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lunes, 10 de febrero de 2020

Clases



Cantón, 10 de febrero de 2020.

Hasta en las desgracias hay clases, o mejor dicho, es en las desgracias donde las diferencias se acentúan. Pongamos el caso de los turistas atrapados en el crucero que ha tenido que recalar en el puerto de Yokohama. A día de hoy van más de 120 infectados por el corona virus en un barco de más de tres mil pasajeros. La desgracia ha querido que al detectarse los primeros casos y a pocos kilómetros de Kioto, que sería uno de sus destinos deseados, el barco fuera puesto en cuarentena y sometido a un estricto régimen de convivencia que no ha impedido algunas nuevas infecciones.

Para un viaje de novios puede ser una prueba de fuego pasar catorce días en una habitación, con una cama grande y con balcón con vistas a la bahía de Yokohama. De allí se puede salir divorciado o con gemelos. Pero no todo es así de tentador. Los cruceros tienen un buen porcentaje de sus camarotes en ubicaciones interiores del barco. Hay una familia australiana que comparte en instagram noticias de su vida a la sombra, sin saber cuándo es de día o de noche, esperando que pase el tiempo y recogiendo en la puerta de su odiado camarote una comida de calidad decreciente y el periódico control de la temperatura que en este caso les puede librar de su encierro para pasar a uno de esos hospitales japoneses que deben parecer el cielo tras el encierro a oscuras.

Y aquí, las medidas de prevencón aumentan, en nuestro edificio ya no se permite la entrada a nadie que tenga el carnet de identidad de la provincia de Hubei, se amplían las restricciones de visitas y aunque por un lado quieren las autoridades que se vuelva al trabajo, por otro se fomenta el absentismo, que es seguido sin dificultad por los trabajadores y que hace que las calles sigan vacías tantos días después.

En su afán regulatorio y cumplidor de las normas, han establecido unos cupos de viaje en el ascensor, y para hacer más sencillo su cumplimiento han marcado con bandas plásticas adhesivas de color amarillo unos cuadros en el suelo de los ascensores, de modo que quepan cómodamente 9 personas en cada uno sin salirse de su casilla y al mismo tiempo han extendido el control de temperatura a los parkings, donde hay un buen termómetro a la entrada para cubrir cualquier eventualidad.

A pesar de superar los míl muertos, hoy dicen que el progreso  de la enfermedad fuera de Hubei va disminuyendo, lo que querría decir que las medidas de aislamiento van teniendo eficacia. Al mismo tiempo, las autoridades provinciales nos van dando nuevas instrucciones contra el virus:

- No comer temporalmente animales salvajes
- No realizar actividades en grupo (adiós a las orgías)
-No hablar mientras se come
-Comer en soledad a ser posible
- No viajar a ser posible. Pekín al parecer está estableciendo ya una cuarentena preventiva a quienes lleguen de fuera.
Y todo esto sin un grito, sin una protesta, con una docilidad movida por el temor y la precaución o tal vez por la costumbre de obedecer.

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