Translate

Seguidores

viernes, 8 de octubre de 2010

Galería de santos laicos 8. Gorbachov


Resulta enigmático ver a un hombre mayor, elegante, con una extraña marca en la frente sentado en la trasera de un coche de lujo, mirando hacia adelante mientras pasa junto a los restos del muro de Berlín y tiene a su lado bien presente un bolso de la marca Louis Vuitton entreabierto que recibe una iluminación suficiente para hacerle compartir protagonismo con su modelo.

Virtuosismo fotográfico, cualidades del marketing. Pero el enigma se resuelve al ver al modelo, a Mijail Gorbachov, Secretario General del PCUS desde 1985 hasta 1991. Heredero de una saga de dirigentes soviéticos hieráticos y vetustos, que en una febril carrera hacia la muerte dejaron abiertas las puertas de la patria del socialismo a este hombre del anuncio, a un entonces joven burócrata de apariencia afable e inofensiva, que se cargó en menos de cinco años el imperio construido sobre los sueños de Lenin y Stalin y los sufrimientos de cinco generaciones de ciudadanos rusos y de otras nacionalidades.

La galopada de Gorbachov hacia la descomposición del bloque socialista primero, y de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas después sigue sorprendiendo al mundo. Al menos a aquellos que comenzábamos los noventa con la suficiente edad como para creer en la división del mundo en bloques, como para conocer la existencia de dos Alemanias y de un telón de acero, tras el cual vivían otros ciudadanos europeos que pugnaban por convencernos de las bondades de un sistema que erradicaba definitvamente las desigualdades y la lucha de clases.

Gorbachov comprendió pronto la ruina de la herencia que recibía y se lanzó de inmediato a tratar de regenerar el socialismo, de hacerlo viable frente a un Occidente que le abrumaba con una audaz guerra de las galaxias, y un oriente que no comprendía, pero que ya amenazaba con implosionar la URSS a través de las contradicciones de sus nacionalidades y de un islamismo reivindicativo en los límites del imperio. Kapucinsky es testigo en su libro "El imperio" de estas contradicciones y de esta miseria que no podrían durar mucho fuera del estricto corsé del ejército rojo.

Primero soltó lastre en Afganistán, abandonando aquella guerra imposible comenzada por Breznev en 1979. Posteriormente soltó las riendas a una Europa oriental en efervescencia, y cuando en 1989, ante el Consejo de Europa renunció a la doctrina Breznev y reconoció la libertad de cada país de elegir su propio futuro, selló el fin de los partidos comunistas de Europa.

Jaleado por todo occidente, considerado el dirigente más popular de su tiempo, fue portada de Time, se fotografió sonriente con Reagan y Bush padre, con quienes acordó un histórico acuerdo de desarme, y fue ganando la inquina de los dirigentes comunistas que como Castro o Kim Il Sung veían en peligro a la patria del socialismo.

todavía tuvo tiempo de ganar el premio nobel de la paz en 1990 por su contribución a la paz y estabilidad en el mundo. Paradójicamente el anterior premio nobel de la paz ruso había sido Andrei Sajarov, en 1975, cientíico y disidente que se enfrentó al poder del que ya formaba parte el joven Gorbachov. Como Sajarov, Gorbachov tampoco pudo asistir a recoger el premio, y se quedó en Moscú lidiando con una economía imposible y con unas fuerzas que una vez desatadas amenazabano con devorarle.

Efectivamente el lastre soltado no fue suficiente y tras la liberación de Europa oriental, los países Bálticos se rebelaron, seguidos del resto de las repúblicas, haciendo imposible el sueño de mantener el socialismo en un sólo país. El jovial lider de la perestroika y de la glasnot, el mimado de occidente, regresó de sus vacaciones en Crimea en 1991 derrotado, avejentado, desorientado. Quien pudo jugar en el tablero mundial sin titubeos. Quien acercó a Rusia al corazón del mundo era incapaz ahora de encajar a las muñecas rusas una dentro de otra. Perdió el poder, perdió la presidencia, perdió el partido, y solo, aturdido y derrotado salió de la escena mundial a fines de 1991.

Desde entonces, viendo la imposibilidad de reforma del comunismo, aterrorizado por el capitalismo más salvaje y corrupto que se apoderó de Rusia, gorbachov se reconvierte en el gurú de las nuevas políticas. Crea su fundación, da discursos, es alabado y recibido con entusiasmo en América y Europa. Se convierte así en conferenciante de luo, perejil de todas las salsas. Escritor, cantante, (sí, tiene publicado un disco de canción romántica), conferenciante infaltable en cualquier reunión de directores de empresa o de prospectiva internacional. Gorbachov, Gorbi ha terminado haciendo anuncios. Primero uno para Pizza Hut y ahora éste de Louis Vuitton, más glamouroso, y cuyos beneficios destinará a su nueva fundación Green Cross international y al proyecto de Al Gore para un desarrollo sostenible.

Reconvertido de reformista en ecologista, Gorbachov sigue proscrito en su patria. Su intento de concurrir a las elecciones de 1996 se saldó con un resultado del 1 % de los votos, y como todos los reconvertidos de este comienzo de siglo, ha encontrado en lo verde el reemplazo ideal del rojo. Aquí está Gorbachov aconsejando, hablando y mirando fijamente como en el anuncio de Louis Vuitton

E

1 comentario: