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martes, 28 de diciembre de 2010

Mapa de la miseria ciudadana

Siempre ha sucedido. Es inevitable recorrer las ciudades y esquivar a los mendigos que inevitablemente pululan por sus calles o se apuestan en cualquier semáforo para darnos los buenos días y recordarnos su presencia. Sin embargo, estos días, su presencia en el centro de Madrid es inusualmente ubicua, los topas al salir de casa, al cruzar la calle, al enfilar por la Gran Vía o al doblar un recodo de los muchos que alivian las calles principales de la ciudad.


Se dirá que existen en todos los países, que incluso en París se cultivó una especie de simpatía por los clochards, o que en Buenos Aires a los linyeras se les considera como viejos habitantes de la pampa, pero en Madrid, hoy, la mendicidad constituye una erupción que parece el síntoma de un mal mayor.


Primero están los grupos de africanos, todos parecidos, varones, jóvenes, fuertes, de buena presencia y sonrisa amable que tratan de felicitarte las pascuas en un español apresurado, a quienes encuentras indefectiblemente a las puertas de cualquier supermercado o comercio, con un ejemplar plastificado de "la farola". Este ejemplar les ha costado un euro y los adquieren en un bajo de un barrio de Madríd, allá por la carretera de Extremadura, donde un  antiguo mendigo, de origen francés ha establecido su particular negocio de la miseria. Compran allí los subsaharianos su revista, su coartada a la que agarrarse en las puertas de cualquier negocio para explicar su extemporánea presencia. Son mendigos saludables, sonrientes y pasajeros. Tengo para mí que su presencia en la ciudad no es larga, que están de paso en camino a cualquier lugar más benévolo.


Luego viene una caterva de inciertos acentos centroeuropeos, de barba oscura y cerrada ellos, con faldones y pañuelo ellas, agitados, vocingleros. Si acaso entonan algunas palabras en español lo hacen con un timbre alto, penetrante, ininteligible. Ellos suelen llevar una pierna tapada con sucias vendas, un bastón, o los más de los casos una de esas muletas de hospital, cojean ahora del pie izquierdo, ahora del derecho, se mueven entre los transeúntes o entre los coches, y parecen dispuestos a quedarse, a juzgar por el tiempo que llevo viendo a uno de ellos a través de los cristales de mi habitación. ¡Quién sabe si no serán parte del regalo de nuestros vecinos, hartos de su presencia en la dulce Francia!


Finalmente tenemos a los autóctonos, a los nuestros a aquellos que la solera de los años, o la arrogancia de la nacionalidad los hace acreedores de los mejores lugares, de los rincones más apetecidos. Hay dos que pernoctan en la Gran Vía, a las puertas del cine Capitol, unos metros antes de llegar a Callao. allí establecen sus reales, se alivian y asean a la vista de propios y turistas, y allí se calientan en la rejilla de aire del metro subyacente. Pero hay muchos más, en todos los callejones, en los aledaños de la Plaza Mayor, en el subterráneo de la Plaza de la Cibeles, con cartones, carritos, botellas de vino. Se encuentran, se reconocen y nos miran, a veces con la mirada perdida. 


Son la penúltima estación de la miseria, el recurso final de las decepciones, del agotamiento, de la inanidad de un sinvivir. Salen a la calle para mostrar lo que otros más pudorosos esconden tras las puertas de sus casas, pero están por todos lados, parecen reproducirse en el invierno y parecen anunciar tiempos más ciegos.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Final de año

Final de año y recuento de impresiones. Vuelta al redil, viejas nuevas preocupaciones y una mirada distinta al mundo. Desde aquí nos llegan los reverberos de las agitaciones mundiales. Primero fueron las sacudidas financieras, luego los sustos de Grecia e Irlanda, y en medio nosotros, como una barca a la deriva.
Después de años de ser el pasmo de Europa nos encontramos en boca de otros y no necesariamente para bien.
Lo que prometía ser un semestre luminoso con la presidencia española de la Unión Europea se convirtió en un calvario, en una exposición pública excesiva, y finalmente en una abrasadora experiencia pilotada por unos locos llenos de "ruido y furia" que no significa nada.

Así ha sido, en pocos meses hemos pasado de la pasiva condescendencia a la desesperada desesperanza. Hemos vuelto a agitar esos pañuelos oscuros del pesimismo y todo parece naufragio. Incluso los óptimos resultados deportivos del año, un mundial de fútbol, tres gran slam de tenis, tour de Francia, capitaneados por el impasible ministro del deporte parecen quedar bajo sospecha. Tanto éxito, tanto relumbrón, tanta plata eran sospechosos en casa del pobre. Ya se sabe, días de mucho vísperas de nada. Y así transitamos, más mohínos que alegres, más resignados que esperanzados, en tanto el mundo se levanta, marcha y como nos descuidemos nos deja atrás.

A pesar de la crisis hay países donde se trabaja y crece, hay millones de personas que salen de la pobreza cada día. Hay oportunidades en otros lugares, y hay optimismo. El optimismo que fue parte del éxito del modelo occidental está pasando a otros continentes. América Latina, Asia, incluso África, hasta hace poco considerados candidatos al fracaso, al error y al infortunio, se levantan en este comienzo de siglo y toman el relevo del optimismo. Entre tanto, aquí, cunde la idea de que nuestros hijos vivirán peor que nosotros sin necesidad de una guerra. Algo contrario a la idea de progreso, nos resignamos y aceptamos esta nueva situación como legado de una crisis que algunos no supieron ver. Ahora purgaremos esos errores y buscaremos oportunidades, porque forzosamente un mundo más desarrollado, con menos pobres, es también un mundo con más oportunidades.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Galería de santos laicos 11 Paul Auster

Deslumbró con sus primeras novelas cortas recogidas en la "trilogía de Nueva York". El azar, el desconcierto del hombre solo, en la ciudad en compañía y siempre desconcertado en esos paseos por la cuadrícula de la Gran Ciudad, sin rumbo y con poca esperanza.

Paul Auster es seguramente el escritor más europeo de los Estados Unidos, a la manera en que Woody Allen es nuestro cienasta más norteamericano. Auster es recibido con júbilo en Francia y en España, recibe galardones, vende libros e incluso habla y traduce el francés, lo que no deja de ser sorprendente para un escritor de Brooklyn. Su obra se ha ido consolidando con un lenguaje expresivo, preciso, bello en su austeridad y siempre puesto al servicio de una historia, de los acontecimientos de los hombres de nuestro tiempo, perdidos en los recovecos del azar y de la incertiumbre.
Historias de suplantación de personalidad. Un hombre que sale de un bar al pie de una montaña y desde el coche ve cómo una avalancha sepulta el bar donde debería seguir. Aprovecha la ocasión y en lugar de regresar a casa, decide que puede irse a vivir a Nueva york, y al ser dado por muerto comenzar una nueva vida. Sin propósito, sin un plan preconcebido. Simplemente cortando la existencia en dos, vivir dos vidas en una.

Este Auster escritor de éxito y de culto, si se puede unir ambos conceptos, comparte con muchos de sus amigos intelectuales de la Costa Este, ese credo liberal a la americana, que desde el año 2000 se define más por la oposición a George W. Bush que por sus ideas y propuestas. Desde su casa de tres plantas en Brooklyn, libra una intensa batalla con sus conciudadanos que votaron en algún momento republicano y sigue añorando al enemigo perfecto aun cuando ahora, su candidato es el Presidente que como todos los gobernantes termina deepcionando a tirios y troyanos.

Auster cambia su tono y su sano excepticismo cuando pasa de la literatura a la política. Sus conceptos se enturbian y su perspicacia se pierde. Aboga por conceptos dudosamente democráticos, como cuando aboga por la "independencia" de la Nueva York que no votó por Bush en 2004 frente a los resultados de las votaciones en la nación. O pone en duda el sistema de representación estatal en el senado en base a una igualdad de los Estados de la Unión. Le molesta que la populosa California, demócrata tenga la misma representación que la republicana Wisconsin. En fin, aquí no hay azar, ni incertidumbre. Hay buenos y malos, blanco y negro. No me extrañaría que Paul sea también un abanderado del multilateralismo, de las Naciones Unidas, de su Asamblea General en la que Saint Lucia vota lo mismo que los Estados Unidos.

Auster se despide su entrevistador, recordando que su hija viaja a Madrid para asistir a una fiesta, su mujer sigue siendo la exitosa escritora esposa de un escritor de éxito, y él se queda en casa con ese magnífico catarro, similar a la "eterna jaqueca de los Alba", que sufría el padre Aguirre.


La alusión a las circunstancias políticas me hace preguntarle por un artículo que escribió cuando George W. Bush fue reelegido. En él, Auster argumentaba que Nueva York no lo había votado, y reclamaba el derecho a declararla ciudad-estado independiente. ¿Cómo ve el presente?




"Estamos viviendo una época muy oscura. Ha habido una radicalización del republicanismo, desplazado hacia la extrema derecha sin disimulo. En ello hay maniobras que no tienen nada de democrático. El Senado no obedece a una distribución que refleje la realidad demográfica. No puede ser que un estado como Wisconsin, con medio millón de habitantes, tenga el mismo número de senadores que California, que tiene 35 millones. Y California es liberal. Votó por Obama. No obstante, quiero creer que estamos atravesando un bache. Mi impresión es que el Tea Party, un invento de una clase media acomodada, no durará. Creo que Obama volverá a ser reelegido.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Observar, callar

Callar, de nuevo callar, guardar la opinión y no informar. Retener en la memoria, en la fase de preparación del golpe toda la información que hemos obtenido, y solo entonces descargar ese conocimiento impreciso, arbitrario, en una sola acción, en una decisión inapelable. Éste parece ser el nuevo programa de la diplomacia universal tras las filtraciones de wikileaks. No comentar, atesorar y cuidar los conocimientos arduamente obtenidos en ese último rincón del cerebro que atesora nuestros más preciados argumentos, para hurtar al conocimiento público cuál será nuestro proceder y así salvar a quien nos interesa, proteger nuestros intereses y promover nuestros más íntimas convicciones.

Nueva diplomacia, y nueva política, y por qué no nuevas relaciones. ¿Quién se arriesgaría hoy a confiar los comentarios más triviales entre colegas de trabajo sin ofender o ser acusado de cualquier felonía respecto a los otros? ¿Quién sería capaz de vivir con todas las confidencias realizadas al cobijo de las sábanas, si fueran aireadas y publicadas inmediatamente?. Cómo sobrevivir a la próxima cena de Navidad si nuestros ocultos pensamientos, nuestras opiniones, las más inocentes apreciaciones sobre familiares y amigos estuvieran impresas en nuestras frentes y accesibles al prójimo con una sola mirada?.

Ya hemos sobrepasado los límites del "gran hermano", del "minority report", todo es susceptible de ser conocido en el acto. Todas nuestras intenciones pueden ser enjuiciadas en público. Es el espectáculo de la máxima transparencia, de la conciencia desnuda y abierta para la que nuestro cerebro estimo que no está preparado. Es el siguiente escalón en la evolución, que nos lleva a la insoportable vida en sociedad sin parapetos, sin barreras protectoras.

Ni siquiera el cazador queda a salvo de su presa. Unas inoportunas relaciones sexuales llevan al gran divulgador, Assange, ante un tribunal de Londres. Sus vergüenzas, su intimidad expuestas y su conducta enjuiciada. Quién sabe si ésta no es la última llamada al sacrificio, a lo absurdo de todo el ejercicio de apertura y de transparencia en aquellos ámbitos donde nadie quiere penetrar, donde a pesar del creciente exhibicionismo, todavía debemos preservar un espacio para lo íntimo, para la ocultación, para la seguridad personal, para poder vivir sin la terrible verdad de las intenciones y de los deseos. 

jueves, 2 de diciembre de 2010

Sutil debilidad

Un soldado de 21 años destinado como analista de inteligencia del ejército norteamericano en Irak, en unión de un australiano friki de la informática e inquietante sátiro en las cálidas noches de Estocolmo, han puesto contra las cuerdas al Departamento de Estado Norteamericano, y han sembrado dudas sobre la probidad y decencia del quehacer diplomático, considerado desde fuera como el espejo de la elegancia y epítome de la caballerosidad.

No deja de sorprender que de las tres filtraciones realizadas por esta extraña pareja, una sobre las atrodicades de la guerra de Irak, otra sobre los errores de Afganistán y un tercero con más de 260.000 documentos sobre los telegramas enviados por las embajadas norteamericanas al Departamento de Estado, sea éste último el que está causando más revuelo y más conmoción, a pesar de que documentan actividades bastante usuales y mucho menos violentas que los anteriores.

Hay quienes como Javier Solana, aprovechan la ocasión para despacharse contra las formas tradicionales de diplomacia, de la que él ha sido sumo sacerdote. Efectivamente, sacados a la luz los informes y detalles de la información diplomática, no puede causar sino sonrojo, el ver cómo decimos una cosa y hacemos la contraria; cómo presumimos de una política que luego despeñamos sin contemplaciones; cómo revelamos esas confidencias hechas con voz queda y bajo la cláusula de "no se lo digas a nadie. Esto es sólo para tus oídos".

Si en ocasiones anteriores wikileaks puso en entredicho las formas de hacer la guerra o de establecer la paz usadas por el ejército norteamericano, hoy se pone en cuastión una de las profesiones más antiguas del mundo. De las labores del diplomático recogidas en la Convención de Viena de 1961, la de Representar y la de informar están siendo sometidas a una ácida crítica y deberán ser sometidas a revisión, porque cómo representar a tu país ante una presidenta de cuya salud mental has llegado a dudar en tus telegramas?, o cómo aceptar una invitación de un presidente a quien tachas de casquivano por organizar fiestas salvajes?, o qué decir a un presidente a quien llamas romántico izquierdista cuando vayas a presentarle a alguna de uts empresas?

Sabiamente, la carrera diplomática exige cambios constantes de destino, y aplica la sabia máxima de "Todo mi antecesor fue un incapaz, y mi sucesor un ambicioso sin escrúpulos." Esto mitigará lago el papelón de la representación cuando cambien los representantes. Pero, ¿cómo seguirás recabando esa información reservada, cómo harás esas gestiones enojosas que quedan en la intimidad de la conversación privada cuando todo es transparente, cuando nada queda resguardado del ojo inquisitivo?.

Dos personas de apariencia frágil, obligan a reestablecer los códigos de la diplomacia en el siglo XXI. Más que ningún tratado ni ninguna conferencia internacional, las filtraciones, el despecho de un joven abandonado, el afán de notoriedad y el potente altavoz de la red harán cambiar algunas pautas antes de vernos expuestos como en una sesión sonrojante del Gran Hermano televisivo.



lunes, 29 de noviembre de 2010

Confidencias

La última filtración de wikileaks en la que revela los telegramas (diplomatic cables) del departamento de Estado Norteamericano, no sólo pone en peligro la acción exterior norteamericana, sino que amenaza también con llevarse por delante el prestigio que le pudiera quedar a la profesión de diplomático.
Miles y miles de comunicaciones confidenciales enviadas desde las embajadas a la Secretaría de Estado y viceversa, ponen de relieve el nivel de la información que maneja el aparato diplomático más poderoso del mundo.
 En un par de folios, el embajador debe despachar la información de actualidad sobre el país donde está acreditado, debe advertir sobre la influencia que ello puede tener sobre los intereses de su país, y en el mejor de los casos, arriesgarse a una valoración de los hechos, que va desde la obsecuencia ante el poder y por lo tanto, solo busca halagar los oídos de sus superiores en Washington, a la que cae en las siempre listas redes del cotilleo diplomático.

De momento esto es lo que ha trascendido. La apreciación que los embajadores hacen de los líderes políticos del país, la simpatía o frialdad con que son recibidos, que se convierte de inmediato como termómetro de las relaciones bilaterales con ese país, y en definitiva aquellas pequeñas debilidades del carácter que nos permiten interpretar las claves del comportamiento de la política del país en cuestión.

El amigo Assange ha pasado de desvelar secretos de guerra, o de inteligencia, que podían poner en riesgo operaciones y vidas en los dos escenarios de conflicto internacional, a la difusión de las miserias de la condición humana, expresadas por rigurosos embajadores enviados por el mundo para valorar y apreciar los comportamientos a veces poco ejemplares de los líderes mundiales. Y aquí no se libra nadie. Ni el papa. A poco que se lo propongan, los programas del corazón que pueblan nuestras pantallas van a encontrar un filón en la carrera diplomática. ¡Qué ex embajador despechado o jubilado se podrá negar a recorrer los platós de televisión para airear eos asuntos íntimos que tanto gustan al pueblo soberano, y ay, con un elemento de extranjería.¡

martes, 23 de noviembre de 2010

like minded

Escuché por primera vez esta locución referida a los países que en el seno de la OCDE tenían puntos de vista similares en materia de ayuda para el desarrollo, y en consecuencia, concertaban su posición en las reuniones internacionales sobre esta materia.
Suecos, Noruegos, Daneses y Holandeses principalmente sostenían esta alegre sintonía y promovían eficazmente su visión calvinista del mundo, al tiempo que se distanciaban de esos otros países donantes que actuaban  de manera oportunista o arbitraria. Así, los like minded desayunaban, comían, cenaban y paseaban juntos, seguros de su ideología y sin riesgo de contagio de otras ideas o propuestas menos puras y menos generosas.

Like minded nos recuerda el confort de la tribu, la facilidad de trato entre iguales, o al menos de individuos con similares objetivos y referencias. Nada debe hacerles dudar, nada puede perturbar el curso de la conversación o de la acción previamente acordada. La comodidad y la seguridad que nos da el grupo nos exime de la discusión, de la violencia verbal o de la exposición al sol de nuestras creencias.

Así, de los foros internacionales, pasamos a los grupos de amigos, a las reuniones familiares, a nuestro entorno laboral, donde encontramos más a menudo like minded. Ya pasó el tiempo de la discusión acalorada de ideas, de la confrontación o de la exposición de puntos de vista. Hoy se llevan las reuniones de like minded. es preciso antes de sentarse a cenar comprobar que vamos a estar entre los nuestros, que ciertos códigos se respetarán, que ciertos temas no se van a tocar y sobre todo, que todos comprendemos los mismos chistes, las mismas ironías, que el blanco de nuestros dardos es semejante y que al final nadie quedará herido ni tendrá una mala digestión.

No sé si es consecuencia del paso del tiempo o es un signo más de los tiempos, pero difícílmente se encuentra uno hoy en territorio hostil, si no es por un error en la composición de la mesa. Nos encontramos y nos llamamos los iniciados en cualquier causa. Es importante no equivocar el lugar o el tiempo, pues podemos encontrarnos solos, ante una encerrona en la que o bien callamos, o bien sonreimos con condescendencia mientras dura la reunión, soportando bromas y sobreentendidos que no compartimos. Por eso se imponen las reuniones de los like minded, de los afines, de modo que no tengamos necesidad de afilar las armas, encender la dialéctica y repartir algún mandoble entre los invitados.

Ya lo decían los suecos, no hay nada como la seguridad de una buena acción compartida. ¡Que nada enturbie nuestras bien ganadas creencias, para que nada nos pueda cambiar¡

viernes, 19 de noviembre de 2010

Irish times

Paseando por Dublín, en una mañana fría y sin lluvia, tres hombres de mediana edad, con el aspecto gris que sólo los organismos internacionales pueden conferir a sus trabajadores, el equipo enviado por el FMI se dirige a su primera reunión para recabar información sobre la economía irlandesa.
Tras días de dudas y de dilaciones, lo inevitable ocurre y se cierne sobre la verde Eire el fantasma de la tutela económica, de la soberanía limitada. Lo que no consiguió el orgulloso imperio Británico, lo que inspiró las baladas y leyendas de la Irlanda decimonónica, la independencia nacional que sirvió de paradigma a todos los nacionalismos europeos, se ve ahora limitada, recortada y arrinconada, como un fugitivo al final de la escapada, entre el abismo y la pistola.

Días alegres de Dublín, austeros, en cierta medida pobres, incluso más de lo que éramos los españoles a mediados de los 70. Familias de clase trabajadora con casa modesta y huerto trasero en el que se cultivaban algunas coles y el endémico ruibarbo. Un país a la medida de su población, melancólica y alegre a la vez. Recatada y desenfrenada bajo los efectos de la cerveza y del whisky. ¿recuerdas Eduardo aquellos bailes en Dun Laoghaire, o la bolera de Stillorgan?. Se fueron con la inocencia y la modestia. No soy capaz de imaginar hoy la transformación de ese país que no visito desde 1975. Dicen que han crecido barrios con casas acogedoras como en norteamérica, que los parques tecnológicos exhiben sus bien templados cristales en numerosos edificios separados por jardines de un verde impoluto. Que la vieja ciudad de Dublín ha perdido parte de su pátina gris y que los grandes restaurantes exhiben los mejores vinos y los más sofisticados platos. ¿Por dónde caminará hoy Leopold Bloom, entre neones y coches de lujo, entre esas tiendas impersonales que salpican nuestras ciudades de Milán a Shangai, entre jóvenes cosmopolitas, recién bronceades tras un viaje a Canarias o a Barbados?.
Toda esa transformación milagrosa, esa mirífica imagen se funde hoy con la triste figura de estos funcionarios del fondo, del fondo de la memoria, como esos gusanos que carcomen el cerebro enviados por la mala conciencia.
 Estos funcionarios van dirigidos por un tal Ajai Chopra, de aire y nombre indios, como marcan los tiempos, mientras un mendigo alarga la mano a su paso. ¿Será éste nuestro destino? No, no se trata en este caso de un chino, sino de un indio, bueno con los números como lo fueron en el inicio de los tiempos, y con la piel correosa como sólo los inviernos de Washington saben ponerla.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Falsos culpables

La inquietante blancura de su piel se une a la mirada entre desafiante y huidiza, y a unos labios blandos y entreabiertos, para formar una imagen desasosegante que nos requiere y acusa con las contundentes pruebas de algún despechado servidor.
Julian Assange, director, propietario e imagen de wikileaks lleva meses atemorizando a políticos y militares con cuidadosas campañas de filtración de información sobre las guerras de Irak y de Afganistán. Miles y miles de documentos son accesibles a través de esta web que proclama su compromiso con un periodismo abierto, sin límites ni censuras, que ofrece esa información esquiva que nos es hurtada por Gobiernos y Organizaciones, quizás por nuestro propio bien.
Wikileaks, en los últimos años ha dado información reservada y contrastada ofreciendo mayores dosis de transparencia, y con ella mayor libertad para los ciudadanos.
Por incómodo que resulte para Gobiernos y Organizaciones, hoy si hay voluntad, casi nada queda indefinidamente en secreto. Las tecnologías, el afán de colaboración, la traición o la incontinencia verbal, conducen indefectiblemente a la filtración a la publicación y en muchas ocasiones al oprobio.
La cosa se complica cuando al misterioso personaje que dirige wikileaks se le acusa en un principio de pertenecer a alguna agencia de inteligencia, con ánimo intoxicador. Una vez levantada esta sospecha comienzan las acusaciones de abusos sexuales y de violación durante su estancia el pasado verano en Suecia.
Ahora, tras pasear por medio mundo de incógnito, viviendo en casas de "amigos", con guardaespaldas y medidas de seguridad propias de un testigo protegido, la justicia sueca ha emitido una orden internacional de búsqueda y captura de Julian Assange por los delitos de los que se le acusó en agosto. El cazador cazado una vez más.
Se excusa Assange en una cacería internacional auspiciada por los gobiernos a los que ha puesto en apuros. Debemos creer según su versión que la trampa que le han tendido incluye a las "víctimas" de sus abusos y a la siempre fría justicia sueca, que se dejaría influir para meter mano a este atrevido asutraliano, de modales y mirada sibilinos.
El falso culpable tal y como se declara es el hombre solo ante el poder, ante la maquinaria de una justicia injusta y manipulable, el individuo frente al kafkiano proceso que le deja en total indefensión, como le ocurre a Henry Fonda en la película "the wrong man", donde la injusticia lleva al protagonista a la cárcel y a su mujer a la locura.
El dilema fatal, creer o n o creer. Ver la conspiración o la consecuencia de la acción de alguien capaz de enfrentarse a los poderosos con las armas de la palabra y al publicidad, quien con la misma osadía con la que zahiere a los culpables, se salta las normas y se instala en el otro lado de la línea. Inquietante dilema ante este no menos inquietante personaje.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Revoluciones

Los sindicatos y estudiantes tomaron las calles de Francia durante varios días y realizaron su particular homenaje a los sans culotte de la lejana Reovlución francesa y a los jóvenes airados del París de 1968. Pero después de los distrubios, de la algarada, retirose la gente de las calles, sopló el viento y no hubo nada.

La exahusta Europa no es capaz hoy de reintentar una revolución duradera o de marcar el paso del mundo. Los cambios de poder que se ponen de manifiesto día a día en todas las cumbres y en los centros de decisión económica, alejan cada día más a nuestros jóvenes del protagonismo que tuvieron durante los dos últimos siglos. En otros lugares, en otros continentes, se prepara el asalto al poder de nuevos grupos enigmáticos, inaccesibles por sus extraños lenguajes y sus costumbres peculiares, pero capaces de adoptar nuestros modos, nuestras técnicas y de extender esa nueva hegemonía inicialmente del dinero, pero quién sabe si no alcanzará también a la política.


Rodeados de ruinas, de castillos y palacios, como los últimos habitantes de Roma tras las invasiones bárbaras, nos refugiaremos en Europa en un espacio mágico, intemporal en el que viviremos de la nostalgia y de un selectivo olvido. Son los tiempos y lo que se avecina, Venderemos baratijas y revoluciones para aquellos que ni siquiera las estudiaron en sus libros de historia, porque sin nosotros apercibirnos, desde hace mucho tiempo salimos de la historia.

martes, 9 de noviembre de 2010

En cambio

Como las cuentas del rosario del Papa, caen los días inexorables, fieles a sus citas anuales para que nada entorpezca el fluir del tiempo. Una vez más se representan los mismos rituales, se hacen las mismas previsiones ineludibles en los países de clima templado. Como el año pasado, y como el anterior y el anterior hasta que tengo memoria, las pastelerías han sacado a relucir con los primeros fríos sus buñuelos, sus huesos de santo, que dejarán paso en breve a los turrones y otras golosinas de la Navidad.
Se hace acopio de sal para las carreteras, se preparan adornos y luces que incitarán en nuestras capitales a un consumo tímido y adormecido. Y todo seguirá su curso para no hacer mudanza.
El vaivén de las estaciones, el seguro caminar del tiempo a través del clima, de las fiestas, de los días señalados, ocultan los estragos del tiempo. Es necesario mirar las fotografías, los periódicos, las noticias de un lustro antes, o mejor de hace una década. La sonrisa se queda congelada en esas páginas, la actualidad ha devorado imágenes y asuntos que parecían primordiales, la memoria, siempre selectiva nos deja huérfanos de los afanes de los días pasados. Y sin embargo todo se mueve.
 Hemos sufrido una crisis financiera, hemos vuelto a ver las colas del paro y las guerras de cifras entre la EPA y el paro registrado, hemos visto a Obama ascender a los cielos y descender a un purgatorio camino del infierno, hemos visto al Papa dedicar por fin la Sagrada Familia al culto, hemos visto cómo se debatían entre la fe o la falta de fe y el negocio a muchos buenos catalanes y gallegos. ¿Será buena la visita del Papa a mi ciudad?, ¿será beneficiosa a pesar de mis escrúpulos librepensadores, o de mis prejuicios políticos?


Hemos visto pasar el tiempo, pero ¡Ay, nadie ve crecer la hierba¡ Es preciso dejar pasar ese tiempo, anticiparse a esos movimientos, saber cómo reaccionar, dónde ponernos, cómo estar a la altura de los tiempos y si esos tiempos significan algo.


Me dicen que España debe resignarse a ser un país medio, que sus ambiciones no pueden emular a las de nuestros vecinos, que el intento de estar en el G8 con Aznar, o de superar a Francia como hace poco más de dos años dijo Rodríguez (Todavía no ha cambiado el orden de los apellidos, y en caso de discrepancia, la R va antes que la Z) se han desvanecido. Que es mejor saber a qué atenernos, por dónde sopla el viento y actuar en consecuencia. Todo esto en menos de una década.
Será el signo de los tiempos o tal vez la consecuencia de decisiones erróneas? Quién sabe si al dejar pasar el tiempo, al ver correr los días no los habremos perdido.

domingo, 31 de octubre de 2010

Sánchez Dragó, Polanski y Mitterrand

¿Por qué somos como somos?. Éste es el título de un libro de divulgación escrito por Eduardo Punset, que plantea la pregunta adecuada, pero que no está en capacidad de darnos la respuesta anhelada a este dilema que nos acompaña en cada decisión que tomamos.

¿Por qué reaccionamos de una manera determinada ante los estímulos externos, por qué solemos hacerlo en bloque, con una marcada señal de pertenencia a un grupo, lo que al final nos hace previsibles?.

La reciente polémica levantada por el sindicato de telemadrid (televisión autonómica ¡vaya oximoron¡), en torno a un capítulo de un libro en el que Sánchez Dragó confiesa haberse acostado con dos niñas japonesas de 13 años en los "60", ha producido el alboroto habitual entre los progresistas y feministas de guardia, ante un episodio reprobable y seguramente criminal si se ha producido. El afán de escandalizar, de llamar la atención y vender más, parece haber sido el origen de esta confesión tardía. Dice Fernando que en realidad esto no ocurrió y ante la avalancha de críticas a la que se ha sumado la ministra de cultura González Sinde y la siempre solemne e indignada Leire Pajín, sánchez Dragó ha pedido excusas y rebatido la acusación.

Nada tiene de raro el incidente, y mucho menos las protestas. En todo tiempo y lugar la pedofilia es un delito y además una inmoralidad. Sorprende sin embargo que los mismos que atacan a FSD, fueran ardientes defensores de Polanski por considerar que un delito de violación de una menor que sí cometió debería haber prescrito moralmente (que no legalmente), y además, el genio del cineasta y su militancia progresista le hacían merecedor de una completa absolución.
Caso parecido es el del ministro francés de cultura, Fréderic Mitterrand, quien en un libro habló de sus experiencias sexuales con menores en Tailandia, y que fue un defensor de Polanski en su reciente periplo judicial. Este sobrino del santo laico François Mitterrand fue atacado por la derecha francesa, en tanto que la izquierda intelectual callaba, apoyando en este caso la liberta de expresión.

Tal vez las celosas guardianas del código progresista no sepan quién es FSD. Cómo deslumbró y sorprendió a la pacata España de los años 70 con su "Gargoris y Habidis", como fue un hippy de su tiempo y cómo en ese camino de salvación se volvió un reaccionario de los que reaccionan ante la corrección y el adocenamiento. Cómo en definitiva FSD podría haber sido uno de los suyos si no hubiera salido del rebaño.


Son casos similares con reacciones distintas. Reaccionamos según un código de valores, pero también según unas señas de identidad que nos hemos dado, que hemos adquirido o a las que nos han empujado. Una vez inmersos en la manada reaccionamos igual, tenemos similares tentaciones, aunque nuestros principios nos digan lo contrario.

¿Por qué seremos como somos? ¿En qué pliegue de nuestro cerebro se encierra nuestra identidad, nuestras convicciones, nuestra conciencia de nosotros mismos?

miércoles, 27 de octubre de 2010

De la correción política y otras vergüenzas

El fracaso, la caída, la muerte, de una persona conocida causan una primera reacción de condolencia, de conmiseración, que de manera superficial blinda al caído durante unas horas, unos días, mientras dura el luto, sin dejar aflorar los sentimientos reales de aquellos que los sufrieron. Es la corrección pólítica que hoy señalan los diarios argentinos, víctimas dilectas del afán autoritario del difunto Néstor Kirchner, ex presidente de Argentina y hombre fuerte del peronismo y por ende del país.

Ha muerto Nestor Kirchner de repente, dejando un vacío en sus múltiples tareas, y en la principal, la de verdadero dirigente del país y candidato a suceder de nuevo a su esposa para continuar la saga. Hoy Argentina le llora con el aspaviento y la exageración de los pueblos latinos. Mañana, después del ritual mortuorio, de la fiesta de la muerte tan querida a los peronistas, los mismos que le alaban le destrozarán con la precisión germánica de las gotas de esa sangre que corre por los argentinos.

Desaparecido Kirchner queda un vacío en esa izquierda populista que ha asolado Sudamérica en los últimos años, se pierde el dirigente peronista contradictorio, autoritario, ávido de poder y de dinero arrebatado a los que tienen para dárselo a los que no lo tienen, entre los que se incluyó él y su familia. La muerte fulminante, siempre inoportuna e incómoda trunca esa refundación del peronismo que encabezaba Néstor Kirchner y abre un nuevo compás de esepera en Argentina para que como una hidra de mil cabezas, el movimiento fundado por Perón se reencarne en cualquier otro ropaje populista que encandile una vez más a los argentinos.

Entre tanto, corrección, vela y duelo por la muerte, aun entre los que no lo soportaban, corrección política para respetar a quien no respetó. Para dolerse con quien causó dolor y satisfacción por partes iguales. Y así ocurre con las caídas inesperadas, como la de aquel ministro que lloró en su despedida, en su defenestración tan inoportuna como la muerte. E igualmente se respetará el llanto, la sentimentalidad de quien no tuvo compasión con los que no pensaban como él, de quien arrastró a los demás en sus necias obsesiones. Corrección política sólo rota por algún iconoclasta, por el democrático y peligroso tweeter, por aquel que dice las verdades del barquero sin esperar a que pase el duelo, quien dice lo que piensa sin necesidad de dar ese tiempo de cortesía que lo correcto políticamente nos exige.

jueves, 21 de octubre de 2010

Vanidades

Sic transit gloria mundi. ¡Qué raudo pasa el tiempo, especialmente cuando se pasa bien¡. Pero no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se salde. Todo depende de la medición, siempre incierta, de esa esquiva dimensión temporal.

Las lágrimas, el sonrojo, la sorpresa, acompañan a los cambios, a los ceses en los puestos de responsabilidad. Como si los cargos fueran eternos, como si los políticos se creyeran de verdad ese axioma según el cual deben actuar todos los días como si fueran a seguir de por vida. Por ello, el cese del ministro de asuntos exteriores de España, con lágrimas, emoción y estupor llega a todos los informativos.

Así son las cosas y así las vemos nosotros. Uno de los componentes más sólidos del poder es el poder de "nombrar", esa capacidad demiúrgica de actuar sobre los hombres, de decidir su destino, de dar y de quitar. Y pocos políticos tienen más poder de nombrar que un ministro de Asuntos Exteriores. En el caso de España, casi doscientos nombramientos de altos cargos que son propuestos al Consejo de Ministros y que cambian la vida de esas doscientas personas por unos años. Y de los salientes, que también son nombrados en la forma pasiva.

La estupefacción, la sorpresa, el por qué a mí, con lo mal que me viene en este momento. Esa es la regla habitual de los nombramientos. Se atribuye a Napoleón la frase de que "cada vez que nombro a un general dejo a cuatro descontentos y a un desagradecido". Esa es la otra cara de la moneda del poder. Y ahora le toca al alguacil  ser alguacilado. El ministro de asuntos exteriores se va con la nostalgia de los viajes en primera, de la adulación, del confort del poder, en su frivolidad o petulancia llega a nombrar entre los elementos de su nostalgia la "gastronomía y la bebida" de este Palacio de Santa Cruz, la mejor del gobierno. Esto el mismo día en que se publica el dato de la pobreza en España. Esa España que nos deja el Ministro, asentada ya en la segunda división mundial.
¡Vanidad de vanidades y todo es vanidad¡

Galería de santos laicos 10. Javier Solana

Decían que era tal su efusividad que abrazaba a las farolas. Desde sus inicios en la política, su sonrisa, su flequillo ralo y su barba se aliaban con un tono de voz suave que pillaba desprevenidos a sus adversarios y que encandilaba a sus seguidores.

Javier Solana Madariaga es sin duda el español de mayor relevancia en el mundo de los organismos internacionales. Su paso por la Secretaría General de la OTAN, primero y por la Unión Europea, como Alto representante para la política internacional y la seguridad le han dado una proyección y una agenda de contactos, que lo convierten hoy en uno de esos diplomáticos que tanto abundan en el mundo anglosajón, capaces de enseñar liderazgo y estrategia en las empresas y en las universidades después de pasar por las responsabilidades políticas.

No parecía ser éste su destino cuando comenzó su vida profesional como profesor de física del estado sólido y su vida política asistiendo a las primeras algaradas universitarias en los Estados Unidos, donde estudiaba con una beca fulbright. Tampoco cuando comenzó a figurar en la vida política española como ese hijo de buena familia, liberal y burguesa, que junto con su hermano visitaban a los príncipes en el palacio de la zarzuela en moto para que el casco no delatara a los entonces airados jóvenes Solana.

El triunfo del socialismo en España en 1982 le dio la oportunidad de ejercer su ministerio en cultura y  en educación, hasta que llegó su hora diplomática, ejerciendo su ministerio de Asuntos Exteriores y recordando a su tío abuelo, Salvador de Madariaga, funcionario de la Sociedad de Naciones y embajador.

Aquí surgió el nuevo Javier Solana. El jovial político amante de la cultura, la educación y la ciencia pasó a ser el diplomático tenaz, sinuoso y de compromiso, que le permitió pasar del "no a la OTAN" a ser secretario general de la misma en 1995. Del "no a la guerra", a responsable como Secretario General de la guerra que la OTAN luchó en Yugoslavia sin el mandato de Naciones Unidas.

Esta transformación iniciada en su etapa de ministro de Asuntos Exteriores, una vez curados los furores tercermundistas del primer socialismo español, le sirvió para dar cobertura socialdemócrata a una organización de la que los socialdemócratas europeos siempre habían recelado.

Entre tanto, el político español, reacial fue perdiendo la color y convirtiendose en un distinguido ciudadano de Bruselas, acostumbrado a esa vida internacional de colores neutros y cielos grises. De aviones y viajes que alivian el sopor de la capital europea. Así, Solana, incombustible, inagotable, con el mismo tono de voz en inglés que en español, conla misma sonrisa y con cada vez más tics, se fue haciendo el interlocutor imprescindible de todos los foros internacionales, el amigo europeo del amigo americano Bill Clinton, y el promotor de un Psoe en horas bajas en los asuntos internacionales durante su etapa de oposición.

Choca verlo hoy fuera del cargo. Conferenciante de guardia de "thinking heads" junto con otros ilustres como Gorbachov o Felipe González. Las arrugas surcan su cara con la perserverancia de esa sonrisa congelada por el paso del tiempo. Nos mantiene en la duda con una barba rala que ya no se sabe si es digna de tal nombre o es simplemente el descuido de unos días sin afeitar, y vuelve a España dolido por la falta de encaje en este partido postmoderno en el que no se reconoce ni le reconocen, pero al que debe observancia y lealtad. Como dijera su anterior jefe de filas, en los momentos de crisis "militancia pura y dura". Y allí anda Solana, por los estudios y las televisiones contando sus batallas y ejerciendo de militante, aunque seguramente no le satisface el papel de España en el mundo, ni la forma en la que se conducen nuestros asuntos, que nos han llevado a una sgunda fila en el concierto mundial, por mucho que Solana lo quiera negar

domingo, 17 de octubre de 2010

¿Será verdad?

Dice Stephen Jay Gould que la evolución no es un río tranquilo que discurre pacíficamente hacia su desembocadura en especies más sofisticadas, complejas y en cierto modo perfectas. Frente al gradualismo de Darwin, Gould demostró que la evolución sí que da saltos, que tras momentos de inactividad, llegan tiempos de gran revuelo, que hacen avanzar a las especies a nuevas velocidades.


«La historia de cualquier parte aislada de la tierra, como la de cualquier soldado, consiste -ilustra un colega de Gould- en largos periodos de aburrimiento y breves periodos de terror». El registro fósil muestra la estabilidad de las especies durante «largos periodos de aburrimiento», tiempo que se va repitiendo tras «breves periodos de terror» en los cuales se da, súbitamente, una gran diversificación pero también una gran extinción.


Aunque el propio Gould era reacio a comparar los logros de las ciencias con las especulaciones de las ciencias sociales, no me resisto a preguntarme si no estaremos a punto de terminar uno de esos largos periodos de aburrimiento del acontecer humano y no estaremos a punto de vivir una revolución que cambia las reglas del juego y las jerarquías aceptadas.


Se ve en la correlación de fuerzas internacionales. Países que suscitaban no hace mucho conmiseración y resignación toman el primer plano de la escena mundial, compran deuda de los Estados Unidos y de Europa, manipulan su tipo de cambio, se aseguran el principal papel exportador del mundo y contribuyen decisivamente al crecimiento global.


Se ve en la repentina pérdida de la certeza del progreso en nuestros países occidentales. Cada vez es menos evidente el axioma por el que nuestros padres vivieron tiempos mejores que los suyos y nosotros disfrutamos del confort y seguridad que nuestros padres anhelaban. Hoy hay voces que preguntan cómo será el mundo de nuestros hijos y de nuestros nietos. ¿Será sostenible nuestro bienestar? ¿Podremos transmitirlo a nuevas generaciones o habrá un retroceso en nuestro nivel de vida?. Tal vez la globalización y la reducción de las desigualdades signifique algo de esto.


No podemos impedir que los recién llegados al progreso se autolimiten y restrinjan sus incipientes hábitos de consumo, y aunque la actividad económica pueda ampliar el producto mundial, quizás por primera vez nosotros, los nuestros, los europeos seamos los sacrificados en esta expansión de derechos.


Tal vez sean ciertas las agoreras predicciones sobre nuestra escasa productividad. El discreto puesto que España viene ocupando sistemáticamente en los informes sobre educación de la OCDE, (alrededor del puesto 40 del mundo) contradicen nuestra posición como la octava o undécima potencia del mundo que ese mismo organismo nos otroga.  Quizás el rezago sistemático en educación, en valores, en vitalidad vayan causando desperfectos en nuestro sistema productivo. Quizás nos hayamos acomodado demasiado bien a esa  fase de aburrimiento evolutivo y ahora nos encontremos ante el abismo de una revolución educativa, económica o social que no entendemos, que no esperábamos y que no deseamos.


Demasiadas preguntas para una tarde de domingo. Demasiada pereza para acometer los cambios apuntados. Demasiado esfuerzo para quienes llegamos tarde a los beneficios de la opulencia y nos demoramos en degustar sabores que se desvanecen, y que quién sabe si volverán.¿



jueves, 14 de octubre de 2010

Galería de santos laicos.9 Federico Mayor Zaragoza


¡Como pude tardar tanto en incorporar a este santo sonriente y pinturero a la galería.¡
Ya es sospechoso ser Director General de la Unesco, y más durante tanto tiempo (1987-1999).Tiempo suficiente para codearse con todos los sátrapas del mundo y para complacer a todos los ideólogos del tercermundismo militante con alguna beca y no pocas oportunidades para la foto. Recientemente la Unesco tomado relevancia de nuevo al instituir el prestigioso premio "Teodoro Obiang Nguema", dotado por el gobierno de Guinea Ecuatorial con 3 millones de €. (afortunadamente, ante el clamor internacional, la Unesco ha pospuesto la convocatoria de tan acertado premio, no sé si en materia de educación, de cultura, de derechos humanos o de paz. En fin esto es la Unesco)

Este científico y profesor universitario pasó de la academia a la política en vida de Franco, como subsecretario del minsiterio de educación (1974-1975). Ese interés por la política le llevó a perseverar en su afición con distintos gobiernos de UCD, hasta que llegó a la UNESCO, como el más distinguido funcionario español por muchos años. La distancia y el oropel de las palabras cultura, educación y paz, hicieron de él un distinguido embajador de España en su exilio de París. Sin embargo la reticencia de Estados Unidos hacia la organización, su retirada de la misma y la obscena cercanía de don Federico a todos los conculcadores de los derechos humanos encendieron mis alarmas sobre el personaje.

El velo cayó en 1999 o en el año 2000, una vez abandonado su cargo de DG, con suculenta pensión y no pocas prebendas, dio Federico una conferencia en la Casa de América que me retrotrajo a mis años universitarios allá por los 70. Antiimperialismo, anticapitalismo, exigencia a los gobiernos occidentales para que paguen todas las necesidades del sur, y todo ello sin despeinarse, (algo difícil por el exceso de gomina que retiene su magnífica cabellera sospechosamente negra a su edad).



Al dejar la Unesco(pelada y derengada) estableció una fundación para la cultura de paz, fue copresidente de la Alianza de Civilizaciones y después ha seguido despotricando entre canapés y alfombras contra el capitalismo, contra la voracidad de occidente y contra los Estados Unidos, así en su conjunto. Con gran violencia verbal, pero todo ello por la paz.

No tiene don Federico ningún empacho en escribir en su blog sobre los esfuerzos denodados por la paz, la educación, la cultura y la sanidad del gobierno de Cuba. Sí, eso ha escrito en su blog. Pueden verlo, sin vergüenza dice que allí se permite manifestarse a las damas de blanco y que en el fondo los logros en educación y salud compensan los pequeños déficits de democracia de esa querida isla. (vean el delicioso artículo de Federico).
http://federicomayor.blogspot.com/search/label/Cuba

No es de extrañar que el delegado de la Unesco en La Habana en 2003 no quisiera hacer entrega de un galardón otorgado por la organización a las damas de blanco, por temor a enojar al gobierno cubano. Esto dio lugar a cómicas persecuciones durante varias recepciones diplomáticas, del dichoso funcionario, un tal Lacayo nicaragÜense, por parte de Blanca Reyes, que quería preguntar por el premio, en tanto el taimado diplomático huía entre los invitados con cuidado de no derramar el mojito ni perder el sandwich que traía entre manos.


En fin, como su admirado Franco, Federico estima que "con Cuba no se rompe", caigan chuzos o carretas, y que la bondaz de sus ansias de paz le redimen de cualquier explicación. Él y tantos de los suyos son buenos por definición. Total, la cultura de paz tiene estas cosas.

lunes, 11 de octubre de 2010

Vargas Llosa y el Nobel


No me resisto a escribir sobre Mario Vargas Llosa y su reciente premio nobel de literatura. Intenté encajarlo en la galería de santos laicos junto a otros premios nobel, pero por mucho que tratara de adaptarlo al fenotipo de los santos laicos, Vargas Llosa se escapaba. Tal vez por su calidad literaria, tal vez por su gallardía intelectual o por su capacidad de presentar de un modo honesto y atractivo las ventajas de la libertad y de la democracia, frente a los atajos y estereotipos propios de los santurrones.

Vargas Llosa, el escritor peruano, hay que recordar, ha recibido elogios en todo el mundo, pero muy especialmente en España, su patria segunda, el país que lo acogió tras su valiente apuesta política a principios de los noventa, y país donde tiene una legión de lectores. Sorprende sin embargo que en este país fracturado, maniqueo, encerrado en sus trincheras, Vargas Llosa haya encontrado el aplauso unánime de la prensa y de los críticos.

Tal vez su vinculación con la editorial Alfaguara, del grupo Prisa, le haya redimido de las críticas tradicionales de la inteligentsia izquierdista española ante un liberal recalcitrante como Vargas Llosa. Tal vez no todo esté perdido y cuando se trata de una persona, de una obra de gran valor intrínseco seamos capaces en España de quitarnos las anteojeras ideológicas y reconocer el mérito, el valor, la trascendencia, aunque e trate de alguien que no es de los nuestros.

Da gusto leer en libelos y en recensiones serias, argumentos favorables al flamante nobel de literatura, elogiando su calidad literaria y humana, y aceptando con elegancia la discrepancia de pensamiento. Pensamiento que Vargas Llosa se encarga de recordar quincenalmente en su artículo en la biblia del pensamiento progresista español bajo el título "Piedra de toque".

Es pues, un acontecimiento doble, que tras el nobel de García Márquez y de Saramago, por fin la academia se fije en un escritor realmente "incorrecto políticamente",pues la incorrección hoy está más en defender las libertades y la democracia que en arremeter contra occidente y los Estados Unidos. Vargas Llosa defiende todo esto y además lo hace con ardor y elegancia. Con estilo y convicció, sin hipocresía y sin abandonar a los que sufren por el halago del poder.

Para culminar esta rara coincidencia en tiempos cainitas, dos de los tontos de guardia que siempre tiene el mundo de la cultura han arremetido contra la concesión de este premio a Vargas. Oliver Stone lo considera un enemigo del progreso en Latinoamérica, lo cual, viendo sus hagiografías de Cstro y Chávez nos da una muestra de lo peligroso que es el progreso.
Y por otro lado, el simpático Willy Toledo lo considera indigno del premio por tratarse de un " derechista peligroso". Creo, Mario que con estos críticos vas sin duda por muy buen camino.

Suele ser peligroso conocer a los autores a los que se admira, a quienes nos introducen en un mundo propio, que al leerlo lo moldeamos y deja de ser suyo. No he tenido interés en conocer a mis escritores favoritos por temor a la decepción. Sin embargo conocí a Mario Vargas Llosa e incluso tuve la fortuna de moderar una charla con Jorge Edwards hace unos años en Casa de América. He de decir que no fue decepcionante, que su conocimiento, su capacidad de expresar sus ideas, su generosidad personal con los que le rodeaban estaba a la altura de su obra. Por ello y porque de algún modo redime a Borges, me alegro de que finalmente el premio nobel haya ido a un gran autor con lectores.

viernes, 8 de octubre de 2010

Galería de santos laicos 8. Gorbachov


Resulta enigmático ver a un hombre mayor, elegante, con una extraña marca en la frente sentado en la trasera de un coche de lujo, mirando hacia adelante mientras pasa junto a los restos del muro de Berlín y tiene a su lado bien presente un bolso de la marca Louis Vuitton entreabierto que recibe una iluminación suficiente para hacerle compartir protagonismo con su modelo.

Virtuosismo fotográfico, cualidades del marketing. Pero el enigma se resuelve al ver al modelo, a Mijail Gorbachov, Secretario General del PCUS desde 1985 hasta 1991. Heredero de una saga de dirigentes soviéticos hieráticos y vetustos, que en una febril carrera hacia la muerte dejaron abiertas las puertas de la patria del socialismo a este hombre del anuncio, a un entonces joven burócrata de apariencia afable e inofensiva, que se cargó en menos de cinco años el imperio construido sobre los sueños de Lenin y Stalin y los sufrimientos de cinco generaciones de ciudadanos rusos y de otras nacionalidades.

La galopada de Gorbachov hacia la descomposición del bloque socialista primero, y de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas después sigue sorprendiendo al mundo. Al menos a aquellos que comenzábamos los noventa con la suficiente edad como para creer en la división del mundo en bloques, como para conocer la existencia de dos Alemanias y de un telón de acero, tras el cual vivían otros ciudadanos europeos que pugnaban por convencernos de las bondades de un sistema que erradicaba definitvamente las desigualdades y la lucha de clases.

Gorbachov comprendió pronto la ruina de la herencia que recibía y se lanzó de inmediato a tratar de regenerar el socialismo, de hacerlo viable frente a un Occidente que le abrumaba con una audaz guerra de las galaxias, y un oriente que no comprendía, pero que ya amenazaba con implosionar la URSS a través de las contradicciones de sus nacionalidades y de un islamismo reivindicativo en los límites del imperio. Kapucinsky es testigo en su libro "El imperio" de estas contradicciones y de esta miseria que no podrían durar mucho fuera del estricto corsé del ejército rojo.

Primero soltó lastre en Afganistán, abandonando aquella guerra imposible comenzada por Breznev en 1979. Posteriormente soltó las riendas a una Europa oriental en efervescencia, y cuando en 1989, ante el Consejo de Europa renunció a la doctrina Breznev y reconoció la libertad de cada país de elegir su propio futuro, selló el fin de los partidos comunistas de Europa.

Jaleado por todo occidente, considerado el dirigente más popular de su tiempo, fue portada de Time, se fotografió sonriente con Reagan y Bush padre, con quienes acordó un histórico acuerdo de desarme, y fue ganando la inquina de los dirigentes comunistas que como Castro o Kim Il Sung veían en peligro a la patria del socialismo.

todavía tuvo tiempo de ganar el premio nobel de la paz en 1990 por su contribución a la paz y estabilidad en el mundo. Paradójicamente el anterior premio nobel de la paz ruso había sido Andrei Sajarov, en 1975, cientíico y disidente que se enfrentó al poder del que ya formaba parte el joven Gorbachov. Como Sajarov, Gorbachov tampoco pudo asistir a recoger el premio, y se quedó en Moscú lidiando con una economía imposible y con unas fuerzas que una vez desatadas amenazabano con devorarle.

Efectivamente el lastre soltado no fue suficiente y tras la liberación de Europa oriental, los países Bálticos se rebelaron, seguidos del resto de las repúblicas, haciendo imposible el sueño de mantener el socialismo en un sólo país. El jovial lider de la perestroika y de la glasnot, el mimado de occidente, regresó de sus vacaciones en Crimea en 1991 derrotado, avejentado, desorientado. Quien pudo jugar en el tablero mundial sin titubeos. Quien acercó a Rusia al corazón del mundo era incapaz ahora de encajar a las muñecas rusas una dentro de otra. Perdió el poder, perdió la presidencia, perdió el partido, y solo, aturdido y derrotado salió de la escena mundial a fines de 1991.

Desde entonces, viendo la imposibilidad de reforma del comunismo, aterrorizado por el capitalismo más salvaje y corrupto que se apoderó de Rusia, gorbachov se reconvierte en el gurú de las nuevas políticas. Crea su fundación, da discursos, es alabado y recibido con entusiasmo en América y Europa. Se convierte así en conferenciante de luo, perejil de todas las salsas. Escritor, cantante, (sí, tiene publicado un disco de canción romántica), conferenciante infaltable en cualquier reunión de directores de empresa o de prospectiva internacional. Gorbachov, Gorbi ha terminado haciendo anuncios. Primero uno para Pizza Hut y ahora éste de Louis Vuitton, más glamouroso, y cuyos beneficios destinará a su nueva fundación Green Cross international y al proyecto de Al Gore para un desarrollo sostenible.

Reconvertido de reformista en ecologista, Gorbachov sigue proscrito en su patria. Su intento de concurrir a las elecciones de 1996 se saldó con un resultado del 1 % de los votos, y como todos los reconvertidos de este comienzo de siglo, ha encontrado en lo verde el reemplazo ideal del rojo. Aquí está Gorbachov aconsejando, hablando y mirando fijamente como en el anuncio de Louis Vuitton

E

Tiempos modernos

Dicen que estamos compuestos de átomos, que en realidad somos química aderezada con algo de física, que nunca somos lo que fuimos, puesto que el 98% de los átomos que nos componen se renuevan cada cinco o siete años.

De entre los millones de células que nos conforman, sólo las neuronas permanecen con nosotros toda la vida. El resto es contingente, nos abandona para formar otros átomos, otros seres en algún lugar del universo. Así, es falso saludar a un viejo amigo con el tópico, "estás igual que siempre", "apenas has cambiado con los años". Claro que cambiamos, y mucho. Ese es nuestro sino, la mutación, el cambio y un resto de permanencia a través de los recuerdos, del aprendizaje, que se procesa a través de las neuronas.

Si cambiamos tanto nosotros mismos, ¿cómo evitar el vértigo del cambio social, del cambio en las tendencias del mundo?

En Estados Unidos hace apenas dos años Barak Obama ganó las elecciones con el mensaje del cambio, con su frase bíblica del "sí podemos", con el entusiasmo y las expectativas encendidas de buena parte de sus ciudadanos y una parte todavía mayor de los ciudadanos del resto del mundo. El cambio y el poder. La capacidad de hacer y transformar. El demiurgo de nuestros días. Sin embargo no han pasado dos años y otra revolución, otro cambio radical se asoma en la política norteamericana. El tea party reacciona frente a las promesas de cambio liberales y propone un programa nuevo y opuesto. Y este programa tiene eco, deja obsoleto el cambio prometido de hace un par de años y ocupa la nueva agenda de la política norteamericna.

Tal vez la sabiduría de la política, de la organización social, de nuestros anhelos y temores consista en buscar las tendencias, los movimientos subterráneos de largo plazo que no se alteran por los afanes del día a día.

Sería mejor dejar de lado las contingencias de nuestras células, de nuestros volátiles átomos y quedarnos con lo que permanece, con lo que nos da continuidad, con el recuerdo y el aprendizaje, y con la capacidad de creación, y eso, inexorablemente pasa por las neuronas, por nuestro cerebro. No en vano también se dice que el siglo XXI será el siglo del cerebro. Que así sea.

sábado, 2 de octubre de 2010

Galería de santos laicos. 7 Lula Da Silva

Ardua tarea la de hacer un retrato de Luis Ignacio Lula da Silva sin caer en la hagiografía. Su sonrisa contagiosa, su aire bonachón, la mirada entre inteligente y pícara le ganan de primeras la benevolencia del público.

A punto de entregar la presidencia de Brasil con una popularidad del 85%, con un crecimiento del PIB de dos dígitos, con unos resultados notables en la tarea de erradicar la pobreza en su país, y con una pujante clase media que se incorpora a la sociedad de consumo, Lula mira con satisfacción su obra; su país.

Hijo de una familia numerosa, cuyo padre trabajaba en el puerto de Santos, Lula debió ganarse la vida desde niño ejerciendo todo tipo de oficios, y completando una formación técnica en calderería, que le permitió entrar a trabajar en el poderoso sector industrial brasileño de los años 60. Allí, con habilidad e inteligencia se fue abriendo paso en la lucha sindical, liderando las protestas obreras, luchando por el cambio político en contra de un gobierno militar que se iba quedando solo en la sociedad brasileña.

Este sindicalista atípico que sí trabajó antes de llegar al liderazgo de su organización perdió un dedo en un accidente laboral, y por ello se le consideró desde el inicio de su carrera política más probo que el resto de la corrupta clase política brasileña. Con nueve dedos robaría menos que sus rivales con diez. Y la prueba la tuvimos en 1992 cuando su oponente en la elección por la presidencia, el apuesto Collor de Melo fue depuesto por el pueblo ante la evidencia de un expolio sistemático del país.

Aún tuvo que esperar diez años Lula, y dos calmadas y exitosas presidencias de Fernando Henrique Cardoso para llegar al poder en 2002 de la mano del Partido de los Trabajadores, fundado en 1980.

El líder izquierdista, el nacido del pueblo, el sindicalista audaz y pragmático llegaba al poder del país del futuro. Efectivamente, Stefan Zweig antes de suicidarse en Petrópolis escribió "Brasil el país del futuro", a lo que la sabiduría popular añadió "y así será por siempre".

Sin embargo esta vez parece que ha llegado su hora, que Brasil, bajo el mandato de Lula ha llegado a la línea de salida del siglo XXI con la lección aprendida y los motores a punto. Lula, con las armas de la vieja política brasileña adoptó un discurso continuista en política económica, con algunas mejoras sociales, y guardó su dialéctica de origen marxista para sus relaciones exteriores.

En el interior, su partido se vio envuelto en casos de corrupción que afectaron a su vicepresidente Dirceu, pero que milagrosamente no le han tocado, ni en el más reciente escándalo durante la campaña electoral. así Lula ha comprado votos y paralmentarios, ha ocultado verdades y ha hecho de la política un arte de la obtención de resultados aun cuando para ello haya recorrido las veredas más oscuras del poder. Y todo ello sin perder el aura, la mano de santo que le hace venerable en su país y lejos de él.

Lula en su segundo mandato ha elevado la proyección de la política exterior brasileña, siguiendo ese viejo designio de las élites de Rio de poner a Brasil a la cabeza de América Latina. Y no sólo América se ha rendido a sus encantos. También el mundo lo ha hecho. Ha sido reconocido como el hombre del año por Time, Newsweek, Le Monde y el País. Ha fortalecido los lazos entre los países emergentes, primero con el G 3 (Brasil, Sudáfrica e India) y luego dentro de los BRICs (Brasil, India, Rusia y China). Ha trascendido a América Latina para jugar en las grandes ligas, y todo ello con la complacencia, con la admiración y condescendencia de todos, incluso de aquellos a quienes esta nueva actitud imperial (Brasil siempre se creyó un imperio) pudiera perjudicar. ¿Cómo no consentir a una persona tan bondadosa y virtuosa como Lula?

Es probablemente en América Latina donde Lula ha tropezado más a menudo. Comenzó su presidencia en 2003 con malos resultados económicos, fracasos en política social y una política exterior que arrancaba de los postulados del foro social de Porto Alegre, la jamborée de todos los radicalismos y el primer auditorio del socialismo del siglo XXI. Así, Lula, pragmático, mientras sus atildados diplomáticos de Itamaratí mantenían el prestigio y la "grandeur" brasileña en el mundo, se lanzó al rescate de un Chávez desbocado y de un Fidel arruinado. Visitó La Habana en medio de la ola de represión de 2003, sonrió e incluso cantó acompañado al acordeón por su embajador en la isla. Ni una palabra sobre democracia o sobre los derechos humanos.

Y así ha transitado, conformando el contrapoder del mundo, aliandose con todos los sátrapas emergentes y presentando un contrapeso a los intereses imperiales de los Estados Unidos.

En Honduras, Lula abandonó su aclamado pragamatismo para ponerse del lado del bolivarianismo, dificultando una salida democrática en el país, y castigando a los ciudadanos hondureños con una postura inflexible, que todavía hoy perdura. Aquí sí que hizo referencia a la democracia, (entendida de un modo particular, progresista), para después viajar a La Habana y coincidir con la muerte por huelga de hambre de Orlando Zapata, a quien colocó inmediatamente en la lista de los delincuentes que no merecen compasión, (duras palabras para el buda feliz de la política americana).

Termina su mandato con una extraña alianza con Turquía para salvar la cara al Irán de Ahmadinejad,extraños compañeros de cama. Pero todo vale con tal de elevar la estatura, impostar la voz y jugar al enfant terrible de la política.

Pensaríamos que este prodigio de la simpatía, de los resultados, de las alianzas se aliaría con nuestra alianza de civilizaciones. Pues no. Su alto concepto del país y de sus designios le han hecho poco compatible con España, aun con la España de Zapatero. No lo considera de su talla, y así las relaciones cordiales tienen un aire de condescendencia, de business like attitude. Lástima, pues eclipsada la estrella de Obama, Lula hubiera sido una buena pareja para la conjunción astral de nuestro presidente.

Así termina una etapa. Este santo, elevado a los altares en vida segurirá la constelación de los gobernantes exitosos, dará conferencias y mediará en los múltiples conflictos del mundo. Pero tengo para mí que con Lula pasa como con las mujeres brasileñas, que es mayor su fama que su figura. Tienen ambos algo de gris en su contorno, algo de falta de luminosidad a pesar del sol tropical, algo de fraude bien envuelto que alimenta el imaginario hurtando la realidad.

viernes, 1 de octubre de 2010

Los bárbaros a las puertas

Señalaba Gibbon que una de las causas de la decadencia y caída del imperio romano fue la dejación de los ciudadanos de Roma de sus responsabilidades en la defensa del imperio. Los mercenarios se fueron haciendo un hueco en las tropas romanas, llegando a ocupar los puestos de mayor responsabilidad primero en las huestes pretorianas, y posteriormente en la cabeza del imperio.

Esa dejación, esa laxitud de costumbres, la molicie de las nuevas generaciones, en fin, el agotamiento de la savia propia de Roma la llevó a la decadencia y a la postre a su caída bajo el empuje de los bárbaros acampados durante años a las puertas del Imperio.

No es casual que los países europeos hayan dejado su defensa hace años en manos de ejércitos profesionales, que los bárbaros, casi siempre provenientes del Este vayan empujando las fronteras en una invasión silenciosa y necesaria para la supervivencia de una Europa opulenta y hastiada.

Los signos se multiplican, los augurios no son buenos. Nuestro moderno senado bruselense se empantana en discusiones bizantinas, en tanto en el mundo surgen otros foros y otros poderes libres de ataduras morales, fuertes en su liderazgo y claros en su designio. Las instituciones europeas, su entramado jurídico y organizativo quieren hacerse cercanos y comprensibles a los ciudadanos, y sin apenas percibirlo se alejan cada día más de los ojos y del corazón de los europeos.

Nuestra particular paradoja de más Europa sin dejar de lado a los Estados nos proporciona sainetes como los del cacareado "gobierno económico Europeo", que no es otra cosa que el fortalecimiento del pacto de estabilidad, manteniendo las dudas sobre una verdadera capacidad de actuación sobre los incumplidores, especialmente si se trata de los grandes países.

El último episodio de esta debilidad europea lo constituye el incidente entre el presidente francés y el presidente de la Comisión a costa de la expulsión de los gitanos rumanos de Francia. Aplicando a su modo la legislación francesa y su encaje en la normativa de Bruselas, Francia ha hecho de su capa un sayo y ha mantenido una legislación de dudosa legalidad en el marco de la Unión.

No es esto lo más grave. En defensa de los "tratados", la aguerrida comisaria luxemburguesa ha cargado contra la legislación francesa y ha amenazado con aplicar sanciones a la dulce Francia. Lógicamente ni la señora Redding querría ver a los gitanos expulsados en su pulcro vecindario de Luxemburgo, ni el Presidente francés se iba a arredrar ante una representante de la Comisión.

Lo mejor del caso es el argumento utilizado por el secretario de Estado francés, señor Lelouche. de que "Francia es un gran país soberano" que no puede ser reconvenido por la Comisión, y que en última instancia los guardianes de los tratados son los ciudadanos europeos.

Entre tanto, el Presidente del Consejo, un tal Van Rompuy está tan perdido como Wally en la estación de Waterloo, la señora Ashton todavía decidiendo a qué foros puede ir donde le admitan en un asiento de primera, y el señor Durao Barroso continua peleando con los presidentes para no hacer olvidar que su puesto también existe.

A este paso los bárbaros encontrarán las puertas francas, y las vestales prestas para el sacrificio de un imperio decadente.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Actualidad

En pocos casos fuera de los estudios físicos se demuestra mejor la teoría de la relatividad de Einstein que en la caprichosa actualidad noticiosa. El hallazgo de la relatividad del espacio tiempo respecto a cada observador de un fenómeno, es decir, el postulado según el cual cada observador tiene su propio y único sistema de referencia, se hace patente en la velocidad con la que se suceden los asuntos de interés global, y en su variada interpretación según el observador y su lugar en el espacio.

Pasamos unos días en el espacio tiempo.colombiano, donde la noticia del abatimiento de uno de los líderes militares de las FARC, el mono Jojoy, sucedió a la ola de indignación nacional por la publicación de un provocativo libro de la antigua rehen de la guerrilla, Ingrid Bethencourt.

En el espacio tiempo madrileño, entre tanto se mascaban los prolegómenos de una huelga general insustancial, ni querida ni deseada, pero al fin necesaria para seguir manteniendo una anacrónica alianza partido sindicato en el mundo especial de la izquierda española.

El mismo observador, batido por las turbulencias aéreas y sometido al castigo del jet lag se posiciona de modo diferente ante estos fenómenos, que negada la espiritualidad por los descubrimientos de Stephen Hawkins y Richard Dawkins, no dejan de ser puramente físicos.

La noticia de la muerte de alias "el mono Jojoy" se conoció en los medios colombianos con al enigmática expresión de que el antiguo jefe guerrillero "había sido dado de baja". No comprendí en ese momento si el sanguinario líder había decidido desertar y solicitar una pensión del Estado, si había sido detenido, o si como finalmente ocurrió había sido muerto por las fuerzas militares colombianas. Con su muerte parecen abrirse nuevos horizontes en la lucha contra el terror colombiano. Por una vez los jefes guerrilleros no mueren de muerte natural en esa selva mágica que devora lentamente al resto del país. La invencibilidad, la estanqueidad de las fuerzas guerrilleras es puesta en cuestión, y sus expectativas de éxito disminuyen drásticamente ante un Estado que en lugar de despejar el camino, va ocupando los espacios de su territorio nacional.

Vicnulada con este personaje entre cantinflesco y guevariano, aparece la mística figura de la más conocida rehen de las Farc. La ex candidata presidencial, liberada en la operación jaque del ejército colombiano, Ingrid Bethencourt. Imagen del sufrimiento de las víctimas durante seis años, símbolo del éxito de una operación de rescate impecable, Ingrid se ganó en pocos meses la antipatía del pueblo que había rezado y marchado por ella. Tal vez esa altivez afrancesada, esa aproximación intelectual y sentimental a una realidad bronca y materialista la alejaron de una opinión pública necesitada de héroes agradecidos y no de divas extranjeras cargadas con una sofisticada explicación de lo inexplicable.

La realidad es que la publicación de su libro "no hay silencio que no termine" ha causado conmoción en su país. Sus extractos y declaraciones han puesto en pie de guerra a una opinión que pide no leer el libro, no comprarlo para no contribuir al pago de los caprichos de una niña mimada a fin de cuentas. No consideraron sus oponentes que Ingrid, notable escritora, y mejor relaciones públicas, no apuntaba a los lectores colombianos con su obra, sino a un público más universal, y que los minutos de gloria que le proporcionó Oprah Winfrey en su programa, equivalen a varias veces el número de ventas que podría haber obtenido en su país. Tendré que leer el libro, escuchar su poesía, sus voces de otros ámbitos y juzgar sobre su valor literario, descontando de antemano el interés por su análisis político.

Agotada la actualidad colombiana, aburrido de la actualidad española, tercamente autodestructiva, esperaremos el balance de una huelga de diseño, que busca descaradamente, como los malos boxeadores el match nulo, el empate a cero, para poder justificar unos meses más una agonía política y una atonía económica.

domingo, 26 de septiembre de 2010

Todo fluye, dijo Heráclito, o le hemos atribuído como ocurre con tantas frases históricas. Pero cierta o no, la frase de Heráclito demuestra la vigencia del filósofo presocrático que sosenía que la gueera era uno de los motores del cambio, y que está en la naturaleza de las cosas pasar, transformarse y desaparecer en otra encarnadura.

Por regla general nos asusta el cambio, nos movemos por referencias pasadas y modelamos nuestras actitudes sobre moldes comprobados, que nos ofrecen unas muletas auxiliares en nuestro deambular. Por ello parece más respetable la historia que la ciencia ficción. La historia nos ofrece ejemplos, modelos; nos da pautas y nos permite imaginar que los ciclos se repetirán. No hay que llegar al dogamtismo marxista de una historia inexorable para convencerse con ejemplos cercanos, cómo tratamos el presente mirando por el retrovisor del pasado. Pero a pesar de estas ayudas, el presente y el futuro se conforman alrededor nuestro con una mezcla de azar y agitación.

Nuestra condición humana se ajusta más al principio de incertidumbre, o relación de indterminación que proclamó el alemán Werner Heisenberg respecto a la física cuántica. No podemos determinar al mismo tiempo la situación y el momento lineal de una partícula. Esto acarrea consecuencias muy sugerentes para el mundo macroscópico, en especial la importancia del observador a la hora de tratar de determinar la situación y velocidad de un fenómeno.

A pesar del reconocido caos de nuestro mundo, de los riesgos y azares, de los cambios bruscos a los que nos vemos sometidos en nuestra estabilidad interior, nos resistimos a aceptar la impredecibilidad. Nos ajustamos a patrones que creemos estables y actuamos conforme a patrones que duranteaños han funcionado y nos sirven de referencia. Cuando observamos con admiración la próspera Inglaterra de los años 60, el swinging London de los grupos musicales de esos años, olvidamos que en 1960 habían transcurrido sólo 15 años desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, con su secuela de miseria y de odios. Pero tenemos para nosotros que la prosperidad y estabilidad son la norma.

Salirse del cuadro, ver el mundo desde fuera y apostar al juego de la vida, averiguar dónde se encontrará la partícula dentro de unos segundos, cómo evolucionará nuestro mundo el los próximos años, con una mezcla de acción y de observación, nos permite intervenir mínimamente en la modelación de ese futuro que en cuanto llega queda periclitado. Es tarea difícil predecir y conformar, y más aún acertar. Muchos de los que se arriesgan pierden, y es preferible aferrarnos a ideas y esquemas previos, y adaptar a posteriori nuestro actuar a los cambios que entrevemos. Por ello, durante el primer año de vida fracasan más del 70% de los negocios que se emprenden en España.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Perplejidades

La visita del papa Benedicto XVI a Londres está causando tanto furor en la prensa europea y en la británica en especial como lo hicieron las mediáticas visitas de su antecesor a Polonia o a México. Sin el carisma ni la popularidad de Juan Pablo II, esta visita de Estado supone una exposición pública del papa en uno de los países más liacistas del mundo,que ha supuesto campañas de rechazo, intentos de agresión, detenciones y sobre todo un terremoto ideológico en la opinión pública británica.

El animoso Richard Dawkins, biológo conocido por su teoría del "gen egoista" y por su radical ateísmo que le llevó a financiar hace dos años una campaña en los autobuses de Londres con el texto: " God probably does not exists. Let´s enjoy life", ha pedido entre otras lindezas la encarcelación del Papa por los múltiples delitos cometidos en nombre de la religión.

La liberal Inglaterra se ha revolucionado con la visita de alguien tan apacible como benedicto XVI, y ha dejado aflorar todas las angustias y las preocupaciones de una sociedad ante el espejo. Hay quienes lo quieren romper; otros preferirían verlo de perfil, o cubrirlo de vaho, pero todos se han sentidos conmovidos por al visita de un papa cuatro siglos largos después de la separación de la iglesia de Inglaterra de la de Roma.

Pero en el fondo, esta controversia, más allá de las rencillas dentro del cristianismo, o de la indignación ante los casos más escabrosos divulgados recientemente sobre los abusos a niños por parte de sacerdotes, refleja la inquietud de la sociedad ante los grande temores y ante el abismo del Universo.

Hace unos días, una frase extraída del próximo libro del científico S. Hawking, en la que se aventuraba que en el estado actual de la ciencia se podía afirmar que la presencia de un Dios creador no era necesaria para explicar el origen del Universo, despertó una polémica mundial, entre quienes veían esto como la certificación de la inexistencia de Dios, y de quienes trataban de conciliar esta hipótesis científica con el ámbito de las creencias.

Aquí, como en política o como en asuntos sociales, cada uno tiene su visión predefinida, y busca en estas argumentaciones la confirmación de sus intuiciones o creencias. En el bando del ateísmo, se recibió la noticia como la confirmación definitiva del triunfo de la ciencia sobre la religión, y así se ha expresado desde muchos centros del saber científico. Por otro lado, desde el campo de los creyentes han surgido las explicaciones conciliatorias de fe y ciencia, como muestra de la complementariedad de ambas en el seno de nuestra sociedad.

Estas polémicas, junto con el desasosiego del Islam dividido entre la religión y la guerra, no hacen sino poner de manifiesto la inseguridad y la dificultad de una vida sin certezas, efímera y contingente, temerosa de la muerte.

Este interés por el hecho religioso, o por su negación seguirá vivo por mucho tiempo en nuestras sociedades, por laicas y exitosas que puedna ser, pues afecta a las preguntas básicas del hombre en sociedad/soledad.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Galería de santos laicos 6. Michael Moore

He de reconocer que desde la elección de Barak Obama como presidente de los Estados Unidos y la consiguiente retirada de la escena pública de George W. Bush no había oído hablar mucho del documentalista, agitador y progresista Michael Moore.

Tocado de una gorra de beisbol, con una barba descuidada y más de cuatrocientas libras de peso embutidas en una camisa de leñador y con unas gafas que parecen siempre sucias, Michael amenizó el comienzo de este siglo con documentales como Bowling for Columbine o Farenheit 9/11, con el que logró el óscar a la mejor obra de no ficción en 2003 ( o más bien debería haber sido a la mejor obra de ficción.)

Para Michael, un joven animoso y entusiasta, capaz de abrazar todas las causas del progresismo y llevarlas a sus extremos, la presidencia de George W. Bush constituyó una bendición, pues le dio la oportunidad de desarrollar su creatividad y de exponerla airadamente en una quijotesca lucha contra el capitalismo (salvaje, neoliberal o como quiera llamarse), contra los abusos del poder (en su caso sólo si éste está en manos de los republicanos) y contra la guerra y la violencia.

En Farenheit 9/11 llegó al paroxismo de su lucha contra su odiado Bush, a quien acusa de todo tipo de tropelías, desde su elección fraudulenta hasta sus connivencias con Bin Laden y su interés personal por los resultados económicos de la guerra de Irak. Por atroces que puedan parecer estas acusaciones a un presidente elegido democráticamente, las acusaciones quedaron, sus tergiversaciones de la realidad, aunque descubiertas y puestas de manifiesto quedan en el inconsciente colectivo, y su óscar le ganó una legión de admiradores entre los liberales norteamericanos y en toda Europa, especialmente en España, donde sus compañeros de profesión imitaron su discurso incendiario de recepción del óscar en nuestros modestos Goya, ese año sí, finalmente reivindicativos en contra del amigo español de Bush.

Ya tenemos al santo y a su feligresía. Su credo, la bondad, la justicia, la igualdad y el castigo de esa derecha voraz y corrupta causante de todos los males, incluso los propios como fueron los ataques del 11/S.

Pero Michael, como todo santo tiene sus flaquezas, sus debilidades. De hecho, dadas sus frecuentes salidas de tono, se crearon varias páginas web para defenderse de este San Jorge justiciero de nuestro tiempo. Watchmoore, o Moore exposed, entre otras, que se han dedicado en primer lugar a desmontar sus falacias con documentos y argumentos, y por otro lado a recordarnos una faceta más humana de este gran hombre, en el sentido más estricto de la palabra.

Averiguamos así que Michael vive en Manhattan en una casa de más de un millón de dólares, que posee otra en Michigan junto al lago por un valor superior; que no perdona ni un cobro por sus conferencias , y que como buen creyente en el progreso y en la educación, lleva a su hijo a un colegio privado para depararle un buen futuro. Pequeñas debilidades al lado de su hercúlea labor por el bien de la humanidad. Labor, que en un primer momento no tuvo éxito, pues a pesar de su oscar y de sus campañas, Bush fue reelegido como presidente en 2004.

No obstante, siguió su activismo político en 2008 apoyando a Obama y continúa agitando las aguas de la conciencia norteamericana con iniciativas como una colecta para la construcción de la "Cordoba House" en Nueva York, para la que ha recaudado 50.000 dólares en nombre de la libertad religiosa. Pero no queda allí nuestro santo, a quien parece que al menos el islam le llena el alma de espiritualidad como no lo había hecho ninguna otra religión. Ahora se sacrifica ante su admirado Obama , ofreciendose como jefe de Gabinete ante la inminente salida del actual titular, Rahm Emmanuel. Sugiere Michael que con su ayuda, entre los dos pueden gobernar el país para aquellos que votaron a Obama, y sepultar en el olvido al resto del país que no tuvo la decencida de votar al nuevo mesías.

Es difícil que prospere esta iniciativa, pero no debemos subestimar a este santo cada vez menos laico, pues, ha sembrado entre una legión de seguidores en todo el mundo dudas sobre la elección presidencial del año 2000, sobre la capacidad mental de Bush para dirigir el país, sobre su trato de favor a los Bin Laden, o sobre sus intereses económicos en las guerras.

La verdad es que siempre me costó encontrar argumentos favorables a la presidencia de George Bush en materia económica, y en algunas decisiones de política exterior, pero viendo la caterva de indocumentados que lo han criticado ferozmente, siempre he conservado la convicción de que algo bueno estaba haciendo.