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sábado, 8 de febrero de 2020

Fin de semana


Cantón, 8 de febrero de 2020.

La cadencia de los días se sucede con monotonía, y a medida que las calles se van poblando con algunos recién llegados, las medidas de prevención de la enfermedad aumentan y los pocos restaurantes que quedaban abiertos han ido cerrando ya sea por precaución o más seguramente por falta de clientela.
Nuestra vida se hace cada vez más occidental, nos visitamos, comemos, tomamos una cerveza juntos sin apenas contacto con los chinos que permanecen en su mayoría encerrados y siguiendo las instrucciones del gobierno para no ejercer una autocuarentena voluntaria.
En una de esas reuniones diplomáticas me han recordado la situación de los extranjeros encerrados en el área internacional de Pekín, en el año 1900 y que dio lugar a la película 55 días en Pekín. No estamos rodeados por turbas enfurecidas, y teóricamente podemos salir del país, pero la sensación de encierro y de ghetto está siempre presente.

Ahora debemos esperar que la semana próxima sea realmente la prueba del nueve de esta epidemia. Veremos si han funcionado las medidas y si la vuelta al trabajo, escalonada, se desarrolla con normalidad o si algún sobresalto no nos hace dar marcha atrás y prolongar una situación que como todo lo transitorio puede hacerse eterno.

Se habla poco del día después y de los días siguientes. De cómo se va a retomar la vuelta al trabajo, de los estragos que esta crisis pueda hacer en el empleo y en las rentas de los chinos. Pero más allá de esa inmediatez, vendrán pronto las preguntas sobre las cicatrices que esta crisis puede tener en el desarrollo del país. Cómo afectará a su confianza, a ese denominado sueño chino que se ha vendido a las nuevas generaciones. Qué ocurrirá con este nuevo siglo chino que prometía dar la vuelta a la etapa de los tratados desiguales y retornar  a esa normalidad que se perdió en la época del renacimiento y fue llevando a China a una paulatina decadencia.

¿Será éste uno de esos “cisnes negros”de los que habló Juvenal en el siglo II ad.? . Uno de esos acontecimientos impredecibles y poco probables pero que si ocurren trastornan las reglas económicas, O será más bien un elefante en la habitación. Algo que es evidente pero que no queremos ver por incómodo o por pura pereza. 
Algo de esto se puede dar a partir de la semana próxima, mientras en las horas de ocio del fin de semana los chinos siguen jugando con sus teléfonos como reflejo de la nueva era.

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