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sábado, 7 de marzo de 2020

Y si fuera cierto


Cantón, 8 de marzo de 2020.

Escribo en la paz  de una terraza con vistas al río y con un aire limpio com viene siendo habitual en los últimos meses. La placidez de la tarde ayuda a pensar un poco más allá de lo evidente. Un poco más lejos de las noticias diarias que nos hablan de la extensión del virus por el mundo, de lo poco preparados que estamos para lo desconocido, si bien en este caso ya no se puede decir ante lo inesperado, pues el virus se debería haber esperado desde que desató su furiosa carrera.
Pensemos en sus repercusiones futuras. De momento vemos la caída de las bolsas, de la bajada del consumo, del temor a los viajes y de la puesta en jaque de todo ese mundo de los servicios en que vivimos. Pero vayamos un poco más allá. Cómo se desarrollarán las relaciones entre el este y el oeste a partir de este momento?.

Ian Morris dedica un documentado libro a buscar una explicación del éxito de occidente frente al retraso del Oriente a lo largo de la historia. Titula Morris su libro “Why the west rules... for now?”. O por qué el Occidente manda... por ahora. Hace un análisis exhaustivo de las condiciones del éxito social a través de unos parámetros que tratan de objetivar lo que se puede denominar “desarrollo social” a lo largo de la historia, desde los primeros homínidos que abandonaron la sabana africana. A lo largo de muchas páginas desgrana cómo esta relación de poder se va modificando a lo largo de los siglos, y da una explicación de por qué especialmente en los últimos dos siglos la sociedad occidental ha sido más exitosa. Pero en este nuevo siglo las cosas comenzaron ya a cambiar de modo sorprendente con el ascenso de una China unida, emergente y decidida que lideró el ascenso de oriente en los tiempos de la globalización. Esta pujanza está con certeza detrás de la denominada guerra comercial con los Estados Unidos, y de muchas delas disputas de los últimos años, que van más allá de lo comercial o de lo tradicional y que han venido poniendo en cuestión el liderazgo en la era digital.

Sobre esta disputa es sobre la que hay que contrastar los efectos de la crisis del coronavirus. Se habla del “cisne negro”, con una de esas expresiones de gran simbolismo que nos permiten hacer sencillo lo complejo, pero que tiene una gran aceptación cuando queremos ver cómo algo inesperado, indeseado puede cambiar los términos del poder mundial.

Y ya hemos llegado a la fase mundial de la epidemia. Ya no se trata solo de la compasión hacia la China sufriente de una catástrofe bíblica, sino la reacción del mundo ante una catástrofe sanitaria que, como la muerte, tiende a igualarnos ante el infortunio.
Después de mucho especular sobre las consecuencias económicas del coronavirus en China y en sus vecinos, vemos cómo están en el aire los próximos Juegos Olímpicos en Japón, cómo los congresos y el turismo se van deprimiendo día tras día, cómo los aeropuertos están habitados por personal médico en traje de extraterrestres, y cómo las previsiones de futuro se hacen sobre la base de datos  cada vez más inciertos. Y ahora ya no es solo la China centralista y autoritaria la que tiene problemas para gestionar una crisis, que por mucho que queramos considerar inesperada está en la genética de la historia de la humanidad.
¿Y si fuera cierto, que ahora el Oriente sobrepasa a Occidente? ¿Y si lo que tratábamos de evitar se hace presente con todas sus consecuencias?. Esta será la cuestión al que tendremos que buscar respuesta en las próximas semanas. 
Y entre tanto, nos reunimos con algunos empresarios detrás de las mascarillas para aventurar hipótesis y comprobar datos de pedidos, de logística, de producción, que en los tiempos de la globalización van más allá de un solo país.

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