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martes, 8 de junio de 2010

Arrepentimiento

Arrepentirse, reconocer el error y disculparse ante quien lo ha sufrido. En determinados sistemas jurídicos el arrepentiemiento se considera una atenuante en la comisión de ciertos delitos, o incluso puede permitir redimir la pena si viene acompañado de la colaboración con la justicia, o incluso de la delación.

arrepentirse, palabra bíblica de origen griego, desde Zaqueo a Judas o a Pedro. Se equivocan, reconocen su error y tratan de enmendarlo. Pero nada equiparable a San Agustín, el obispo de Hipona, que tras una vida de pecado decide la conversión, previo arrepentimiento y llega a ser uno de los padres de la Iglesia. Arrepentirse y cambiar. Esa es la fórmula.

Arrepentirse una y otra vez lleva sin embargo a la trivialidad, a la indecisión, a la pérdida de credibilidad.

Una enfermedad muy común desde el amor a la política o a la economía. Lo siento, no lo volveré a hacer, sabiendo que la semilla de la recaída está sembrada. Arrpentimiento tal vez sincero, pero momentáneo, más bien un desahogo que una verdadera rectificación. Porque cambiar, al igual que San Agustín, requiere coraje, requiere convencimiento y requiere algo de fe. Arrepentirse y cambiar para no volver a las andadas para coregir el camino torcido y hacer algo más llevadera la pena a quienes sufren las consecuencias del error.

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