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lunes, 22 de abril de 2019

Angkor3 religiosidad

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Representación del batir del océano de leche


 Cuentan los camboyanos que desde el inicio del reino Khemer, allá por el siglo VI, sus antepasados    rápidamente
adoptaron la religión que venía de la India, pues vieron que los comerciantes de esa procedencia, prosperaban bajo la sombra protectora de sus dioses. Así, cuando comienza la construcción de la civilización Khemer, con sus palacios y sus templos, se va incorporando rápidamente toda la mitología hindú, que imperará en estas tierras calientes de Camboya hasta el siglo XV.
No se sabe si con los comerciantes llegaron también sacerdotes y sabios indios que enseñaran la doctrina a los  khemeres, ansiosos por gozar de la protección de la trinidad hindú, pero lo cierto es que toda la iconografía de los templos de Angkor representa esa espiritualidad venida de la India, y que trata de representar en estos lugares tan alejados del Himalaya la imagen del monte Meru, y en él todas las leyendas y hechos atribuidos a los dioses, con sus virtudes y sus carencias.
La trinidad hindú está formada por Brhama, el creador, Vishnu, el conservador, y Shiva, el destructor. Todos ellos unidos en el concepto de un solo Dios y trino. aquí comienzan algunas similitudes con la religión cristiana, y algunas de las perplejidades que toda religión debe soportar en aras de la magia de los números. El tres, duente de toda solidez. Las tres patas de apoyo en las que fundar las creencias. La trinidad y el triángulo, o en este caso el Trimurti.
En Camboya, por razones poco conocidas, fue Vishnu quien tuvo mayor fortuna, y mientras Brahma y Shiva apenas son representados, todos los templos tienen referencias a Vishnu.
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Y una de las principales representaciones de Vishnu en Angkor, es en su avatar de tortuga, participando en la operación de batir el océano para sacar la leche que proporciona la inmortalidad, el "amrita". Cuenta la mitología hindú, que los dioses (devas) habiendo perdido la inmortalidad por la maldición del irascible sabio Durvasas, pidieron ayuda a los demonios, (asuras) para que les ayudaran a recuperar el elixir de la inmortalidad, que se encontraba en la leche oculta en el fondo del mar. Para ello, utilizando como palo para batir la leche un pedazo del monte Mandara, y ayudados por Vishnu, encarnado en la tortuga Kurma, los devas y los asuras tomaron el cuerpo de la serpiente (naga) como cuerda para realizar el batido y comenzaron a retorcerla, cada uno en un lado del dios Vishnu, con sus caras angelicales los devas, y con su mueca amenazante los demonios, asuras. Esta colaboración les permitió sacar la leche del océano, y aquí, los dioses se impusieron a los demonios, y fueron capaces una vez más de gozar de la inmortalidad.
Esta imagen mitológica se recuerda en los principales templos de Angkor, ya sea como un relieve en la magnífica muestra de más de seiscientos metros lienales de relieve que rodean el principal templo de Angkor Wat, como en las balustradas del puente que conduce a angkor Thom, antes de llegar a la puerta sur de esta inmensa ciudad Khemer.
En todos los casos vemos el esfuerzo de los dioses y demonios por obtener del océano esas gotas que les dará la eternidad, y que no será si no el comienzo de nuevas batallas.
Los devas, con su cara beatífica, las nagas, esa serpiente de pitón, mitad humana que flanquea las entradas a los templos, las muecas de los asuras o demonios que asustan desde su impasible mirada de siglos, las apsaras, esas bailarinas sensuales que ponen las piernas en posiciones inverosímiles y que deleitan a los devas y a los asuras por igual. Toda la mitología hindú se apropió de Angkor desde el siglo IX al siglo XIII, cuando uno de los últimos reyes khemeres, Jayavarman VII, imbuído de una nueva fe budista, dedicó nuevos templos a las distintas representaciones de Buda, y puso a su servicio a toda la mitología hindú. es ya en el siglo XIII cuando se da este cambio en la religiosidad de Angkor, y se llega al apogeo de esta civilización, añadiendo a los templos y palacios, los hospitales. Es en esta época, cuando además de los dioses protectores o vengadores, los reyes deciden actuar con otros medios para lograr la felicidad de su pueblo, y es éste el tiempo de mayor esplendor de Angkor, convirtiendose desde entonces en un centro de religiosidad budista.

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