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miércoles, 6 de julio de 2011

Modernidad???

Reconozco que me siento incapaz de reproducir los textos que acabo de leer en la inauguración de una exposición artística en una galería. Las obras expuestas, desde unos caprichosos cubos de colores que se retuercen sobre su eje, unos hexágonos que se reproducen mecánica y disciplinadamente en un neutro tono gris, una serie de aparatos de televisión que reproducen hasta la saciedad las mismas imágenes aparentemente anodinas; una señora pelirroja tejiendo infinitamente un cable de color naranja sentada en una banqueta incómoda para tan larga tarea; tres jóvenes en vías de pasar al estatus de adulto con unas camisetas negras inapropiadas mientras rasguean unas guitarras o tamborilean una batería; el resto, rayas y puntos, con alguna letra oculta entre las ondas blancas y negras. Y para finalizar la fotografía de una cabeza de hombre calva con un ojo de piedra, con el que lógicamente no puede ver el asombro de los visitantes.
Lógicamente, antes este panorama perfectamente conjuntado por una persona que algunos llaman comisaria y otros curadora, en ambos casos nombres con otras reminiscencias, se impone una explicación. Y aquí es donde la curadora actúa y aporta su grano de lógica a este panorama. Textos que olvido nada más leer, pero que a pesar de leer las frases de comienzo a fin dos o tres veces no consigo entender en español.
Me malicio que buena parte del sentido de estas muestras no está en el aburrido deambular de imágenes y signos en una pantalla, sino en la caritativa labor de la curadora, que da un sentido a tanto sin sentido. Sus frases, sus referentes, sus circunloquios cercanos al psicoanálisis permiten amenizar el recorrido antes de caer de bruces sobre una bandeja con copas de vino y terminar así esta experiencia.
El arte, como casi todas las construcciones humanas tiene una parte emocional, afectiva, intuitiva, y otra racional y a menudo económica. Así las obras, desprovistas de la emoción estética, necesitan una traducción racional que haga comprensible y sobre todo rentable el esfuerzo artístico. Y aquí como en cualquier otra actividad hay que separar el trigo de la paja, y evitar la vacía cháchara que alimenta a quienes acostumbran acompañar este circo contemporáneo.
Buenos Aires, Valencia, New borders, o algo así se titula la joya que acabo de visitar.

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