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martes, 26 de marzo de 2019

Kaiping

Al cabo de unos meses en Cantón hemos descubierto que al final de los edificios, de los kilómetros y kilómetros flanqueados por edificios de todo tipo; que tras el asfalto, se puede encontrar el campo.
Nos tomó más de una hora salir de la zona urbana de Cantón en un domingo por la mañana, cuando el conductor paró el vehículo en una especie de área de descanso de la autopista, y por los gesto entendimos que habíamos llegado a Kaiping, territorio patrimonio de la UNESCO. Nos invitó a salir del coche, y disciplinadamente tratamos de buscar una taquilla de entrada entre la multitud que a esas horas llenaba todos los locales comerciales. con resignación pensamos haber equivocado el destino y que Kaiping es una más de esas falsedades a las que la arquitectura china y su acelerada modernidad nos tienen acostumbrados. Tras unos minutos de titubeos y de vueltas, vimos salir a nuestro conductor del baño, y con un gesto amistoso nos invitó a acompañarle de nuevo al coche.Afortunadamente nuestros presagios habían sido equivocados, y se trataba de eso, de una parada técnica en un área de servicio a lo chino y no de un parque temático para mayor gloria de la Unesco.
Seguimos nuestro camino dejando atrás las fábricas y los polígonos que anunciaban sucesivamente, la ciudad de los cuartos de baño, la ciudad de las cocinas, la ciudad de los muebles, en fin toda esa serie de establecimientos que hacen de esta provincia la fábrica de China, y por ende, del mundo.

Kaiping se encuentra a 120 kilómetros al suroeste de Cantón, y deja ver por fin una comarca bañada por los brazos del río de la Perla cerca de su desembocadura, y largas extensiones de arroz y de vegetación, bañadas por innumerables estanques de aguas lodosas que dan un verdor refrescante al paisaje siempre plomizo de esta tierra subtropical.

Vamos a visitar los Daolou, construcciones defensivas que vienen de la dinastía Ming en el siglo XVI, pero que se desarrollan con gran profusión a finales del siglo XIX gracias a los recursos y a las ideas traídas a Cantón por los emigrantes que fueron a hacer las Américas por el pacífico y que a enviaban fondos a sus familias para construir nuevas casas que demostraran la prosperidad que habían conseguido los familiares emigrados. Hay más de tres mil de estas construcciones en la comarca de Kaiping, lo que se explica por ser esta zona una de las que primero tomaron el camino de la emigración hasta el punto de que en la mayoría de los barrios chinos de Estados Unidos la lengua que se escucha no es el mandarín,sino el cantonés, y en muchos casos el dialécto propio de Kaiping.

El día nublado y lluvioso añadía un punto de nostalgia a estas construcciones abandonadas hace años por sus familiar originales, y que hoy se muestran con recuerdos de una época no tan lejana, pero que frente a la modernidad fabril de Cantón y de sus ciudades satélites, parece un pedazo de la historia preservado en el verdor del delta del Río de la Perla.

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