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sábado, 18 de septiembre de 2010

Perplejidades

La visita del papa Benedicto XVI a Londres está causando tanto furor en la prensa europea y en la británica en especial como lo hicieron las mediáticas visitas de su antecesor a Polonia o a México. Sin el carisma ni la popularidad de Juan Pablo II, esta visita de Estado supone una exposición pública del papa en uno de los países más liacistas del mundo,que ha supuesto campañas de rechazo, intentos de agresión, detenciones y sobre todo un terremoto ideológico en la opinión pública británica.

El animoso Richard Dawkins, biológo conocido por su teoría del "gen egoista" y por su radical ateísmo que le llevó a financiar hace dos años una campaña en los autobuses de Londres con el texto: " God probably does not exists. Let´s enjoy life", ha pedido entre otras lindezas la encarcelación del Papa por los múltiples delitos cometidos en nombre de la religión.

La liberal Inglaterra se ha revolucionado con la visita de alguien tan apacible como benedicto XVI, y ha dejado aflorar todas las angustias y las preocupaciones de una sociedad ante el espejo. Hay quienes lo quieren romper; otros preferirían verlo de perfil, o cubrirlo de vaho, pero todos se han sentidos conmovidos por al visita de un papa cuatro siglos largos después de la separación de la iglesia de Inglaterra de la de Roma.

Pero en el fondo, esta controversia, más allá de las rencillas dentro del cristianismo, o de la indignación ante los casos más escabrosos divulgados recientemente sobre los abusos a niños por parte de sacerdotes, refleja la inquietud de la sociedad ante los grande temores y ante el abismo del Universo.

Hace unos días, una frase extraída del próximo libro del científico S. Hawking, en la que se aventuraba que en el estado actual de la ciencia se podía afirmar que la presencia de un Dios creador no era necesaria para explicar el origen del Universo, despertó una polémica mundial, entre quienes veían esto como la certificación de la inexistencia de Dios, y de quienes trataban de conciliar esta hipótesis científica con el ámbito de las creencias.

Aquí, como en política o como en asuntos sociales, cada uno tiene su visión predefinida, y busca en estas argumentaciones la confirmación de sus intuiciones o creencias. En el bando del ateísmo, se recibió la noticia como la confirmación definitiva del triunfo de la ciencia sobre la religión, y así se ha expresado desde muchos centros del saber científico. Por otro lado, desde el campo de los creyentes han surgido las explicaciones conciliatorias de fe y ciencia, como muestra de la complementariedad de ambas en el seno de nuestra sociedad.

Estas polémicas, junto con el desasosiego del Islam dividido entre la religión y la guerra, no hacen sino poner de manifiesto la inseguridad y la dificultad de una vida sin certezas, efímera y contingente, temerosa de la muerte.

Este interés por el hecho religioso, o por su negación seguirá vivo por mucho tiempo en nuestras sociedades, por laicas y exitosas que puedna ser, pues afecta a las preguntas básicas del hombre en sociedad/soledad.

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