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viernes, 21 de febrero de 2020

La yenka


22 de febrero de 2020.

Hoy no quiero hablar del corona virus. Al abrir los periódicos de la mañana constato que se comporta como aquella canción de la yenka, un paso adelante y otro para atrás. Después de tres días de buenas noticias, el guano de la sospecha comienza de nuevo su sinuosa labor y la duda pone en cuestión los avances de días anteriores, por eso, en otra mañana luminosa en Cantón regalada por la limitada actividad económica quiero disfrutar de este sol inmerecido en el comienzo de esta primavera del sur y paso a otras noticias más alejadas y menos dolorosas.
Una mujer china, residente en Canadá ha sido condenada por los tribunales norteamericanos por haber pagado 400.000 $ al jefe del departamento de admisiones de la Universidad de California Los Ángeles (UCLA) para lograr que su hijo fuera admitido en ese centro como destacado deportista, en este caso como jugador de fútbol. La mujer de posibles económicos se hallaba de vacaciones en España el pasado mes de septiembre cuando la investigación abierta por la universidad llegó a los tribunales, que solicitaron su extradición a Estados Unidos, y que fue concedida con celeridad, de modo que ahora, ya condenada, deberá pagar la multa, pasar unos días o meses de cárcel y dejar que su hijo vuelva a andar por su cuenta dando patadas a un balón en otro lugar del mundo.

Qué no hace un padre por un hijo!. Pero aquí también los chinos son más exagerados y rumbosos. En un caso similar, hace unos mese fue condenada la actriz norteamericana Felicity Huffman, conocida por su actuación en “mujeres desesperadas”. Pues bien, esta mujer y madre también intercedió por que su hija estudiara en una buena universidad, para lo que pidió que se falsificaran sus mediocres notas. Además hizo un pago de 15.000$, cantidad suficiente hasta que la pillaron. Ahora, la madre China ha tenido que pagar casi treinta veces más para obtener un resultado similar. La llegada del mundo chino tiene entre otros efectos secundarios una inflación de los costes que alcanza hasta a las coimas.

Coimas que al parecer son también frecuentes en el ordenado y auto complaciente mundo académico norteamericano. Ya queda poco de aquella conducta puritana del mundo anglosajón y del nórdico, que miraba con desprecio al resto de pobres mortales  que solo podían conducirse en la vida con la trampa y la mentira.

La mentira hoy es más importante que nunca, o dicho de otra manera, se puede considerar que la verdad está supravalorada. Si consideramos que el mundo se nos hace presente por los sentidos, que se traducen en estímulos que son ordenados por el cerebro, basta con una pequeña distorsión sensorial o una evolución no esperada de nuestra capacidad cerebral para que lo que para unos es cierto para otros sea probable o totalmente diverso.

Leo una novela de uno de los tres únicos escritores en español vivos que todavía me interesan, y veo a través de la ficción trazos de personalidad del autor o de su inspiración creadora en los que me reconozco, cierta propensión a leer varios libros a la vez, un progresivo desapego de las noticias cotidianas, una ordenación del mundo a través de ciertos aprendizajes o sesgos adquiridos a fuerza de años y de decepciones, pero sobre todo me llama la atención cómo por más que queramos seguimos viviendo en nuestras creencias, y vemos la paja en el ojo ajeno mientras somos incapaces de ver la viga en el propio. Por facilidad de pensamiento buscamos estos atajos mentales para poder pensar más rápido y recurrimos a estereotipos y manías que nos hacen el mundo más comprensible sin necesidad de haber asistido tramposamente a una “prestigiosa” universidad norteamericana.

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