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martes, 14 de septiembre de 2021

Camino portugués 9 Etapa

 


Amanecemos en la ría de Vigo, frente a la isla de San Simón una vez pasada la tormenta y con la bruma pegada a las montañas que bordean la ría. Nos dirigimos hacia lo alto de la montaña para encontrar el camino que dejamos ayer y ascendemos por las pendientes del pueblo de Cesantes hasta alcanzar el camino en lo que denominan “homenaje al peregrino”. Hacemos este rcorrido por un bosque de robles y castaños por los que s se cuelan los primeros rayos de sol a medida que se despeja la niebla. Es el paisaje gallego que recordamos de visitas anteriores y que en la soledad de la mañana recupera el espíritu del peregrino.



Al poco de recuperar el camino comenzamos a ver un mayor número de personas caminando, que en pocos kilómetros, a la altura de Arcade aumenta llegando a resultar incómodo. Estamos a menos de 100 kilómetros De Santiago y desde aquí se puede comenzar la peregrinación con el reconocimiento de la oficina del peregrino a la hora de otorgar la credencial de haber realizado el camino, y con ello, lo que es más importante, la indulgencia para nuestros pecados.

Vemos a grupos que salen de albergues y hostales a la vera del camino y que se lanzan a caminar frescos e ignorantes de las reglas no escritas que se deben respetar en estos trayectos. Hay grupos ruidosos y parlanchines, los hay también optimistas y apresurados que en el primer día quieren avanzar más rápido, en tanto nosotros seguimos con nuestro paso de ya varios días y poco a poco vamos atrapando a aquellos que quisieron adelantar y deben parar al rato para ajustar su caminar.

Este recorrido de hoy sigue lo que fue la antigua calzada romana que iba de Braga en Portugal a Astorga en España y que recorría la Galicia Romana llevando soldados, ideas y civilización. a la altura Del Río Verdugo, que desemboca en la ría, cruzamos un magnífico puente románico, originalmente un puente romano que formaba parte de esta calzada y que fuer reconstruido en los inicios del camino De Santiago para alivio de los peregrinos.


En torno a este puente se desarrolló la batalla de Ponte Sampayo entre tropas españolas y francesas durante la guerra de independencia española tras la invasión napoleónica. Nos dicen que ésta fue una victoria del ejército español apoyado por guerrilleros de Pontevedra y de Arcade, que pusieron en fuga nada menos que al mariscal Ney del ejército de Napoleón. Ney, venía de vencer a los austríacos y a los prusianos en las batallas de Jena y Eylau, pero tropezó en España primero con las políticas de José Bonaparte y luego con el general Soult, por lo que debió llegar a esta batalla con poco interés por los asuntos de la península. Después participaría en la guerra de Rusia y tras esta derrota traicionaría a Napoleón para luego reconciliarse y ser uno de los héroes de Waterloo. estos cambios de bando y de humor hicieron que fuera condenado a muerte por Luis XVIII y murió fusilado como escarmiento a los generales que sirvieron a Napoleón. A este Ney es a quien derrotaron los esforzados gallegos en el puente de Sampayo.

Dejando atrás la historia, seguimos el camino por la calzada romana hasta llegar a orillas del río Tomazo que seguiremos en su curso serpenteante hasta Pontevedra.

Esta ciudad es una de las más bonitas de Galicia, junto a la ría, tiene un casco histórico bien cuidado con su capilla de la peregrina, una extraña estructura circular de gran altura, coronada por una esbelta bóveda.


Visitamos las iglesias de San Francisco y de Santa María y encontramos en todas a personas , mayormente mujeres, rezando el rosario. La cadencia de las oraciones, su repetitividad, su ritmo constante recuerdan a los mantras del budismo o a algunas oraciones judías que llevan la mente por otro lado distinto de las palabras y ayudan a elevar los espíritus dejando la mente en blanco.

Con esta relajación espiritual y una buena cena dejamos esta jornada en una Pontevedra bulliciosa a pesar de ser martes.



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