el siglo IX al siglo XIII, cuando uno de los últimos reyes khemeres, Jayavarman VII, imbuído de una nueva fe budista, dedicó nuevos templos a las distintas representaciones de Buda, y puso a su servicio a toda la mitología hindú. es ya en el siglo XIII cuando se da este cambio en la religiosidad de Angkor, y se llega al apogeo de esta civilización, añadiendo a los templos y palacios, los hospitales. Es en esta época, cuando además de los dioses protectores o vengadores, los reyes deciden actuar con otros medios para lograr la felicidad de su pueblo, y es éste el tiempo de mayor esplendor de Angkor, convirtiendose desde entonces en un centro de religiosidad budista.

domingo, 21 de abril de 2019

Angkor 2 Parecidos razonables

Resultado de imagen de tikalHay similitudes que van más allá de lo anecdótico y que parecen obedecer a modelos profundos que salen a la superficie en los lugares más distantes. 
Desde nuestra llegada a Camboya percibimos un gran parecido con Centroamérica en los últimos días de la estación seca. El polvo, el calor seco, el desorden y esa forma que tiene la pobreza de manifestarse en los trópicos. Pero las similitudes van más allá del clima o del estadio de desarrollo de cada país. Los templos, los vestigios de una civilización imponente hace diez siglos, que hoy lucha por despegarse de las entrañas de la jungla. Templos que surgen entre los árboles y árboles que se adhieren a las piedras para evitar que salgan de su anonimato secular.
La civilización Khemer y la Maya casi coincidieron en el tiempo, y ambas perdieron su brillo a comienzos del siglo XIV, cayendo en un semiolvido y en la ruina posterior.
Vemos los templos alzarse entre los escombros y a ejércitos de arqueólogos sacando a la luz estos vestigios de una vida pretérita. En ambos casos nos quedan los templos, lo que era sólido las moradas de los dioses en la tierra, en tanto que las residencias de quienes los construyeron, incluso los palacios de sus reyes han caído con las maderas que los sotenían. Quedan grandes extensiones despobladas donde habitaron cientos de miles de personas. Sólo lo trascendente queda. Y en ambos casos, las causas de las desgracias fueron similares. La insostenibilidad de un crecimiento que consumía materias primas y agua a un ritmo superior que su producción. Después los enfrentamientos, las invasiones, el olvido.
Y también nos han dejado el recuento de esos días, de esos príncipes heroicos, de sus hazañas y crueldades. tanto aquí como en las tierras bajas mesoamericanas vemos frisos y relieves que muestran cabezas cortadas, escenas de crueldad, la condición humana en toda su expresión. Y en ambos casos, al verlo que hoy rodea a estas ruinas magníficas, me pregunto lo mismo. Cómo se llega a este estado de postración actual. cuál es el nexo entre esas civilizaciones de constructores y las actuales, alojadas a la sombra de los templos.
Hay un punto en común también aquí.el uso de los esclavos en todas las grandes obras de la antigüedad. Esa explotación del hombre por el hombre y esa falta de consideración por el otro. También la pulsión religiosa, lo atávico, la superstición. Todo ello dibuja un territorio que va de ayer a hoy.
Vemos los templos, las ruinas, la geografía que une puntos incomprensibles desde aquí abajo y que nos hablan desde el ayer para no olvidar.