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jueves, 12 de agosto de 2021

Postales del sur de China. La era digital

 

Una vez su peradas las dificultades de pasar de escribir a mano con bella caligrafía largos textos en chino a dotarse de unas máquinas de escribir que facilitaran la vida de los amanuenses chinos, vino el tiempo de los ordenadores y para ello había que encontrar un modo más sencillo de introducir datos para obtener resultados de las nuevas máquinas de computación.

El primer intento vino paradójicamente de un investigador norteamericano, el profesor Caldwell del MIT de Massachussets, cuando en tiempo de la guerra fría mostró interés por incorporar la lengua china a los procesadores en los que estaba trabajando. Caldwell se encontró con el mismo problema de siempre, cómo introducir de manera sencilla un lenguaje de miles de caracteres distintos en una máquina de manera eficiente.

Sin saber chino, Caldwell fue aprendiendo de su contacto con estudiantes chinos, que a pesar de la complejidad de los caracteres chinos, estos se dibujan siempre siguiendo un mismo patrón para componer por medio de trazos caracteres complejos. De arriba abajo, de izquierda a derecha, primero horizontal, luego vertical, primero diagonales de derecha a izquierda... y así sucesivamente. Con estas ideas, el profesor Caldwell fue capaz de desarrollar un teclado basado en los trazos que componen los caracteres que tenía la virtud de que permitía con apenas cinco trazos adivinar un caracter de 12 o 15 trazos, debido a la frecuencia y repetición con la que se ordenaban estos trazos. Este primer computador chino estuvo disponible desde 1959, pero en plena guerra fría pasó de la Universidad al departamento de defensa, de allí a la CIA y después a varias organizaciones gubernamentales que decidieron que era mejor no publicitar un instrumento que en manos del gobierno comunista de Mao pudiera ser un instrumento de propaganda.

El siguiente paso lo daría el gobierno de Mao. Con objeto de avanzar la alfabetización en China y de simplificar la escritura para facilitar la lectura, la china comunista desarrolló un nuevo sistema de caracteres denominado chino simplificado, que perdía conexión con muchos de los caracteres antiguos, y a la vez un sistema de transcripción al alfabeto latino, denominado pin yin. Este es el sistema usado hoy para comenzar a aprender chino y es el que permite leer ese idioma mediante una transcripción fonética a caracteres latinos, eso sí con cuatro tonos diferentes en cada sílaba más un tono neutro. (Esto no debe desanimar a nadie, el Cantonés tiene ocho tonos diferentes por cada sílaba).

La paradoja es que quien dio el paso definitivo para el actual sistema de transcripción digital de los caracteres chinos fue un prisionero del Gobierno de Mao durante la revolución cultural, el ingeniero Zhi Bingyi. Hay que decir que no hay nada de original en ser prisionero durante los tiempos de la revolución cultural en los años 60, pues quien no estaba en la calle acosando a sus profesores o a "enemigos del pueblo" estaba en la cárcel purgando sus penas, incluyendo a un buen número de dirigentes actuales.

Estaba Zhi Biying en una pequeña celda donde no tenía más compañía que un lema escrito en la pared invitándole a hacer una auto confesión "indulgencia para el que confiesa, severidad para quien resiste".

Con los caracteres chinos de esta frase ominosa y con todo el tiempo del mundo por delante, Zhi empezó a descomponer los caracteres en trazos, como había hecho Caldwell y así se hizo mentalmente un pequeño diccionario de trazos que podía combinar. A esto añadió el nuevo sistema de transcripción latino impulsado por Mao, y vio que podía pronunciar cada trazo con su transcripción en pinyin. Con esta idea el computador haría el resto mediante la predicción de textos. 

Eureka, este fue el sistema adoptado unos años después por las principales compañías de ordenadores que querían vender sus productos a una china que se abría al mundo. El usuario, con un teclado qwerty como el que usamos diariamente tecleaba algunos trazos y el ordenador ofrecía una serie de caracteres que comenzaran con esos trazos para elegir el más conveniente en cada caso. Se pasaba de un sistema de caligrafía y escritura a otro donde lo importante es reconocer los caracteres chinos y elegir el más apropiado. Este es el sistema que ha triunfado y el que usan millones de chinos todos los  días en sus ordenadores y en sus teléfonos móviles. 

Hoy China es una potencia digital. Allí se fabrica la mayoría de los ordenadores y dispositivos móviles que se usan en todo el mundo y basta con presionar una tecla para que el idioma que use el dispositivo emita caracteres chinos al teclear nuestras conocidas letras del alfabeto latino.

¿Será esta una de las causas del rápido crecimiento chino y del desarrollo de su sector de tecnología y de la inteligencia artificial? Hoy China lidera el desarrollo de la inteligencia artificial, según el informe de la Universidad de Stanford, y ello se traduce en numerosos artículos científicos y en un gran número de aplicaciones de los programas de inteligencia artificial a sectores como la seguridad, la defensa, la educación, el coche autónomo, etc. Quizá la CIA no estuviera desencaminada cuando decidió no dar luz verde a las investigaciones de Cadwell y retrasó el acceso de la lengua china al mundo de los ordenadores. Hoy en un mundo digital la combinación de la facilidad de acceso a las redes a través del teclado de alfabeto latino y la laboriosidad de los chinos, ha dado una infinidad de datos a los sistemas de inteligencia artificial, que son explotados sin descanso y que facilitan esa aspiración orwelliana de tener un Estado en la forma de Gran Hermano, vigilante y severo.

Lo cierto es que en los vestíbulos de los grandes edificios, en los ascensores, en el metro, en el tren, en los restaurantes, siempre vemos a un Chino trasteando con su smartphone y como dijo Quevedo refiriéndose a Góngora,

 "Erase un hombre a una nariz pegado , se podría decir,

"Erase un chino a un móvil pegado..."


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