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lunes, 1 de octubre de 2018

Roncesvalles

RONCESVALLES



Geografía, un poco de leyenda y muchas mentiras para empezar el recorrido.
Roncesvalles tiene resonancias de batallas y de la gran literatura, pero es ante todo un lugar geográfico, que permite un acceso franco a la península ibérica desde Francia. Este paso lo conocieron lo celtas en su incursión hacia el sur, lo utilizaron los romanos como parte de la calzada que iba de Buerdos a Astorga, y lo recorrió el ejército de Carlomagno en su regreso de la islamica Zaragoza para retornar a la dulce Francia. Es aquí, donde dice la historia, recogida en la crónica de
Eginardo, cincuenta años después de los hechos, que el ejército del futuro emperador fue atacado en su retaguardia por los vascones, y que en este ataque, junto con el equipaje, pereció el valiente Roldán.

Hasta aquí la historia. Después viene la leyenda, en el siglo XII la canción de Roldán inaugura la más alta poesía épica, tomando como tema esta derrota del ejército de Carlomagno. Y aquí, los vascones son reemplazados por innumerables musulmanes que persiguen al ejército desde Zaragoza, pasando por Pamplona y llegando a alcanzar la retaguardia en las estriba iones de Roncesvalles. Roldán, prefecto de Bretaña y sobrino de Carlomagno es el jefe de esta tropa, y junto al obispo Turpin, y a los 12 pares de Francia hace frente al ataque musulman, pero es derrotado y antes de morir hace sonar  el olifante de marfil para pedir auxilio. En un esfuerzo final trata de romper su espada Durandat infructuosamente contra una piedra. De este destrozo surge unos kilómetros al este, la brecha de Roldán, en las cimas del valle de Ordesa, ya en Aragón. Algo lejos,pero ya se sabe que en las leyendas el concepto espacio tiempo es sobre todo flexible.
Con sus mentiras, o con unos hechos embellecidos por el paso del tiempo y de la literatura, podemos escuchar todavía hoy, entre estos suaves valles el resonar de la trompa de marfil. Mientras, con poco esfuerzo vemos la desfallecente melena rubia del valiente franco, caer melancólicamente, mientras a lo lejos, el ejército del emperador se aleja entre los fértiles campos de Francia.

Este mismo paso, ensangrentado por una escaramuza de los vascones, sirvió un siglo después para comenzar la primera etapa de un peregrinaje, que compitiendo con la Roma papal, se convertiría en la gran atracción de peregrinos de toda Europa.

Sobre los restos de la batalla se construyó el silo de Carlomagno, y el hospital de peregrinos, y ya por orden de Sancho el fuerte de Navarra, la colegiata, que se enseñorea hasta hoy del lugar y que guarda los restos del rey gigante que participó en la batalla de las Navas de Tolosa.
Roncesvalles recuerda con profusión a este rey grande, enorme, al decir de las guías turísticas, pues dicen que era más alto que Pau Gasol, y al parecer bravo como un león, pues con su valor, arrebató las cadenas que rodeaban la tienda del emir An Nassir y tras la victoria las incorporó al escudo de Navarra, y posteriormente al de España.
No es ocioso recordar hoy, que esta batalla de las Navas de Tolosa, tan recordada en este confín de Navarra reunió en el bando cristiano a los reyes de Castilla, Aragón, Navarra y Portugal, en lo que algunos ansiosos de las reformas institucionales ven prefigurada una España confederal , con muchos reinos y algún interés común, a ser posible bélico.

Con leyendas, historias, y algunas verdades se inicia el camino en este dulce pirineo de ondulantes colinas y verdes prados, donde el bosque parece menos amenazador y la abundancia de agua anuncia una prosperidad desconocida en las regiones más abruptas que culminan en la brecha de Roldán.


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