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sábado, 17 de julio de 2021

Postales del sur de China 1.- El sur

 


El sur en el hemisferio norte es un territorio asociado al calor, al verano, a un cierto desorden de la naturaleza y de los sentidos, que da como consecuencia regiones menos desarrolladas y condiciones de vida fáciles pero carentes de prosperidad. Montesquieu en su "espíritu de las leyes" nos enseña que la prosperidad de los pueblos depende del buen gobierno, y para ello es necesaria la separación de poderes que velen por los intereses de los ciudadanos, pero nos muestra también que el clima y la naturaleza influyen de manera decisiva sobre el comportamiento de sus habitantes y sobre la forma que tienen estos de organizarse en sociedad. Así, para Montesquieu, el buen gobierno necesita buenas leyes, pero también un entorno geográfico y climático que cobije a unos habitantes capaces de regirse por sí mismos en un clima favorable.

La imagen que Montesquieu da de los países del sur pareciera de un determinismo cruel, al quitar a los habitantes de los países cálidos la capacidad de guiarse por sí mismos, dada la influencia negativa que los climas cálidos tienen sobre el carácter de las personas. En definitiva, Montesquieu intuyó que el desarrollo económico y social se daría mejor en los climas templados que en los climas cálidos, y la historia económica desde la Ilustración daría la razón al autor francés, pues los países más desarrollados del mundo se encuentran en esa franja al norte de los trópicos, donde la naturaleza es más favorable y los hombres crecen en un entorno que propicia el trabajo y la virtud.

Por cierto, Montesquieu estaba ya fascinado por las dimensiones de China, y sobre la base de los diarios de los sacerdotes católicos que catequizaban la China del siglo XVIII, da en su libro noticias de este país desconocido e inmenso, donde la bondad del clima y la fecundidad de sus mujeres daban lugar a una población numerosa y encerrada en sus fronteras.

En China el sur comprende un vasto territorio por debajo del río Yang Tsé, con numerosas cordilleras montañosas y accidentes geográficos que lo separan del corazón de la China continental. 

En el sur del sur se encuentra la provincia de Guandong, en la desembocadura del río de las Perlas, tan alejada del Centro como del Emperador y según las tradiciones locales, cerca del cielo en algunos de sus paisajes montañosos. 

Desde este sur de calor húmedo y pegajoso he podido atisbar algunas características de este mundo chino, que más que un país constituye una civilización. Unas percepciones que alejadas del centro del poder y del corazón de la China tradicional tienen el valor de una mirada oblicua y desgajada de las presiones del poder central, tan presente en la historia China.

Desde el sur, separado del resto del país por la distancia y las cordilleras; impregnado de unas culturas originarias diversas y más cercanas a la indochina vecina, con una lengua propia más endiablada en sus entonaciones que el mandarín, y con unos rasgos físicos algo diferentes de los norteños, estos con una composición física fibrosa y alargada, como dice Montesquieu, frente a la flaccidez de las carnes en los climas cálidos lanzo la mirada sobre un país inmenso. 

Desde este sur diferente y uniforme a la vez, como todo en China, salen postales de un país y de un tiempo que marca la discusión internacional en nuestros días y que condiciona nuestro futuro en estos días de pandemia.

Cuando nos enfrentamos a realidades diversas tratamos de comprender, de desentrañar los misterios por los que las cosas aparecen como se ven sin saber muy bien cómo son. Dejamos entrar por los sentidos, siempre traicioneros, las imágenes y sonidos que nos circundan y les aplicamos irremisiblemente el tamiz de nuestros juicios previos, que son al fin y al cabo nuestros prejuicios. 

Con estos condicionantes trataré de hacer unas fotografías instantáneas de un mundo y un tiempo vividos con la inocencia de la más absoluta ignorancia y trataré de conformar un conocimiento subjetivo y con certeza errado del mundo que se nos viene.

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