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jueves, 25 de agosto de 2011

Un gran día para Bernard

El eterno "joven filósofo", Bernard Henri Levy vivió ayer un día jubiloso. Los rebeldes libios espoleados por el odio, por el hastío o por su participación en la cuota del petróleo de su país, llegaron finalmente a la capital y en un par de días de furia y de fuego se hicieron con la plaza sagrada del Gadafismo. El tiempo, la Otan y la recurrente marcha del hombre de Este a Oeste, desde los tiempos de Gengis Khan hasta nuestros días, han dado la razón al veterano joven filósofo. Finalmente, tras llegar tarde a las revoluciones populares de Túnez y de Egipto, Bernard encontró su lugar en el mundo en la desconocida y despoblada Libia.
Ayer fue pues un día de alegrías en su lujoso departamento de París. Y allí esperará todavía unos días la vuelta a la patria de su amigo DSK, finalmente exonerado de los cargos de violación contra una mucama emigrante en un hotel de Nueva York. También aquí se somprometió Bernard, desplegando una campaña de apoyo al político y amigo, inteligente, adinerado y judío, como él mismo. Este es el compromiso de hoy, esto es lo que va del caso Dreyfus al caso Satrauss Khan.
Finalmente, luchando contra viento y marea, con argumentos valiosos salpicados de sofismas, el filósofo ha defendido a lo largo de los últimos meses dos causas sometidas a discusión y que no eran hasta hace unos días casos fáciles. Hoy estará satisfecho y podrá buscar nuevos horizontes, o deberá seguir argumentando en favor de sus defendidos, pues la discusión seguirá, los ataques se prolongarán y no será fácil dar por terminados estos dossiers.
Los rebeldes, recién llegados a Trípoli deben ganarse todavía la legitimidad. Son buenos los argumentos de Bernard, pues apuesta por el optimismo, por el progreso, pues nada nos dice que los regímenes, por corruptos o brutales que sean, deban durar eternamente. Su apuesta por la libertad, por la el cambio, son loables y a fin de cuentas posibles. Por otro lado, otros que se denominan también progresistas no dejan de defender el caído régimen de Gadafi. No dejan de sospechar que tras los ataques, la marcha hacia el Oeste no tiene otro objetivo que buscar los beneficios del petróleo. Así, desde Venezuela a Argentina. De Rusia a China, no dejan de ver tras la caída de Gadafi un soterrado interés neocolonial para hacerse con las riquezas de ese país. Allí tiene otra causa Bernard, convencer a esa gran parte de países que quieren conformar el directorio de un mundo multipolar, de que la democracia no es un lujo, ni un subterfugio, sino una aspiración de los ciudadanos, incluso en sus países.
Entre tanto, puede entretener las horas en preparar el sofisticado menú que requiere la recepción a DSK, tras las privaciones y vejaciones de su paso por el hostil mundo anglosajón.

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