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miércoles, 10 de junio de 2020

El fútbol, al fin



Cantón, 10 de junio de 2020.

A principios de marzo, cuando la enfermedad ya galopaba libremente por el mundo nos preguntábamos, cómo serían los domingos sin fútbol. Cómo podían los chinos aceptar semejante amputación a los rituales del domingo y permitir que la liga de fútbol china parase indefinidamente para cortar el contagio. Se habían celebrado ya en Europa dos de los grandes acontecimientos que propagaron la enfermedad a través de los estadios. El partido Atalanta (Bérgamo) Valencia y posteriormente el Liverpool Atlético de Madrid. En ambos casos, la euforia de los vencedores que pasaban a otra fase, Atalanta y Atlético de Madrid impidió ver esas tosecillas impertinentes que abundaban entre jugadores y equipos técnicos al llegar a los vestuarios.

Ayer, tres meses después comienzan los partidos de fútbol en España, con el Rayo Vallecano Albacete, unas semanas después de que lo hicieran los alemanes y de que se retomen las ligas europeas. Todo vuelve a la normalidad. En estos días veraniegos, con el ansia por la vida, por el abrazo, vuelven las competiciones deportivas, más por cumplir los compromisos con los patrocinadores y con las televisiones que por el afán de competir en unas condiciones todavía desconocidas.

El deporte despierta en todo el mundo. Comienza la temporada profesional de golf en Estados Unidos; se preparan las competiciones de tenis y de baloncesto y con más miedo que vergüenza, comienzan a aparecer las figuras del deporte en la prensa y en las televisiones para hacer de punta de lanza de esta vuelta a lo cotidiano y para olvidar la pesadilla que todavía sigue aquí.

Sin embargo en China, tan avanzados en esta materia que dan clases a todo el mundo, las competiciones no comienzan. Tenemos aquí, en nuestro vecindario a los entrenadores y equipos técnicos de los dos principales equipos de la ciudad y de China, dando vueltas por la plaza del Canton Place, visitando las terrazas, esperando que las autoridades autoricen la vuelta a los estadios. Tenemos a un campeón del mundo y a un campeón de Europa como entrenadores más conocidos, sin familia y sin alguna de sus estrellas internacionales, pues la prohibición de entrar en el país a los extranjeros todavía no se ha levantado y los vuelos internacionales son escasos.

Es extraño que dentro de la recuperación casi total de la vida social en China no se haya incluido el deporte. China, en deportes ha sido la tabla de salvación de muchas figuras internacionales que han encontrado en este país la oportunidad de seguir sus carreras y de ganar buenos sueldos a cambio de traer un poco de glamour a una sociedad enriquecida pero todavía torpe en los usos sociales de los países occidentales. Sucede lo mismo con el lujo. Las grandes marcas de lujo, desde bolsos a zapatos o coches tienen más de un tercio de su mercado en China, y si a eso añadimos alas compras de los chinos de estos productos cuando viajan, ya tenemos prácticamente la mitad del mercado mundial del lujo aquí. Por eso no es de extrañar que hayan comprado en China en el pasado mes de mayo más coches Tesla y Rolls Royce que en años anteriores. No tenemos estadios, ni competiciones, pero iremos adonde sea bien motorizados.

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