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jueves, 20 de febrero de 2020

Los robots al mando


Cantón, 21 de febrero de 2020.

Mientras los números de infectados en China disminuyen, tal vez a causa de un nuevo cambio en el método de recuento, y la prensa internacional se cansa de una noticia que por repetida pierde su impacto, en China se van desarrollando nuevos negocios y tecnologías que pueden cambiar la economía de los próximos años.
En un primer momento, tras el estallido de la crisis, se pudo ver que la sanidad china no estaba preparada para reaccionar ante un desafío de este tipo. Los hospitales están infradotados y la sanidad, al no ser universal dejaba afuera a muchas personas del sistema general. Esto llevó en un primer momento a reaccionar al estilo chino, que es el del libro Guinness de los récords, o al aragonés, “a que no eres capaz de hacerlo....”. La reacción en ambos casos es lograr una proeza en poco tiempo, sin importar loe medios necesarios para realizarla.

En Wuhan se construyeron dos hospitales de más de mil camas en apenas dos semanas, pero más importante que eso ha sido el uso de la tecnología y de la inteligencia artificial para combatir el virus.
Una empresa de Shenzhen envió ingenieros a todos los hospitales de Hubei para adaptar robots a la planta de los hospitales, de modo que el servicio de comidas y el traslado de medicamentos dentro del hospital se hiciera por robots.
La empresa Alibaba, la mayor empresa de china ha desarrollado aplicaciones de tratamiento de datos de pacientes, que permite diagnosticar en segundos los resultados de las tomografías computadas. Wechat, el gigante de las redes sociales ha desplegado una serie de mini programas de medicina que en algunos casos han superado los mil millones de consultas médicas online. El gobierno ha desplegado en más de cien ciudades una aplicación con un código qr, mediante cada ciudadano puede obtener su valoración de salud, lo que le permite viajar y moverse si obtiene un código verde o pasar a una autocuarentena si le sale rojo.

Los servicios de venta a domicilio han experimentado un incremento enorme en estos días y sus aplicaciones están obteniendo datos en cantidades inimaginables sobre todos sus clientes, constreñidos a permanecer en casa y a recibir sus comidas y compras a domicilio. Las escuelas o tienen fecha de apertura, pero en cada provincia se han puesto en marcha canales específicos de televisión para cada curso de escuela donde se va a dar clases online.
Todo esto ha hecho que la media de uso de internet por los chinos haya subido a 7,3 horas por días, pero lo que es más importante, ha dado un impulso a toda la economía digital de la que los chinos están tan orgullosos. 
Si se dice con alegre despreocupación “Los datos son el petróleo del siglo XXI”, entonces China se convierte en Arabia Saudita. Imagina una aplicación de wechat con más de 900 millones de usuarios, que además utilizan sus mini programas para educación, compra a domicilio, consultas médicas, operaciones financieras, seguros, etc, multiplicado por esos cientos de millones de usuarios en una sola plataforma que recoge todos los datos. Imagina los más de 70.000 millones de dólares que vendió Alibaba en China el día del soltero, dos veces más que el Black Friday en todas sus plataformas.

 Imagina los datos médicos recogidos durante estos días en hospitales y consultas online. Imagina el desarrollo de la inteligencia artificial y el reconocimiento facial que se ha acumulado a través de todas las aplicaciones en los medios de transporte donde es obligatorio escanear tu código qr para viajar. Imagina los enormes depósitos de datos que hay en el subsuelo de la economía china y que empresas y gobierno están dispuestos a utilizar. Imagina que el futuro ya está aquí.

Los análisis económicos de los últimos días se han centrado mucho sobre la economía tradicional, sobre la cadena de valor, sobre los precios de los servicios, sobre cierta escasez de productos, pero China lleva años tratando de cambiar su economía de una productiva y manufacturera a otra más centrada en los servicios y en la tecnología, y aquí puede venir el salto cualitativo que buscaban.
Y todo ello sin una ley de protección de datos, es decir con un petróleo que corre libremente por las venas de su economía, sin controles, sin portazgos y sin límites. Así se va diseñando nuestro futuro.


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