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viernes, 12 de febrero de 2010

Fingir

Fingir, fingir, ocultar, dejar entrever sólo un reflejo y engañar.
Ocultamos lo evidente, lo que creemos que nos ocurre o lo que somos. Hay que mostrar entereza ante la adversidad, cuajo y temple ante los embates de la realidad, o simplemente fingimos lo que queremos ser o lo que creemos que debemos ser. Un mundo de relaciones armónicas, de suaves veladas de lenta digestión y crítica punzante. Fingimos que somos como ellos, o como todos, creyendo que en realidad hay un canon de la buena vida, de la vida plena, recta, cuando somos diferentes y nuestras afinidades, vagamente electivas, son más el resultado de un desiderátum o el reflejo de un sueño en una pared.
Fingen los resultados, las cuentas, los riesgos y fortalezas para no perder nuestra confianza. Finge él sólo él, la evidencia de una crisis de bienestar, finge su remedio y proclama con voz fingida su superación. Finge como fingió desde el primer día, con la conciencia tranquila descansando en la utopía de la paz perpetua o en la promesa bíblica y laica del buen samaritano y de la multiplicación de los panes y de los peces, o la abundancia del vino de las bodas de Canaán. Esta vez sin mediación divina, por la inspiración y la fe en esa cultura social cohesionada y finalmente excluyente.
Y finjo cuando veo la larga espalda recostarse delante de mí, inundando la perspectiva, tapando la salida, cerrando la esperanza. Finjo porque digo que no importa, que es natural, que esa espalda no prefigura la censura, la expulsión, la soledad. Finjo, compongo la figura, sonrío de medio lado y me aparto sin tocar el obstáculo, sorteándolo sin mucha fe y lanzando una mirada irónica, que no llega a reflejarse en la cara, que no llega a sonrisa.
Fingir, fingir hasta agotar las salidas, las oportunidades que se nos han abierto, y si no se rasga el velo de la impostura, en días, semanas a lo sumo quedaremos presos de las mentiras, de la falta de coraje.
Si al menos quedara un poso de humor, una descarga de endorfinas que levantara el pesado telón de la fingida realidad...

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