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jueves, 6 de febrero de 2020

El método científico


Cantón, 6 de febrero de 2020.

“El método científico se caracteriza consiste en la observación sistemática, medición y experimentación, y la formulación, análisis y en su caso modificación de las hipótesis”. (Oxford English dictionary), este método permite dar respuesta a los interrogantes acerca del orden de la naturaleza, y a esa es la materia a la  que ha dedicado su vida la investigadora Shi Zhengli, quien durante años ha recorrido las cuevas de China buscando murciélagos de todas las variedades y ha ido clasificando sus características en la base de datos más completa que existe sobre este animal que en español utiliza sin mesura las cinco vocales de nuestro alfabeto, y que ondea en varias banderas autonómicas a pesar de la mala fama que acarrea.

La doctora Shi ha llevado a cabo su labor equipada con trajes aislantes, con gruesas botas y tomando todo tipo de precauciones en los lugares más remotos y pestíferos de la geografía china. Esta labor abnegada y con buenos fundamentos científicos ha hecho que cuando se desató la epidemia del coronavirus, se recurriera a su bien provista base de datos para confirmar o descartar hipótesis, pues de todos los animales exóticos del mercado de Wuhan, el murciélago era el más señalado como posible causante de la enfermedad. Y así fue. Una de sus muestras coincidía genéticamente con el virus propagado desde esta ciudad y este hallazgo ha permitido comenzar las investigaciones para tratar de lograr una vacuna en el tiempo más breve posible.

Lo que debiera ser motivo de orgullo y recompensa para esta doctora, se ha convertido en un calvario, pus hay quien le acusa de haber propagado el virus desde su laboratorio, en lugar de haber contribuido a desentrañar su adn.
Da la casualidad de que el laboratorio donde se encontraban las muestras y donde ha trabajado por años la doctora Shi, estaba en la ciudad de Wuhan, ya en las redes sociales se le ha acusado de ser la causante de la epidemia a causa de un fallo en el laboratorio que permitó escapar este virus que comparte el 96% de su código genético con un simpático murciélago de la fruta de la provincia de Yunnan en el sur de China.
Aquí han batallado la ciencia contra la tradición. El trabajo de investigación contra esa tóxica costumbre de comer animales exóticos, y en tanto no se encuentre la cura a esta enfermedad, de poco valdrán las aseveraciones de la doctora proclamando su inocencia. Ya sabemos que con el estigma, viene siempre el chivo expiatorio.

Entre tanto, hoy se anuncia la muerte por el coronavirus del doctor LI en un hospital de Wuhan. El doctor fue el primero que advirtió síntomas entre sus estudiantes y recomendó en un grupo de wechat que se tomaran medidas en su ciudad, pues observaba unas fiebres similares a las de la epidemia de SARS del año 2003.
El doctor Li no fue escuchado, pero sí oído, y esto le valió una reprimenda de las autoridades locales por esparcir rumores “infundados” en vísperas del año nuevo. El doctor Li tuvo que retractarse, y posteriormente trabajar en primera línea en la lucha contra la enfermedad que ya no era rumor, sino un bramido atronador, y en esa lucha, en esa primera línea, ha muerto hoy.

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