Translate

Seguidores

domingo, 23 de mayo de 2010

Competir

Competir, en cuidados campos de hierba, entre árboles bien alineados una mañana de sábado. Competir contra uno mismo y contra los demás. O ver competir a nuestro equipo a nuestra ciudad, nuestro país, poniendo el corazón en cada brusco movimiento de personajes ajenos y cercanos a la vez
Cada fin de semana, cada año, el mismo ritual, los mismos fervores, tal vez ocn distintos protagonistas.
El deporte, extraño invento inglés se ha apoderado de nuestras mentes y de nuestras almas a lo largo de todo el mundo. La humanidad globalizada en la información, en la comunicación, en los desastres, solo alcanza su verdadera capacidad comprensiva cuando se acerca un acontecimiento deportivo.
Los juegos olímpicos, los mundiales de fútbol o el menor torneo local del deporte más exótico mueve voluntades, emociones, dinero y espereanzas.
El aeropuerto de Madrid era esta mañana una colorida mezcla del rojo de los aficionados del Bayern de Munich y la azul y negra de los italianos del Inter de Milan. Ciudades elegantes, origen de la moda la una, alegría sureña del orden alemán la otra, cambian su fisonomía por una competición y escupen a sus ciudadanos a los aeropuertos más incongruentes, vestidos con el desaliño y el sudor de esas camisetas ya mugrientas, enfervorecidos por algo que les mueve el corazón.
Aquí están muchas respuestas, muchas pulsiones secretas, la esencia íntima de nuestra capacidad de simular y de cambiar. Competir o mejor aún ver o imaginar la competición en la que hay en juego más que una copa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario