Translate

Seguidores

sábado, 2 de marzo de 2019

Golf en Cantón




Nunca imaginé que el mayor complejo de golf del mundo estuviera en China, y más específicamente en la provincia de Cantón, a unos kilómetros de Hong Kong y junto a las ciudades de Shenzhen y de donguan. Un club privado con 12 campos de golf de 18 hoyos, con hoteles, centros deportivos y hasta una pequeña ciudad residencial, con su centro comercial y su colegio privado, británico como el golf.
Y es más notable, que el complejo de 22 km cuadrados se construyera en 1992, cuando comenzaban las reformas chinas, que darían lugar a una economía de mercado de tal dinamismo, que es hoy la segunda economía del mundo.

Y aquí se encuentra una de esas distopías chinas. Un lugar tradicionalmente asociado con el ocio de
las clases pudientes, que por la fuerza de los números se desarrolla con más fuerza en uno de los países que sigue dirigido por la fuerza del partido comunista.

El resultado de esta iniciativa de un empresario de Hong Kong, es una suerte de parque temático del golf, con campos diseñados por los principlaes golfistas de los años 80 y 90, con enormes tiendas de complementos de golf  y con la mayor casa club que se pueda uno imaginar. Allí realizan los jugadores el desayuno cantonés, antes de salir a jugar. Es cantonés porque toman la comida local, pero también porque la toman cuando les da la gana. Un enjambre de jugadores, caddies y asistentes de todo tipo se afanan antes de salir a los distintos campos en un frenesí más cercano a una feria que a ese deporte sosegado y aristocrático que inventaron los escoceses.

Nada en China aparece como fue hace unas décadas, manteniendo una esencia milenaria, todo cambia en lo accesorio, en lo externo, en la formas de vida. Parece como si una fiebre de modernidad o de occidentalizacion hubiera prendido en la sociedad para llegar antes que nadie a una meta incierta. Todos los signos externos de nuestro tiempo se van adoptando con la furia del converso. Teléfonos, televisiones, juegos, luces... Y ahora todo lo que rodea la inteligencia artificial, el medio ambiente, la economía verde, el ocio. Y aquí entra el golf, con su ritual y su protocolo, que repetido aquí, en estos lugares inverosímiles tiene un aire extraño y futurista.

La posesion insular de la que hablaba Timothy Mo no se parece ya en nada a lo que fue. Los dos lados de esa frontera artificial a las que son tan aficionados los ingleses, entre la China continental y Hong Kong ya no se parece a lo que fue. El tiempo ha diluido las fronteras, y ahora el golf une los dos territorios en un extraño mestizaje.




No hay comentarios:

Publicar un comentario