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martes, 2 de agosto de 2011

Noches de verano

Noches de verano sin dormir. Hace no tanto, esa mención nos traía imágenes de jóvenes deambulando por las fiestas de las playas, de noches cálidas al son de la canción del verano, de un cierto hastío por la banalidad de un tiempo dedicado a frivolidades y a la despreocupación.
Hoy tal vez sea esa la realidad en miles de playas, en chiringuitos y en discotecas de esta España que sigue atrayendo a turistas, y que se mece con las olas en los meses de verano. Pero hay otra imagen que se superpone a ésta y que va a seguir llenando las portadas de los periódicos nacionales e internacionales. Las noches de los indignados en Madrid y en otras capitales, mientras el asfalto se derrite y  se hace necesario girar el cuello para alcanzar un soplo de aire fresco, cuando miles de jóvenes salen a las calles a desafiar a la policía que cuida la ciudad mientras el resto se ha ido de vacaciones.
Imágenes de jóvenes no tan satisfechos, no tan despreocupados, que en estos meses transcurridos desde el pasado mayo han aprendido que la protesta genera notoriedad y que sus reclamaciones, por utópicas o descabelladas que puedan parecer, siempre encontrarán un eco entre los millones de contrariados que ven con asombro cómo pasamos de considerarnos una potencia mundial a vernos como un país al borde del abismo, donde el futuro se escribe con góticos caracteres negros.
Lo que va de ayer a hoy. Alguno de esos jóvenes que pasean su rabia por las calles principales de Madrid pudo participar en este corto video promocional del candidato Rodríguez Zapatero para las elecciones de 2008. Tengan la paciencia de visionarlo en el siguiente enlace.
http://www.youtube.com/watch?v=fY5FV0HarQc
El desenfado juvenil, la vigorosa reivindicación de derechos con cierta chulería, el recuerdo de que una "potencia" como España debe gastar de un modo acorde en servicios, parecen hoy fuera de contexto, algo pretérito, aunque técnicamente los jóvenes participantes en el video, miembros de las juventudes socialistas y presumiblemente hoy todavía jóvenes, se sientan algo más frustrados, algo más decepcionados que en esos alegres días de 2008, cuando el polvo en suspensión ya adelantaba días aciagos.
Tal vez hubiera sido mejor para Zapatero, aquel domingo del mes de mayo de 2010 haber tomado otra decisión. Cuando por fin Le llamó Obama y le llamaron Merkel y Sarkozy, e incluso Hu Jin Tao desde China le pidió que cambiara. Tal vez entonces debió escuchar a Tequila y no dejar que el tiempo le cambiara. Tal vez debió aquella noche colgar la chaqueta al hombro, apagar las luces y dejar que otro hiciera el trabajo sucio, y salir a encontrarse con esos jóvenes a los que prometió no fallarles.
Hoy, los gritos, las burlas, el desprecio de esos miles de jóvenes que se representan a sí mismos y poco más, se dirigen también a aquel que no les iba a fallar, a aquel que abandonará finalmente su trabajo con más ojeras y más tristeza que la que nunca pudo imaginar.

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