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miércoles, 8 de febrero de 2012

El tiempo circular

Creían los griegos que el tiempo giraba en un círculo que terminaba por volver a su origen, y así Troya volvía a ser asediada por Aquiles una y otra vez. Más tarde,o quizás más cerca si aceptamos la circularidad del tiempo, Borges llegaba a conjeturar que el universo se compone de un número átomos finito, aunque desmesurado, y que por lo tanto el universo tendía a repetirse una y otra vez.
En una proporción más pequeña, a la medida de mis pretensiones aprecio que los acontecimientos se vuelven a repetir dieciseis años después. Las circunstancias, los datos, algunas apreciaciones y los mismos personajes reaparecen del fondo de la memoria para interpretar de nuevo la misma vieja función.
Ha querido el azar, o tal vez el destino que vuelva a encontrarme, algo más viejo y resabiado ante similares dudas y aprensiones a las que me enfrenté hace unos años. Algunas decisiones precipitadas; la necesidad de gastar inmediatamente lo que sabemos que ya no tendremos, o el puro egoísmo han llevado en los últimos meses del declinante poder a incurrir en gastos y compromisos inasumibles bajo cualquier circunstancia, y que ahora, en el medio de la penuria y del desánimo aparecen más groseras e inaceptables.
Así volvemos a la casilla de salida. Esto es lo que se nos presentó como la modernidad y la novedad, y hoy parece caduco y corrupto, como la fruta que pretende venderse como nueva en un escaparate que va siendo invadido por las moscas.
Vuelven las insidias y los intereses más mezquinos. Todo vuelve como se irá y entre tanto nos vemos impotentes para quebrar esa línea que se va curvando imperceptiblemente y que ya presagia el inicio del nuevo ciclo que vendrá como ese eterno retornello del bolero, o como la estrofa que se repite cansinamente para suplir la falta de imaginación del poeta.

1 comentario:

  1. Pero Agustín de Hipona (nada sospechoso de sevir de modelo a nadie en tu formidable galería de santos laicos), ya señaló que es indgno del hombre libre, y del cristiano, dejarse aplastar por el desánimo de los griegos, que se resignaban a pensar que no hay historia, sino ciclos, y no hay drama, sino repetición. La historia es dramática, nos dice, porque sólo ocurre una vez, y en ella no hay paz ni quietud, porque no cabe el sosiego de la fatalidad. No hay por qué repetir lo que no queremos que se repita. Hay que reivindicar la linealidad contra la circularidad, incluso la linealidad ascendente... Nos queda la esperanza, y éste es un buen momento para aferrarnos a ella.

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