Translate

Seguidores

viernes, 3 de abril de 2020

Abril es el mes más cruel


Cantón, 4 de abril de 2020.

Abril es el mes más cruel, escribía TS Eliot al comienzo de su poema la tierra baldía, un largo poema simbolista que inauguraba la poesía del siglo XX tras la Primera Guerra Mundial.
Si en tiempos de Chaucer abril era el mes de las peregrinaciones, de las romerías festivas con el nuevo ciclo de la vida, para Eliot, “abril engendra lilas de la tierra muerta; mezcla recuerdos y anhelos, despierta inertes raíces con lluvias primaverales”, y en 1922, como hoy, es el mes más cruel, que siega vidas y esperanzas cuando la naturaleza despierta.

Han pasado poco más de dos meses desde que se dio la alarma de un misterioso virus engendrado en un mercado de la remota ciudad de Wuhan en China, y ya este virus, primero bautizado como “coronavirus” y después como Covid 19 para quitarle cualquier denominación de origen, (lo que no ocurre con la gripe de 1918 a la que siguen llamando la gripe española), ha colonizado todo el planeta con la rapidez de un correo exprés y la impertinencia de un visitante inesperado.

Hoy en China se celebra el día de los muertos, o mejor dicho, el Qing Ming, o día de la limpieza de las tumbas de los antepasados. En estas fechas, en China se acude a los cementerios a limpiar las tumbas, a adecentarlas para el descanso eterno de quienes nos precedieron, como en la película Volver, de Almodóvar en la que se representa una escena similar antes de nuestro día de difuntos en un cementerio manchego. La Mancha, ese no lugar y por ello ese lugar universal.

Este año el día de los difuntos  en China se convierte en día de luto por los fallecidos por el virus, unas cantidades declaradamente pequeñas para un país tan inmenso, pero que han producido el efecto de parar primero a China y después al mundo entero en un confinamiento que salvo las raras excepciones suecas y suizas, abarca ya a todos los continentes y a todos los países.
En este día del recuerdo han sonado las sirenas a las diez de la mañana y el país ha guardado tres minutos de silencio, se han visitado cementerios y se comienza a ver imágenes de la ciudad de Wuhan que sale de su aislamiento tras poco más de dos meses de cierre total. Quedan muchas preguntas sin respuesta; tal es la rapidez de la expansión de la enfermedad, y sabemos todavía poco sobre sus efectos, sus posibles nuevas oleadas o las mutaciones que puede experimentar este virus mucho más persistente e inteligente que nuestros sistemas de protección.

Mientras tanto, en España, como en otros países, abril comienza como el mes más cruel, el mes que queremos ya que pase, que desaparezca como un mal sueño y que nos permita retornar a esa abúlica realidad que hace unas semanas todavía nos incordiaba con pequeños contratiempos y que ahora, en esta primavera estrenada con desgana nos aparecen como benditos inconvenientes que queremos experimentar de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario