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martes, 12 de noviembre de 2019

Día del soltero

El día del soltero, el 11 de noviembre, es decir 11.11, una fecha que recuerda que estás más solo que la una, y que dadas las circunstancias, lo mejor es darte un capricho y comprar lo que te venga en gana, que para eso estás solo.
La idea surgió de un grupo de estudiantes aburridos y casi desesperados, en una ciudad del norte de China, solteros y solitarios tras años de aplicación de la política del hijo único, que creó una pirámide poblacional inversa y una ausencia de mujeres en la sociedad china que hace más difícil la siempre ardua tarea de encontrar pareja.
Lo que comenzó como un entretenimiento de amigos, lo adoptó inmediatamente Alibaba, la gran tienda online de China que cuenta con más de 700 millones de compradores en sus páginas web. En 10 años, desde 2009, las ventas han crecido de manera geométrica, y este año, es decir, ayer, Alibaba declaró haber vendido productos por un valor superior a 38.000 millones de dólares. Para hacernos una idea, esto equivale al Producto Interior Bruto de Túnez y es superior al PIB de Estonia y de Letonia.
La fiebre consumista congrega a millones de chinos ante el ordenador o el teléfono unas horas antes de la medianoche del día 10 de noviembre para batir también el récord mundial de ventas en una hora.
Este festival del consumo ha superado al black  Friday americano (el viernes posterior ala celebración del día de acción de gracias) y ha empequeñecido las campañas de ventas de Navidad, haciendo palidecer nuestra idea de “ya es Navidad en El Corte Inglés”.

Vengo pensando que a quienes se parecen los chinos, o a quienes quieren parecerse es a los norteamericanos. Las dimensiones de todo en China, la rapidez de los acontecimientos, el entusiasmo casi infantil con el que afrontan los desafíos. Esa voluntad de predominio, desde los deportes hasta las ciencias. Todavía falta. Todavía la diferencia es abismal entre los dos países que se disputan la hegemonía en este siglo XXI revuelto y convulso, pero como en física, pareciera que la inercia de las grandes masas se impone, que la capacidad de imponer nuevas medidas, nuevos marcos mentales se decanta también por el lado de las grandes cifras.

El día de solteros, ese reconocimiento del fracaso de una política, esa condena a la soledad, ha traído en un escaso lapso de tiempo nuevas modas y nuevos récords, que ya no se quedan en el país del centro, como llaman los chinos a China, sino que se va imponiendo en Asia y pronto llegará a todo el mundo. Una nueva tradición inventada que se adopta con gran velocidad y con la facilidad con la que se realizan las transacciones en China. Basta un click, un me gusta en el móvil o en el ordenador y el mecanismo se pone en marcha y un ejército de trabajadores y de repartidores comienza a trabajar para hacer posible el sueño chino en el siglo prometido.

Las tradiciones se mantienen y se renuevan día a día. Lo nuevo se impone con la naturalidad con la que los chinos hacen y deshacen su pasado, y año tras año se superan récords de ventas en una espiral consumista en el país más comunista.