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martes, 31 de marzo de 2020

Amanece que no es poco


Cantón, 1 de abril de 2020.

Estamos acostumbrados a que al abrir el grifo el agua salga caliente o fría a voluntad, a que al apretar un interruptor se haga la luz, a que todas las mañanas el sol se levante por el este, y no como en la película “amanece que no es poco”, en cuya escena final el sol sale por el oeste y da ocasión al teniente de la guardia civil (Sazatornil), ESTO ES UN SINDIOS¡¡¡¡

Estamos acostumbrados a las certezas, a la protección, a la seguridad, al mañana, a los planes. De hecho esta es una de las características de los humanos, la capacidad de imaginar el futuro. No solo recordar el pasado y sacar lecciones de él (algunos, no todos), sino la capacidad de ordenar nuestras experiencias y contentar nuestras expectativas.

Y todo esto se ha puesto en cuestión con la crisis del covid19. Bueno todo no. De momento el sol sigue saliendo por el este, pero todo se andará. Lo que parecía cierto, lo que nos aseguraba una vida pacífica queda hoy en suspenso generando una desconfianza en las fuerzas de una sociedad que se puede decir que ha fallado al unísono al interpretar los ruidos de la naturaleza.

No sabemos a ciencia cierta cómo se transmitió el virus de los animales a los humanos. No sabemos sus pautas exactas de propagación y de mutación. En principio se comparó a una gripe, pero vemos que esto no puede ser cierto. Se pensó contra toda evidencia que con un factor Ro de propagación inferior a 3 no debería ser tan peligroso. Tardamos en descubrir que podía haber una transmisión humano a humano, y ahora nos dicen que ataca de manera diversa a las personas de acuerdo con su ADN. Las últimas investigaciones buscan cómo influye la secuencia de adn de cada persona en los efectos del avance del virus.

Incluso un médico granadino, especialista en enfermedades respiratorias envió un vídeo explicando por qué genéticamente este virus se ceba con especial ensañamiento en los italianos y en los españoles. Algo explicaba sobre nuestro sistema inmunológico y una exacerbada respuesta de nuestros paisanos a cualquier invasión de nuestro cuerpo.

Pero la realidad es que sabíamos y sabemos muy poco. Que las conferencias de prensa de los expertos han traído poca luz, y ahora, los sabios occidentales y todos los laboratorios que trabajan sobre este asunto, vuelven los ojos a las experiencias asiáticas que parecen haber sido exitosas. 
No hace muchos días, en China comenzaron a poner trabas al ingreso de personas provenientes de los llamados países más afectados por la epidemia (Hard hit ) y entre los primeros estaban Japón y Corea del Sur. Estos países que sufrieron en los primeros días él zarpazo del virus, con millones de turistas chinos durante las vacaciones del año nuevo, son ahora los modelos en los que mirarnos.

Se acabó el tiempo de las certezas y nos adentramos en territorio desconocido a pesar de toda nuestra suficiencia científica. Mientras el sol siga saliendo por el este nos quedará la esperanza de que Dios no nos ha abandonado.

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