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viernes, 12 de junio de 2020

Paradojas chinas



Sanya, 12 de junio de 2020.

En un país de las dimensiones de China se encuentra de todo. Pasamos el fin de semana en la isla tropical de Hainan, al sur de China, donde estas autoridades han querido desarrollar un nuevo polo turístico con hoteles de lujo, golf y centros comerciales libres de impuestos. Aquí, el paisaje tropical, el mar cálido y las autopistas floridas y salpicadas de hoteles recuerdan a los grandes lugares de vacaciones en el Caribe o incluso en Florida. La diferencia es que esto está lleno de chinos, que eligen Hainan en invierno para huir del frío del norte y en este verano del coronavirus y de los confinamientos, como un buen sustituto de las playas de Tailandia o de las Filipinas.

No hace tanto tiempo que esto era un lugar de castigo para los Han, la población predominante en China, que consideraba el salvaje sur como un lugar alejado de la civilización y sospechosamente cercano a los extranjeros. Vietnam ha sido siempre un vecino inquietante para China, y en el sur de la China continental, en la provincia de Cantón es donde la dinastía Quing, en su decadencia, renunció a defender su territorio en los tiempos de la guerra del opio, y ofreció un señuelo a los agresivos británicos, con la entrega de la isla de Hong Kong.

Pero los tiempos han cambiado. La provincia de Cantón se convirtió desde 1979 en la zona económica especial donde realizar las pruebas de la apertura de China al mundo, y en pocos años se convirtió en lo que se denominó la “fábrica del mundo” y más tarde en uno de los polos tecnológicos más importantes del mundo como  sede de las principales empresas de telecomunicaciones de China. Y  Hainan, lugar de destino de los reclusos y penados del norte, ha ido evolucionando hacia ese tipo de mundo de fantasía en el que se han convertido los complejos hoteleros de vacaciones. Todas las grandes compañías hoteleras del mundo están aquí. Las dimensiones de los hoteles y de los servicios son chinas, es decir, enormes, Hay un tratamiento aquí muy disciplinado y eficiente de las masas de población aun en tiempos del coronavirus, que permiten convivir a gran número de personas en lugares hechos a escala de gigantes. Pero los chinos van más allá. Son capaces de hacer convivir los grandes restaurantes, lo espacios de dimensiones inabarcables con un gusto extraordinario por la privacidad. En todos estos complejos hay siempre reservada una parte para las villas privadas, con su propia piscina y servicios, o los reservados dentro de los restaurantes , de modo que junto con los grandes espacios, convive siempre lo exclusivo, a precios también exclusivos.

La fascinación por lo moderno, por lo occidental se desborda en estos lugares nuevos. La moda consiste en alquilar coches de alta gama descapotables, a pesar de que la velocidad está limitad a 60 Km hora en esta parte de la isla. No obstante, las parejas acomodadas aprovechan sus vacaciones para tener un toque americano en sus Mustang 64, o más europeos en los Porsche descapotables que constituyen un rasgo de estatus en la china del comunismo con “características chinas”

Todo esto es sorprendente entre los nietos de la revolución cultural, de aquellos tiempos en los que se salía en manifestaciones en toda Europa con el pequeño libro de Mao en el bolsillo, en esos tiempos del desvarío de Jean Paul Sartre en los adoquines de París o de tantos de nuestros ya viejos dirigentes socialistas con un pasado maoísta. En esto hemos devenido, en una nueva Florida con homogeneidad racial y con nuevos bríos e impulso para mantener esta vida de cuento en tiempos inciertos.

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