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jueves, 14 de enero de 2021

La china amable


 Es difícil caracterizar a la gente por su nacionalidad y otorgarle unos rasgos comunes, a poco que seamos conscientes de la complejidad de la vida en sociedad por no decir la compleja contradicción que cada ser humano alberga en su interior. A pesar de ello tenemos una irrefrenable tendencia a dotar con unos rasgos característicos a los habitantes de cada país y aun de cada región, lo cual, aun cayendo en los tópicos y en inexactitudes, casi siempre tiene un poso de verdad y os ayuda a formar nuestra geografía humana particular.

Posiblemente esto sea una consecuencia de esa necesidad que tenemos los humanos de buscar atajos cognitivos que nos faciliten la toma de decisiones cada día; esa necesidad de pensar deprisa para no eternizarnos en la encrucijada de cada situación. Y tal vez por ello, a pesar de que sabemos que utilizamos tópicos y prejuicios cuando atribuimos sin mayor reflexión estos rasgos de carácter, no podemos evitar catalogar a las personas por su origen o nacionalidad. Es un recurso fácil y cómodo que mezcla en algunos casos los rasgos físicos de esa comunidad humana, o algunas curiosidades antropológicas que les pueden ser achacables, e incluso en algún caso el régimen político que soportan con mayor o menor paciencia, por aquello de que cada pueblo tiene el gobierno que se merece.

Por cómoda que sea esta forma de pensar y de simplificar el mundo para poder darle un sentido, prefiero ver las cosas con un microscopio que acerque más la realidad individual y que me dé una impresión más certera de lo que ocurre allá donde vivo. a pesar de ciertos rasgos de carácter que posiblemente sean ciertos, se encuentra también en China una china amable. Una calidad de las personas al margen de su cultura, de sus rasgos físicos, de sus temores, que en medio de una multitud ininteligible dejan ver la individualidad única de cada persona.

En un país superpoblado, acostumbrado a una vida social preponderante, donde la magnitud de los problemas hace que se prioricen los intereses de la comunidad sobre los intereses individuales, siempre hay espacio para una sonrisa o una ayuda inesperada. En medio de una indiferencia general por lo extranjero, ya sea por temor o por desinterés, en China, son generalmente las chinas quienes muestran mayor apertura hacia lo desconocido. Las mujeres tienen una mayor exposición a las costumbres y a los cambios que vienen de fuera, y representan un punto de conexión con el mundo exterior.

No sé si en eso influirá el hecho de que en la mayoría de escuelas de lenguas extranjeras, los alumnos sean fundamentalmente mujeres, pero lo cierto es que se encuentra siempre una china más amable en el mundo de las mujeres. A pesar de la hostilidad de un medio ambiente deteriorado por el rápido crecimiento económico y a pesar de la costumbre de tratar los grandes números de personas con una disciplina impersonal, siempre se puede encontrar esa cara amable que rompe el estereotipo y que reconcilia con la inmensa complejidad de las personas con una identidad propia.


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