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miércoles, 5 de junio de 2019

Algunas persistencias chinas

Cuando se estudia la evolución de las lenguas románica, derivadas del latín, se aprecia que hay siempre un recuerdo de las lenguas previas al latín, que de una manera o de otra influyen en la formación de las nuevas lenguas, y hacen que hoy sean diferentes el italiano del francés o del rumano. Esta influencia es lo que se llama el sustrato, esa antigua tradición de la que los hablantes, aunque romanizados, no han conseguido desprenderse. 
En China, la modernidad, la adopción de nuevas costumbres y usos culturales hace que siempre salga a la luz lo chino, lo que pertenece originalmente a su tradición, que se pega a las nuevas maneras de convivencia.

Una de esas tradiciones es la cultura de la bebida. Hay una larga tradición de brindar, de vaciar la copa, que no otra cosa es la traducción de la fórmula campei, una forma de beber ritual y muy relacionada con la necesidad de ofrecer una imagen de éxito en los negocios, que está detrás de lo que podríamos considerar exhibicionismo. La relación de china con el vino es extraña. Un país sin tradición ha ido aumentado la superficie de viñedos hasta llegar a ser un importante productor de vino, y sobre todo un gran comprador de vino.
Por esa lejanía de sus tradiciones en esta materia, todo alrededor del vino parece impostado. Hay tiendas de vino por todos los lugares de cualquier ciudad, se ofrece y regala en el año nuevo chino, se gastan fortunas en un alcohol que les es difícil apreciar y sobre todo, se discute y se habla de vino con gran profusión. El negocio es extraño. Hay ferias de vino por todo el país, los importadores y distribuidores son personajes importantes en la nueva sociedad china. Hacen viajes a los principales países productores para conocer viñedos y degustar la gastronomía. Compran bodegas o producciones enteras. Los extranjeros residentes en China tienen la tentación en algún momento de convertirse en importadores y todos cargan su modesto porcentaje en el proceso de comercialización hasta llegar a unos precios desorbitados para cualquier botella. A pesar de eso, el prestigio, el deseo de impresionar hace que se importen cantidades crecientes de vino de cualquier parte del mundo, y hacen de los chinos de buena sociedad unos conocedores del vino de talla internacional.

Otra tradición es el "privado" o el reservado, las salas reservadas en cualquier lugar. Restaurantes, bares, aeropuertos. todo tiene que tener esa parte exclusiva, que en un país superpoblado dé a los ciudadanos la oportunidad de sentirse únicos. Hay salas vip de todo tipo, en los vestuarios de los clubes deportivos, lujosos por regla general, tienen también un apartado más exclusivo para los vips. En los centros de visados, para lograr una atención inmediata, en las salas de masaje, por supuesto. Y ayer vi una sala vip en una peluquería bastante popular a la que voy. La sala vip no difería mucho del desaliño del resto de la sala, pero tenía una cortinilla, tras la cual el cliente podía sentirse por unos minutos el elegido de los dioses.

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