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lunes, 29 de noviembre de 2010

Confidencias

La última filtración de wikileaks en la que revela los telegramas (diplomatic cables) del departamento de Estado Norteamericano, no sólo pone en peligro la acción exterior norteamericana, sino que amenaza también con llevarse por delante el prestigio que le pudiera quedar a la profesión de diplomático.
Miles y miles de comunicaciones confidenciales enviadas desde las embajadas a la Secretaría de Estado y viceversa, ponen de relieve el nivel de la información que maneja el aparato diplomático más poderoso del mundo.
 En un par de folios, el embajador debe despachar la información de actualidad sobre el país donde está acreditado, debe advertir sobre la influencia que ello puede tener sobre los intereses de su país, y en el mejor de los casos, arriesgarse a una valoración de los hechos, que va desde la obsecuencia ante el poder y por lo tanto, solo busca halagar los oídos de sus superiores en Washington, a la que cae en las siempre listas redes del cotilleo diplomático.

De momento esto es lo que ha trascendido. La apreciación que los embajadores hacen de los líderes políticos del país, la simpatía o frialdad con que son recibidos, que se convierte de inmediato como termómetro de las relaciones bilaterales con ese país, y en definitiva aquellas pequeñas debilidades del carácter que nos permiten interpretar las claves del comportamiento de la política del país en cuestión.

El amigo Assange ha pasado de desvelar secretos de guerra, o de inteligencia, que podían poner en riesgo operaciones y vidas en los dos escenarios de conflicto internacional, a la difusión de las miserias de la condición humana, expresadas por rigurosos embajadores enviados por el mundo para valorar y apreciar los comportamientos a veces poco ejemplares de los líderes mundiales. Y aquí no se libra nadie. Ni el papa. A poco que se lo propongan, los programas del corazón que pueblan nuestras pantallas van a encontrar un filón en la carrera diplomática. ¡Qué ex embajador despechado o jubilado se podrá negar a recorrer los platós de televisión para airear eos asuntos íntimos que tanto gustan al pueblo soberano, y ay, con un elemento de extranjería.¡

martes, 23 de noviembre de 2010

like minded

Escuché por primera vez esta locución referida a los países que en el seno de la OCDE tenían puntos de vista similares en materia de ayuda para el desarrollo, y en consecuencia, concertaban su posición en las reuniones internacionales sobre esta materia.
Suecos, Noruegos, Daneses y Holandeses principalmente sostenían esta alegre sintonía y promovían eficazmente su visión calvinista del mundo, al tiempo que se distanciaban de esos otros países donantes que actuaban  de manera oportunista o arbitraria. Así, los like minded desayunaban, comían, cenaban y paseaban juntos, seguros de su ideología y sin riesgo de contagio de otras ideas o propuestas menos puras y menos generosas.

Like minded nos recuerda el confort de la tribu, la facilidad de trato entre iguales, o al menos de individuos con similares objetivos y referencias. Nada debe hacerles dudar, nada puede perturbar el curso de la conversación o de la acción previamente acordada. La comodidad y la seguridad que nos da el grupo nos exime de la discusión, de la violencia verbal o de la exposición al sol de nuestras creencias.

Así, de los foros internacionales, pasamos a los grupos de amigos, a las reuniones familiares, a nuestro entorno laboral, donde encontramos más a menudo like minded. Ya pasó el tiempo de la discusión acalorada de ideas, de la confrontación o de la exposición de puntos de vista. Hoy se llevan las reuniones de like minded. es preciso antes de sentarse a cenar comprobar que vamos a estar entre los nuestros, que ciertos códigos se respetarán, que ciertos temas no se van a tocar y sobre todo, que todos comprendemos los mismos chistes, las mismas ironías, que el blanco de nuestros dardos es semejante y que al final nadie quedará herido ni tendrá una mala digestión.

No sé si es consecuencia del paso del tiempo o es un signo más de los tiempos, pero difícílmente se encuentra uno hoy en territorio hostil, si no es por un error en la composición de la mesa. Nos encontramos y nos llamamos los iniciados en cualquier causa. Es importante no equivocar el lugar o el tiempo, pues podemos encontrarnos solos, ante una encerrona en la que o bien callamos, o bien sonreimos con condescendencia mientras dura la reunión, soportando bromas y sobreentendidos que no compartimos. Por eso se imponen las reuniones de los like minded, de los afines, de modo que no tengamos necesidad de afilar las armas, encender la dialéctica y repartir algún mandoble entre los invitados.

Ya lo decían los suecos, no hay nada como la seguridad de una buena acción compartida. ¡Que nada enturbie nuestras bien ganadas creencias, para que nada nos pueda cambiar¡

viernes, 19 de noviembre de 2010

Irish times

Paseando por Dublín, en una mañana fría y sin lluvia, tres hombres de mediana edad, con el aspecto gris que sólo los organismos internacionales pueden conferir a sus trabajadores, el equipo enviado por el FMI se dirige a su primera reunión para recabar información sobre la economía irlandesa.
Tras días de dudas y de dilaciones, lo inevitable ocurre y se cierne sobre la verde Eire el fantasma de la tutela económica, de la soberanía limitada. Lo que no consiguió el orgulloso imperio Británico, lo que inspiró las baladas y leyendas de la Irlanda decimonónica, la independencia nacional que sirvió de paradigma a todos los nacionalismos europeos, se ve ahora limitada, recortada y arrinconada, como un fugitivo al final de la escapada, entre el abismo y la pistola.

Días alegres de Dublín, austeros, en cierta medida pobres, incluso más de lo que éramos los españoles a mediados de los 70. Familias de clase trabajadora con casa modesta y huerto trasero en el que se cultivaban algunas coles y el endémico ruibarbo. Un país a la medida de su población, melancólica y alegre a la vez. Recatada y desenfrenada bajo los efectos de la cerveza y del whisky. ¿recuerdas Eduardo aquellos bailes en Dun Laoghaire, o la bolera de Stillorgan?. Se fueron con la inocencia y la modestia. No soy capaz de imaginar hoy la transformación de ese país que no visito desde 1975. Dicen que han crecido barrios con casas acogedoras como en norteamérica, que los parques tecnológicos exhiben sus bien templados cristales en numerosos edificios separados por jardines de un verde impoluto. Que la vieja ciudad de Dublín ha perdido parte de su pátina gris y que los grandes restaurantes exhiben los mejores vinos y los más sofisticados platos. ¿Por dónde caminará hoy Leopold Bloom, entre neones y coches de lujo, entre esas tiendas impersonales que salpican nuestras ciudades de Milán a Shangai, entre jóvenes cosmopolitas, recién bronceades tras un viaje a Canarias o a Barbados?.
Toda esa transformación milagrosa, esa mirífica imagen se funde hoy con la triste figura de estos funcionarios del fondo, del fondo de la memoria, como esos gusanos que carcomen el cerebro enviados por la mala conciencia.
 Estos funcionarios van dirigidos por un tal Ajai Chopra, de aire y nombre indios, como marcan los tiempos, mientras un mendigo alarga la mano a su paso. ¿Será éste nuestro destino? No, no se trata en este caso de un chino, sino de un indio, bueno con los números como lo fueron en el inicio de los tiempos, y con la piel correosa como sólo los inviernos de Washington saben ponerla.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Falsos culpables

La inquietante blancura de su piel se une a la mirada entre desafiante y huidiza, y a unos labios blandos y entreabiertos, para formar una imagen desasosegante que nos requiere y acusa con las contundentes pruebas de algún despechado servidor.
Julian Assange, director, propietario e imagen de wikileaks lleva meses atemorizando a políticos y militares con cuidadosas campañas de filtración de información sobre las guerras de Irak y de Afganistán. Miles y miles de documentos son accesibles a través de esta web que proclama su compromiso con un periodismo abierto, sin límites ni censuras, que ofrece esa información esquiva que nos es hurtada por Gobiernos y Organizaciones, quizás por nuestro propio bien.
Wikileaks, en los últimos años ha dado información reservada y contrastada ofreciendo mayores dosis de transparencia, y con ella mayor libertad para los ciudadanos.
Por incómodo que resulte para Gobiernos y Organizaciones, hoy si hay voluntad, casi nada queda indefinidamente en secreto. Las tecnologías, el afán de colaboración, la traición o la incontinencia verbal, conducen indefectiblemente a la filtración a la publicación y en muchas ocasiones al oprobio.
La cosa se complica cuando al misterioso personaje que dirige wikileaks se le acusa en un principio de pertenecer a alguna agencia de inteligencia, con ánimo intoxicador. Una vez levantada esta sospecha comienzan las acusaciones de abusos sexuales y de violación durante su estancia el pasado verano en Suecia.
Ahora, tras pasear por medio mundo de incógnito, viviendo en casas de "amigos", con guardaespaldas y medidas de seguridad propias de un testigo protegido, la justicia sueca ha emitido una orden internacional de búsqueda y captura de Julian Assange por los delitos de los que se le acusó en agosto. El cazador cazado una vez más.
Se excusa Assange en una cacería internacional auspiciada por los gobiernos a los que ha puesto en apuros. Debemos creer según su versión que la trampa que le han tendido incluye a las "víctimas" de sus abusos y a la siempre fría justicia sueca, que se dejaría influir para meter mano a este atrevido asutraliano, de modales y mirada sibilinos.
El falso culpable tal y como se declara es el hombre solo ante el poder, ante la maquinaria de una justicia injusta y manipulable, el individuo frente al kafkiano proceso que le deja en total indefensión, como le ocurre a Henry Fonda en la película "the wrong man", donde la injusticia lleva al protagonista a la cárcel y a su mujer a la locura.
El dilema fatal, creer o n o creer. Ver la conspiración o la consecuencia de la acción de alguien capaz de enfrentarse a los poderosos con las armas de la palabra y al publicidad, quien con la misma osadía con la que zahiere a los culpables, se salta las normas y se instala en el otro lado de la línea. Inquietante dilema ante este no menos inquietante personaje.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Revoluciones

Los sindicatos y estudiantes tomaron las calles de Francia durante varios días y realizaron su particular homenaje a los sans culotte de la lejana Reovlución francesa y a los jóvenes airados del París de 1968. Pero después de los distrubios, de la algarada, retirose la gente de las calles, sopló el viento y no hubo nada.

La exahusta Europa no es capaz hoy de reintentar una revolución duradera o de marcar el paso del mundo. Los cambios de poder que se ponen de manifiesto día a día en todas las cumbres y en los centros de decisión económica, alejan cada día más a nuestros jóvenes del protagonismo que tuvieron durante los dos últimos siglos. En otros lugares, en otros continentes, se prepara el asalto al poder de nuevos grupos enigmáticos, inaccesibles por sus extraños lenguajes y sus costumbres peculiares, pero capaces de adoptar nuestros modos, nuestras técnicas y de extender esa nueva hegemonía inicialmente del dinero, pero quién sabe si no alcanzará también a la política.


Rodeados de ruinas, de castillos y palacios, como los últimos habitantes de Roma tras las invasiones bárbaras, nos refugiaremos en Europa en un espacio mágico, intemporal en el que viviremos de la nostalgia y de un selectivo olvido. Son los tiempos y lo que se avecina, Venderemos baratijas y revoluciones para aquellos que ni siquiera las estudiaron en sus libros de historia, porque sin nosotros apercibirnos, desde hace mucho tiempo salimos de la historia.

martes, 9 de noviembre de 2010

En cambio

Como las cuentas del rosario del Papa, caen los días inexorables, fieles a sus citas anuales para que nada entorpezca el fluir del tiempo. Una vez más se representan los mismos rituales, se hacen las mismas previsiones ineludibles en los países de clima templado. Como el año pasado, y como el anterior y el anterior hasta que tengo memoria, las pastelerías han sacado a relucir con los primeros fríos sus buñuelos, sus huesos de santo, que dejarán paso en breve a los turrones y otras golosinas de la Navidad.
Se hace acopio de sal para las carreteras, se preparan adornos y luces que incitarán en nuestras capitales a un consumo tímido y adormecido. Y todo seguirá su curso para no hacer mudanza.
El vaivén de las estaciones, el seguro caminar del tiempo a través del clima, de las fiestas, de los días señalados, ocultan los estragos del tiempo. Es necesario mirar las fotografías, los periódicos, las noticias de un lustro antes, o mejor de hace una década. La sonrisa se queda congelada en esas páginas, la actualidad ha devorado imágenes y asuntos que parecían primordiales, la memoria, siempre selectiva nos deja huérfanos de los afanes de los días pasados. Y sin embargo todo se mueve.
 Hemos sufrido una crisis financiera, hemos vuelto a ver las colas del paro y las guerras de cifras entre la EPA y el paro registrado, hemos visto a Obama ascender a los cielos y descender a un purgatorio camino del infierno, hemos visto al Papa dedicar por fin la Sagrada Familia al culto, hemos visto cómo se debatían entre la fe o la falta de fe y el negocio a muchos buenos catalanes y gallegos. ¿Será buena la visita del Papa a mi ciudad?, ¿será beneficiosa a pesar de mis escrúpulos librepensadores, o de mis prejuicios políticos?


Hemos visto pasar el tiempo, pero ¡Ay, nadie ve crecer la hierba¡ Es preciso dejar pasar ese tiempo, anticiparse a esos movimientos, saber cómo reaccionar, dónde ponernos, cómo estar a la altura de los tiempos y si esos tiempos significan algo.


Me dicen que España debe resignarse a ser un país medio, que sus ambiciones no pueden emular a las de nuestros vecinos, que el intento de estar en el G8 con Aznar, o de superar a Francia como hace poco más de dos años dijo Rodríguez (Todavía no ha cambiado el orden de los apellidos, y en caso de discrepancia, la R va antes que la Z) se han desvanecido. Que es mejor saber a qué atenernos, por dónde sopla el viento y actuar en consecuencia. Todo esto en menos de una década.
Será el signo de los tiempos o tal vez la consecuencia de decisiones erróneas? Quién sabe si al dejar pasar el tiempo, al ver correr los días no los habremos perdido.